Leigh Pov
La lluvia impactaba violentamente contra la propiedad de madera podrida, logrando que un poco de agua entrara y tuviéramos que mover algunas cosas para que no terminaran de dañarse. Al menos la cama había estado lejos de las ventanas porque de no haber sido así, nos habríamos roto las espaldas.
— Parece que durará toda la noche. — Murmuré, sentándome en la cama a esperar.
Said se había acostado en la cama justo después de haber movido lo que podía dañarse por la lluvia y no se había movido de ahí desde entonces. Era divertido verlo porque como no había mucho que hacer, él tenía los brazos cruzados sobre su pecho y me observaba con el ceño fruncido, como si me reclamara por algo.
— Debería descansar, no podrá hacer nada mientras la tormenta siga. — Murmuró sin dejar de mirarme.— Deberías dar charlas motivacionales, eres fantástico. — Hablé con sarcasmo, tomándome la libertad de que él no entendería nada.
— No escucharé sus extrañas palabras. — Canturreó.
— Son extrañas para ti que naciste cuando aún se utilizaban las antorchas. — Me burlé mientras me acomodaba en mi lado de la cama.
— ¿Usted nació cuando los caballos dejaron de tirar de las carretas? — Era una buena pregunta pero como era de esperarse, su imaginación se limitaba a lo poco o nada que había visto de su época.
— Sí y no. En mi época los caballos no tiran de carretas o al menos no que yo haya visto pero hay… Son como pájaros gigantes hechos de esto, de lo que está hecha su espada y caben muchas personas, nos transporta de un lugar a otro. — Said me observaba como si estuviera loca.
— Dígame más. — Tenía toda su atención y solo le había hablado de los aviones.
— Veamos, se llaman aviones y pueden llevarlo por el cielo desde prácticamente cualquier lugar. Por ejemplo, podría llevarte desde tus tierras a las más lejanas en poco tiempo, no serían días sino horas, todo depende del lugar. — Expliqué lo mejor posible para que me comprendiera.
— Sorprendente…— Susurró. — Ustedes vuelan como… Vuelan como los pájaros.
— Algo parecido, sí. — Era mejor dejar la información hasta ahí porque si llegaba a decirle qué era un paracaídas o un velero, el hombre a mi lado no me iba a dejar dormir. — Hora de dormir.
— Pero…— Negué con la cabeza porque sabía que quería conocer más sobre lo que había en mi época pero si le seguía la corriente no íbamos a descansar.
— Le diré lo que desee cuando vayamos a cazar. — Aseguré.
En esos momentos teníamos tiempo de hablar de cualquier cosa y por lo mismo, él podría preguntar todo lo que quisiera y podría responderle sin ningún problema. De esa manera Said se entretendría mientras cazaba y yo me mantendría ocupada buscando en mi mente hasta el más pequeño de los detalles.
— Espero y tenga palabra. —Murmuró con cierto malestar por no haber obtenido lo que quería.— Lo prometo. — No me había percatado del frío que había comenzado a hacer hasta que mi cuerpo se encontró debajo de las mantas.
Sin importar lo que él pudiera decir, me acerqué a su cuerpo y lo abracé, buscando más calor del que las mantas podían darme.
— Sus manos están heladas. — Susurró cuando tomó una de mis manos entre las suyas.— Siempre ocurre, soy una esponja del frío. — Me reí de mi propio chiste porque de los que estábamos en la habitación era la única que lo había entendido.
— Veamos…— Continuó susurrando mientras me acercaba más a él para que entrara en calor.
Era bonito que se preocupara por mí, hacía mucho que no me sentía así de protegida y querida.
— Gracias. — Susurré.
De un momento a otro la temperatura en el interior de la vivienda comenzó a elevarse gracias a las muestras de cariño.¿Por qué éramos más afectuosos cuando debíamos irnos a dormir? Era algo curioso que a pesar de estar juntos todo el día, fuera en la noche cuando mostrábamos más interés romántico por el otro.
— Debemos detenernos. — Susurré con la poca cordura que me quedaba.— Sí. — Murmuró como pudo por la falta de aire.
Nos rodeó un silencio incómodo por algún tiempo, situación en la que ninguno de los dos supo qué hacer.
Todo había comenzado con un simple abrazo, seguido de algunos besos inocentes que posteriormente se volvieron salvajes, incluso me atrevería a decir que necesitados. Al parecer nos habíamos comunicado por telepatía porque nuestras cabezas habían sido giradas hacia el otro al mismo tiempo.
— Am…— No sabía qué decir por lo que recurrí a la manta para cubrir mi rostro y que solo se vieran mis ojos.— Mjm. — Emitió tan bajo que creí que había sido mi imaginación.
— Bueno, voy a dormir…— Lentamente me di vuelta hasta darle la espalda.
Said no se movió y si lo hizo no me había enterado pero era evidente que ninguno había sido abrazado por el cansancio. Al poco tiempo el lado de la cama en donde se encontraba él se comenzó a mover y sentí su mano sobre mi brazo.
— No me agrada que me dé la espalda. — Murmuró cerca de mi oreja. — No la tocaré si usted así no lo desea.— No me siento incómoda pero supuse que… Sé que en tu época ese tipo de acercamientos no están bien vistos. — Su risa nasal despeinó los pocos cabellos que había dejado sueltos.
— Desde que usted apareció he ido en contra de las creencias de mi época. — Susurró antes de besar castamente la parte trasera de mi oreja. — Le pido que se dé la vuelta.
Estuve algunos instantes sin moverme, únicamente pensando si era lo mejor o no pero al final hice lo que me pidió. Por algún motivo que desconocía, en la mirada del hombre de cabello rubio y ojos azules había una mezcla de cariño y diversión interesante.
— ¿Qué haré con usted? — Preguntó entre suspiros mientras me abrazaba y ocultaba mi rostro en su pecho.— No lo sé, ¿qué tiene en mente? — Intenté que mi voz saliera firme y tranquila como si no me estuviera derritiendo entre sus brazos.
— No se lo diré. — Susurró, alzando mi rostro y besando mis labios con lentitud.
Se sentía bien ser besada por él, más que bien, era como si el tiempo se detuviera y solo pudiera sentir la calidez de sus caricias. Ese hombre me gustaba y mucho.
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Mariposa Viajera© EE #4 [BORRADOR]
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Cuarto libro de la saga EE.• •No es necesario leer los primeros tres libros pero si deseas entender algunas cosas que se mencionan de las otras historias...