Suceso Extraño

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Los matices se acomodaban dejando un plano de luz más claro de poco a poco. Me encontraba acostado en una cama bastante cómoda y a mi lado un calor corporal emanado por una firme espalda recta. Roy se encontraba acostado a mi lado durmiendo plácidamente, lo empuje un poco a lo que respondió con un bufido.

—Grisecito, que odioso eres, estaba dormido— se estruja los ojos.

—No me digas así, deberías despertar más temprano holgazán de cuarta— me levanto satisfecho por fastidiar a mi víctima.

Un leve mareo se presenta en mi cabeza por levantarme tan repentinamente, al lograr enfocarme empiezo a divisar el mismo pedazo de periódico que he leído varias veces en la repisa del cuarto de Roy. Levanto el pedazo de periódico y comienzo a ojearlo.

Un suceso fuera de lo común ocurrió a las 02:30 horas en una zona peligrosa de Rino, una explosión de gran magnitud dejo devastada la zona. Según las investigaciones, debajo de la zona se encontraba una gran base de una mafia. La causa de la explosión se estuvo investigando, debido a este suceso se pudieron encontrar cuerpos de personas desaparecidas junto con personal de la mafia. El jefe se encontraba muerto en lo que parecía una zona de vigilancia, se determinó que este era William Gruyer, un famoso apostador que concurría a los casinos de esa misma zona. Se encontraron dos sobrevivientes en un frigorífico que milagrosamente quedo intacto, los dos chicos conocidos como Grey Hóncros y Roy Nistor eran perseguidos por la mafia. Se especula que fueron secuestrados pero lograron escapar…

Coloque de nuevo el periódico en el estante, me levante para estirarme un poco antes de iniciar el día.
Quedarme algunos días en casa de Roy era reconfortante después de lo que ocurrió hace un mes con la mafia, supongo que eso hacen los novios.

Saque una de mis camisas del closet y me la puse.

—Oye, ya saliste de ahí, ¿Para qué quieres volver a entrar?— Roy soltó una carcajada por su chiste.

—Guau Roy, deberías ir a algún programa de comedia— comente a tono sarcástico.

—¿A dónde vas?

—Saldré un rato a caminar, no tengo hambre.

—Entiendo, vuelve pronto grisecito.

—Ya te dije que no me dijeras así.

Me acerco al portal de la habitación y salgo por este encaminándome directamente a la sala para llegar a la puerta de la casa, al llegar giro la perilla y salgo al callejón. Camino hasta llegar a la acera para seguir por el camino que lleva hasta la escuela, por suerte luego del incidente las clases se suspendieron por un tiempo.

Ya no había nadie que pudiese fastidiarme la vida, ni Marcus, ni mi padre, ni la mafia, nadie. Sentirme libre era de las mejores cosas que existían en la vida. Corrí por la calle feliz por mi triunfo, ya no había nadie que pudiese detenerme, vencí a una maldita mafia. Cruce por el callejón antes de llegar a mi escuela y subí por unas escaleras que colgaban de la pared de este, quería sentir la brisa cálida en mi cara.
Llegue al techo y un fuerte bien corrió alborotando un poco mi cabello. Una paz enorme me invadió al desplazarme por el techo caminando enérgicamente hasta llegar al respiradero que se encontraba al borde, podía ver gran parte de la ciudad.

Escuche unos pasos que pasaban de las escaleras hasta el techo. Metí mi mano sacando la navaja de mi bolsillo derecho y lanzándola casi de ipso facto al encapuchado que recién subía. Este lo esquivo sin ningún problema.

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Saque la navaja de mi bolsillo y a velocidad me acerque al encapuchado, amague rápidamente pero se escurría como el humo. Sentí una fuerte patada en mi mano que me hizo soltar la navaja.

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—No tiene caso que lo sigas intentando Grey.

Retuve la navaja exaltado por su extraña frase. Intente divisar su rostro pero la capucha lo tapaba muy bien.

—¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?

—Esas respuestas pueden responderse luego, yo en tu lugar me preguntaría porque te he seguido en tres reinicios.

—¿Cómo…

Se quito la capucha dejando ver su rostro desgastado.

—¿G… Gabriel?

Esto carecia de sentido total.

—Oh, ¿Hablas de este pequeño disfraz?— se jalo parte de la mejilla la cual quedo como un flotador desinflado —déjame mostrarte mi verdadera forma.

Gabriel se volvió una masa amorfa por un instante para luego tomar la forma de una chica. Tenía jeans negros junto con una franela morada, esto acompañado de una corona hecha de papel en su cabeza.

—¿Una chica?— mi radar de peligro estaba descontrolado.

—Claro, ¿Acaso no has escuchado que dios es mujer?

—¿D-Dios?

—Claro, los hombres son muy incompetentes para trabajos así, para muestra está el planeta tierra, todo vuelto una enorme mierda debido a los hombres.

—¿Q-que?— sus palabras me confundían.

—Pero, tu no pareces un hombre… tampoco una mujer… ni siquiera un humano— me miro de arriba abajo —tu eres una representación del mal.

—Repetiré la pregunta de nuevo, ¿Quién eres?— dije ya harto.

—Yo soy Saya, diosa de todo lo que conocemos— hizo una reverencia y se volvió a enderezar —he venido por lo que me pertenece, el rewinding… o como tú le llamas, la codicia del forajido.

Me eche a reír luego de escuchar su presentación.

—¿Tu? ¿Una diosa? Los dioses no existen, el único dios que existe en este mundo lo tienes frente a tus ojos.

—Lamento informarte que estas equivocado— levantó un brazo dejando ver que de su mano colgaba una marea —como puedes ver yo también tengo una de estas, yo también manipulo el flujo temporal.

Me dejo perplejo, una réplica de mi marea.

—Es imposible, no existen otras personas como yo, yo soy un dios— apreté con fuerza la navaja.

—¿Tu? ¿Un dios? Los humanos son raros, les das algo de poder y ya se creen omnipotentes— soltó una risa burlona —tu solo eres un pequeño niño que merece seguir teniendo una vida miserable.

La gota que colmó el vaso.

Me acerque a ella y amague atendiendo a cada detalle de la situación. Ella esquivaba haciendo movimientos imposibles en el aire casi como si rompiera las leyes de la física. No pare hasta que el techo se acabó.

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Volví a amagar pero el lugar se encontraba vacío.

—Detrás de ti niñato.

Gire rápido intentando asestarle un golpe pero tampoco había nadie, mire hacia arriba y la vi levitando a unos pies por encima de mí.

—¡Baja y pelea intento de diosa!

—Lamentablemente no puedo afectar directamente en la vida de un humano, todavía no tengo suficiente poder para eso, sin embargo puedo hacerlo indirectamente como cuando me hice pasar por ese viejito.

—Gabriel… no, eres una desgraciada mentirosa.

—Mira, hagamos esto sencillo, te daré hasta la noche para que me entregues la codicia del forajido, accidentalmente te la di y la necesito de vuelta— bajo y se puso en frente de mí —nos encontraremos Byto´s.

Amague una vez más pero mágicamente desapareció. Dejándome con enormes dudas y un odio creciente.

Rewinding...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora