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Hoy ando inspirada (sin bloqueo de escritor) así que disfruten de un capítulo extra.🤭❤

Said Pov

La mujer me había robado el vino que llevaba en el saco de mi caballo. No era suyo pero se comportaba como si lo fuera.

Leigh me había quitado muchas cosas: la libertad, el descanso y en ese momento, el vino.
 
— He llorado mucho en los últimos meses, ya no tengo lágrimas que liberar. — Murmuró por lo bajo.
 
A la mujer le costaba hablar con claridad y se movía de formas extrañas. ¿Acaso no sabía beber? Si no lo hacía entonces, ¿por qué había llegado a beberse gran parte del vino?
 
— ¿Puedo saber el motivo? — No debía preguntar sobre su vida porque luego se iría y de nada serviría conocer aquello pero deseaba saber el motivo de sus palabras.

— Creo… Creo que me he perdido. — Susurró. — No sé quién soy ni lo que quiero. He perdido mi identidad.

— ¿A qué se refiere? — Comprender lo que Leigh decía era difícil porque hablaba para sí misma y utilizaba palabras que de sus tiempos.

— Hice y vi cosas que jamás creí. Muchas personas perdieron la vida y yo… Yo simplemente me rendí. — Leigh me observó y sonrió un poco. — Aún puedo sentir el dolor en mi cuerpo por sus golpes pero también recuerdo sus palabras. ¿Eso me hace una mala persona?

— No. — Había imaginado que había sido golpeada pero escucharla decirlo era diferente, me causaba malestar.

— Preferí creerle y obedecerlo para no ser lastimada, ¿eso tampoco me hace mala persona? — No había podido comprender sus palabras. — ¿Alguna vez ha sentido amor? — Me encontré perdido cuando dejó de hablar sobre Garoff.
 
¿Amor? Solo había amado a mi madre y padre.
 
— No. — Respondí. — No a una mujer.

— Entonces no lo haga. El amor puede parecer bonito en un principio pero en realidad es un asco. — Rio sin gracia alguna. — Primero te sientes especial y feliz pero luego… Cuando todo acaba te sientes débil, infeliz con todo lo que antes amabas y sobre todo, dejas de quererte a ti mismo. Esa es el verdadero rostro de ese hechizo temporero.

— Habla como si le hubiera ocurrido en más de una ocasión. — Sentía malestar conmigo mismo por seguir buscando en su vida.

— Así es… Ni siquiera sé cómo es que sigo respirando si no siento mi corazón, si no tengo algo por lo que seguir. — No se había parecido tanto a una mariposa como en ese momento.
 
La mujer lucía frágil pero seguía sin llorar.

Podría comprender sus sentimientos porque aunque no fuera por el mismo motivo, me sentía como ella. Ambos nos encontrábamos sin rumbo y no era solo por la huida.
 
— La comprendo. — Tomé la copa de la que ella había estado bebiendo y tomé el vino que allí se encontraba.

— ¡Oye! — Murmuró con malestar. — ¿Sabes? Creo que sí hay algo que me duele.

— ¿Q…? — La mujer alzó su mano y la dejó caer sobre mi pierna.
 
Me había golpeado sin motivo alguno. De ella haber sido un hombre, habría perdido las manos.
 
— La traición de mi hermana. — Volvió a reír sin gracia. — Ella era mi vida…
 
¿Traición de su hermana? ¿Era su vida? ¿Acaso su hermana había fallecido luego de traicionarla?
 
— ¿Sabes? De donde vengo existen ciertas reglas entre amigos y hermanos pero no todos las respetan. Un verdadero amigo no ve a la hermana, pareja o ex pareja de su amigo y sucede lo mismo con los hermanos. — Leigh echó su cabeza hacia atrás mientras sonreía. — No debes desear, besar o acostarte con la pareja de tu hermano…

— ¿Su hermana…? — Giró su cabeza para observarme.

— Iba a casarme pero descubrí a mi hermana con mi prometido. — Murmuró. — Tal vez no lo entiendas… Ni siquiera sé porqué te lo digo.
 
Lo entendía, por primera vez creía haber comprendido sus palabras extrañas. Su hermana se había acostado con quien iba a ser su esposo.

— ¿Sigue con vida? — Sentía malestar de tan solo pensar que ambos seguían con vida.

— Por supuesto, se van a casar. — Rio con los ojos cerrados.

— Debería matarlos por traición. — En mis tierras se hacía de esa forma y era lo correcto.

— Na. — ¿Na? ¿Qué era aquello? — Prefiero que se queden juntos. Amaba a mi hermana pero a veces podía ser un dolor de trasero, quiero ver lo que ocurre con ellos.

— ¿Y sus sentimientos? — Su cabeza cayó sobre mi hombro con brutalidad.

— Alguien más los tendrá y sabrá valorar, lo sé. — Susurró antes de cerrar los ojos.
 
No podía creer que hubiera decidido descansar sobre mi hombro. Mi cuerpo estaba tenso y no era un lugar cómodo para descansar pero no podía alejarme.
 
— Debería empujar su cabeza. — Murmuré.

Hacerla que se golpeara la cabeza sería algo que haría de no ser porque debía mantenerla con vida y sin mayores heridas.
 
— Luna, usted que ha sido testigo de mis palabras…— Hablé, mirando hacia el cielo. — ¿Por qué permitir que una mariposa tan frágil sea la portadora del fin?
 
Había vuelto a hablar con la luna como si ésta pudiera responderme. Podría ser acusado y ejecutado por brujería solo por hablarle a la nada misma pero en aquel lugar no había nadie más que nosotros.

Otra vez la luna había sido testigo de lo que pensaba sobre la mujer… Parecía que aquello iba a suceder en más ocasiones, estaba seguro, podía sentirlo.
 
— No soy un monstruo… — Sus palabras habían sido difíciles de escuchar pero lo había hecho.

— No comprendo lo que sea “monstruo” pero no, no lo es. — Mi mano se había elevado por sí sola hacia su cabello, como había sucedido antes.
 
La mujer lucía como una dama que no había conocido mucho pero no era así. Leigh, aunque sonriera e intentara parecer tan fuerte como un hombre, era frágil y se encontraba herida. Sus palabras me habían hecho creer que los sentimientos por su prometido se habían esfumado pero aquel dolor que la ahogaba lo había provocado su hermana.
 
— La traición debe ser pagada con la sangre de los traidores. — Ella debía haberlos matado. — Por ese motivo estamos huyendo.

— No es cierto. — Su voz causó temor en mí.
 
¿No se encontraba descansando? Si ella había escuchado mis palabras debía matarla para que mi orgullo siguiera a salvo.
 
— ¿Escuchó mis palabras? — Debía saber si Leigh conocía mis pensar sobre ella. — ¿Me escucha?

— Bubu. — Movió sus labios con su dedo e hizo lo mismo con los míos.
 
No podía entender lo que era aquel movimiento, si era una forma de hablar sin abrir la boca o si lo hacían los más jóvenes mientras reían.  Cada palabra, acto o cambio en el rostro de la viajera era extraño y me llenaba de terror pero a su vez y por algún extraño motivo, no podía dejar de observarla.
 
— ¿Qué hace? — Mi rostro ardía bajo el dedo que tocaba mis labios sin que yo se lo hubiera permitido.

— Bonitos… — Habló mientras apretaba mis labios.
 
Luego de eso, sus ojos volvieron a cerrarse y se dejó caer, esa ocasión sobre mis brazos.

¿Qué le había sucedido? No lo sabía pero por el ardor que sentía en el rostro tampoco quería saberlo. Si no sabía demasiado sobre Leigh era mejor, debía comprender aquello.
 
— Mujer que no sabe beber y tampoco respeta al hombre que la protege…— Esa noche tampoco iba a descansar, lo había comprendido.

Mariposa Viajera© EE #4 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora