Rewinding...

Adelfoisis

Abro los ojos… las sombras en el techo cubren mi…

—¡Maldita sea!— golpee con fuerza el colchón de la cama haciendo saltar un resorte.

Me levanto a duras penas de la cama, me acerco a la puerta y la abro. Bajo las escaleras e ignorando a mis padres salgo por la puerta de la casa.

—Vaya Grey, pareces algo… desorientado— Saya contuvo una risa burlona.

—Grey, supongo que ya te he pedio esto algunas veces en los anteriores… en esas cosas… lo que creas con tu poder.

—Lily cierra la boca, todo esto es tú culpa.

—¿M-mi culpa?— me miro preocupada.

—¡Por tu culpa quiero morir! ¿Acaso no te bastaba con existir? ¡Tu presencia es innecesaria en mi vida!— pude notar que estaba temblando porque no podía mantener su cuchillo quieto —yo moriré.

Corrí una segunda vez hasta donde las adelfas. Esta vez no recibí un ataque de Lily, pues atacarme mientras sollozaba seria poco efectivo. Tome un puñado de adelfas y lo metí en mi boca. Mire a Saya que parecía verme seria.

—Grey, si sabes que esto no acabara como quieres ¿verdad?— Saya se acercaba lentamente hacia mí.

—No me importa en absoluto, si debo morir en bucle entonces lo hare hasta acabar conmigo mismo.

—Ya veré cuanto resistes.

—¿Por qué me diste este poder? ¿Hice algo malo alguna vez?

—No mi querido Grey, tienes ese poder porque… mereces sufrir.

Todo se pintó de un violeta intenso.

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Cada vez que vuelvo a este momento, siento como una parte de mi alma se desprende de mí ser. Las sombras en el techo me dan la misma sensación que una música gastada.

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Me encontraba en la sala del club de música. Ya tengo en mi mano una jeringa con veneno de adelfa listo para ser inyectado.

Escucho como se abre la puerta, la misma cara de lastima con esos rizos dorados. ¿Mi condena es revivir todo una y otra vez?

—Siempre eres puntual—digo a la Rubia que se acerca a paso rápido hacia mí.

—Grey…— levanto un dedo en referencia a que deje de hablar.

—Ya has gastado esa línea de dialogo mucho tiempo, ¿Qué tal si te sientas?

Parece algo confundida, por suerte se sienta a tres asientos lejos de mí.

—¿Por qué viniste aquí?— pregunta, un roce de nostalgia se ve en sus ojos.

—Una vez vine aquí para verte, supongo que me quede con las ganas.

—Todavía no es hora de mi acto.

—Aunque lo fuese, creo que la línea de tiempo daño esa parte del futuro así que tendremos que esperar algunos reinicios más— clavo la jeringa en uno de mis brazos y me inyecto el líquido.

—Grey, ya basta, debes parar de rebobinar por tu propio bien—se levanta de su asiento poniendo una mano en su pecho, se veía bastante preocupada.

—Ojala pudiera, pero al parecer mi propia determinación me traiciona— saco la jeringa de mi brazo y me levanto —te dije que tendremos que esperar más para eso.

Me dejo caer hacia atrás mientras el olor a adelfa me embarga.

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¿Hay una posibilidad de salvarme? ¿Es mi destino ver eternamente las sombras en el techo?