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Durante los primeros minutos del viaje estuve pensando en un par de cosas. Lo primero y lo que creía más importante era que debía dejar a un lado todo lo que tuviera que ver con mi atadura en Villa Vurshka. Estaba decidida a dejarlo todo atrás, incluso a los recuerdos de lo que había creído que era amor pero que en realidad no lo era.

Siendo sincera conmigo misma, yo no había amado a Umeth aunque me lo repetí muchas veces. Me decía una y otra vez que el líder de Vurshka era mi esposo y lo amaba como él lo hacía conmigo pero yo solo estaba protegiéndome de todo. Como me había dado cuenta de que haciendo todo lo que él quería no iba a salir herida, preferí tomar el papel de mujer sumisa que obedecía y complacía a su marido en todo.

En segundo lugar se encontraba el pensamiento o más bien la incertidumbre de no saber lo que haríamos. Ninguno de los dos tenía un plan o escondite en donde quedarnos hasta que Umeth se cansara de buscarnos.

Tenía miedo, incluso más de lo que había llegado a sentir en la villa porque por lo menos en esos momentos él solo había querido una esposa sumisa pero estando huyendo todo era diferente. Sabía que Umeth no iba a tener compasión de nosotros, ni siquiera de mí por haber sido una “buena esposa”.
 
— ¿Podríamos detenernos un momento? — Pregunté después de haber cabalgado alrededor de una hora o tal vez más.

— Aún no. — Iba a morir si continuábamos así durante un tiempo más.
 
Viajar en caballo era lo peor, si me habían quedado dudas antes de caer en las manos de Umeth, en esos momentos ya no las había. Cabalgar era algo horrible, con cada movimiento se sentía un dolor espantoso en el coxis y en la espalda y ni hablar del constante temor a caerme del caballo.

Said no había dejado de burlarse de mí en todo el camino porque según él, “mi valentía se había esfumado”. Aquella burla cruel se debía a que prácticamente no me había movido ni siquiera para buscar una postura mucho más cómoda porque tenía miedo de caerme y romperme la cabeza. Para él era gracioso porque estaba acostumbrado a montar a caballo durante mucho pero yo no, no solo tenía miedo de caerme sino también de morir.
 
— Cálmese, no la dejaré caer. — Él podía asegurar lo que quisiera pero a la hora de la caída valían más los reflejos que su palabra.

— Por supuesto, usted tiene toda mi confianza. — Hablé con todo el sarcasmo que pude recolectar.
 
No supe si fue un método de venganza por la forma en la que le había hablado pero ese hombre, ese bendito hombre había hecho que el caballo se alzara en dos patas. Fue durante muy poco tiempo pero eso bastó para sujetarme con fuerza del pantalón que llevaba puesto.
 
— Va a rasgar mis ropajes. — Se burló nuevamente cuando el caballo volvió a tener sus otras dos patas en el suelo y cabalgó aún más rápido.

— ¿Sabe? Puedo empujarlo y cabalgar sola hacia no sé dónde. — Hablé lo más alto que pude para que me escuchara con claridad.
 
Said era muy diferente a Umeth cuando se trataba de reaccionar a alguna situación. A mi amenaza, Umeth me hubiera empujado al suelo y golpeado hasta la inconsciencia o me habría encerrado sin que pudiera alimentarme o tomar agua hasta que él quisiera. Por otro lado estaba Said, quién solo se había reído, ya fuera porque no me encontraba capaz de cumplir con mi palabra o porque me veía muy débil como para poder empujarlo.

Umeth… Intentaba no pensar en él pero mi mente de alguna forma se encargaba de que no lo olvidara. Al parecer me había acostumbrado a sus constantes cambios de humor y su impredecible actuar pero eso no era correcto, que me hubiera acostumbrado a ser maltratada y a satisfacerlo no era lo correcto.
 
— ¿Leigh? — Un susurro cerca de mi oreja alejó todos aquellos pensamientos de mi cabeza. — ¿Se encuentra bien?

— Sí, no se preocupe. — Solo podía responder que sí porque ni siquiera yo sabía cómo me encontraba o sentía.

— ¿Lo ama? — Su pregunta me erizó los vellos de la nuca.
 
No era necesario que mencionara algún nombre porque ambos sabíamos a quién se refería. Desde que llegué a su época había estado muy cerca de tres hombres y solo con uno había pasado más tiempo.  
 
— Responderle es difícil. — Reí un poco para que la tensión en mi cuerpo pasara desapercibida. — Durante el tiempo que estuve allí creí hacerlo pero ahora no lo sé.

— ¿Por qué no lo sabe? — Era incómodo hablar sobre eso con otra persona que no fuera conmigo misma.

— Porque yo jamás amaría a una persona que me golpea y me hace sentir menos pero no lo sé, puede ser que solo haya sido para protegerme a mí misma o porque él destrozó parte de mi razonamiento. — Sentía que estaba dando la peor excusa de todas pero no era una mentira. — Puede que me vea como una demente pero en algún punto, cuando comencé a hacer lo que me ordenaba sin hacerlo enojar, me sentí segura.

— ¿Con ese hombre? — No podía ver su rostro pero su voz decía que aquello le parecía una locura.

— Sí… Creo que dejé de ser sumisa para ser la mujer a la que manipulaba a su antojo. — Murmuré para mí. — Aunque no lo crea, él llegó a protegerme aunque fue de una forma sangrienta y traumatizante en muchos sentidos.

— Leigh, Garoff solo se ama así mismo. — Said podía hablar e intentar que viera algo pero en mi cabeza solo había un caos que no me apetecía organizar, no en ese momento.

— Puede ser que ni siquiera a sí mismo. — Susurré, recordando las innumerables veces que lo vi golpearse con ramas por haber cometido errores importantes o causándose cortes profundos que luego yo curaba para que no se infectaran.
 
Ya estando por caer la noche, el caballo parecía a punto de morir y estaba sediento por lo que nos detuvimos para poder reponernos. No habíamos encontrado alguna posada o casa así que nos tocaba dormir nuevamente en medio de la nada. Era algo tenebroso y peligroso pero no había nada mejor, era eso o entregarnos a Umeth.
 
— Descanse. — Ordenó sutilmente.
 
Él se iba a mantener despierto para proteger los alrededores y no había forma de hacerlo cambiar de opinión. Era un hombre terco que a pesar de estar agotado, no estaba dispuesto a dejarse abrazar por el cansancio.

Mariposa Viajera© EE #4 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora