Departamento 905 | Jeon JungKook

treintaidos

antepenúltimo capitulo

días atrás.

Baja del auto cruzando la calle después de mirar a los lados por precaución. Entra a la heladería con el celular en manos listo para llamar pero no lo hace cuando ve a la persona que espera ya sentada en una mesa contra la pared. 

Soltó una risa corta al verlo. 

— Que onda. -saluda y se sienta-

— Vine en cuanto me llamaste. -suspira- ¿Es enserio? ¿Una heladería? ¿Cuándo esta demasiado frío afuera? Voy a morir congelado.

— Si quieres podemos ir por un café. 

— Oh no, ya estamos aquí y muero de la curiosidad. -se acomoda en su lugar quitándose el gorro- Aparte la nieve aquí es deliciosa. 

— Esta bien. 

Llegando la mesera hicieron su pedido. Un helado con baño de jalea para el chico y un napolitano con demasiadas chispas de colores y de chocolate. 

— Eso da asco JungKook.

— Calla chico. -dijo dando una gran cucharada directo a su boca- 

— Ya, ahora si dime ¿Porqué me llamas de repente y vienes sin mi Hyemin?

— No es tuya. 

— Lo es, la conocí primero. -ataco-

—rodó los ojos- Pregúntale, quien ama más y escucharas mi nombre. 

—le dio una mala mirada- Escucha muchacho, tú... -le interrumpió-

— Basta, no estoy aquí para eso. -aclara su garganta- Hay algo de lo que quiero hablar contigo antes de que nos vayamos a Busan. 

— ¿Es malo? -negó- ¿Debería preocuparme? -niega de nuevo- ¿Me beneficia? 

— Solo escucha. 

Se removió sobre su asiento, mirando a los costados y moviendo su pierna algo imperativo. Se acerca a Baekhyun y tarda un poco más en hablar.

— Me vas a besar o a decirme un secreto de estado porqué no estoy entendiendo porqué te acercas tanto.

— Iugh. -se alejó de inmediato- No, para nada. -luce ofendido- Ya, esta bien, lo diré. 

— Por favor. -come de su helado- 

— Voy a... -vacila- Voy a... Voy a pedirle matrimonio a Hyemin. 

— ¡¿Qué?! -alzó la voz llamando la atención- Espera, espera. 

— Mierda, cállate. -dice entre dientes- Sabía que no tenía que decírtelo. Eres la primera persona a la que le digo ¿sabes? 

— Gracias por eso, pero ¿qué? Lo que quiero decir es... -se queda callado- Me tomas muy por sorpresa. 

— ¿Acaso estoy tomando una decisión muy precipitada? -dice triste- Se que no tenemos mucho juntos y que puede ser una decisión algo apresurada pero... 

— ¿Pero...? 

—lo mira- Pero la amo. La amo demasiado que no tengo duda de que quiero casarme con ella. 

— ¿Entonces porqué estas así? 

— Porqué no se que piense ella, no quiero asustarla tampoco o que piense que es muy rápido o que no quiera o que no este segura como yo de estar para siempre conmigo. Agh. -exhala- Necesito helado.