seis

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Ya paso una semana y puedo decir que ya me acostumbre completamente, no estoy segura si Jungkook también, pero si lo veo mas relajado que antes, Si tuvimos un problema que otro, siempre tengo que decirle que recoja y lave su plato de la mesa.

Y según el, yo soy muy ruidosa, el también lo es, solo que dice eso para fastidiarme. 

- Hoy me quedare a dormir en casa de un amigo. -dijo Jeon sin mirarme- 

- ¿Entonces tengo el departamento para mi sola? Solo hasta mañana en la noche. -asintió- Gracias. -sonreí-

- No invites a nadie, y no entres a mi cuarto. 

- Es mi oportunidad para que mis amigas piensen que si vivo sola. Después de hoy, me iré yo, así podrás traer a los tuyos y que no sospechen. 

- Solo lo sabe uno de mis amigos, así como tu. No hay amigos mas que traer. No invites a nadie. 

Bufe, me puse de pie y fui a la cocina a lavar mi plato. 

- Y recoge la mesa, siempre tiras comida. -alce la voz-

- Tu te quedaras en casa, hazlo tu. -dejo su plato sobre el mueble del lavado- 

- No, Jungkoo... -le grite mientras miraba como se iba de la cocina, por lo que me descuide y termine cortando la palma de mi mano- Ah. -gemí de dolor- 

Solté el filoso cuchillo y mire la gran cantidad de sangre que salia de mi palma. Jungkook camino apresurado a mi, se puso a un lado mio y vio lo sucedido. 

- Hyemin. Ten mas cuidado. -me miro preocupado- 

- Lo siento. -sentí mis ojos llenarse de lagrimas- 

Ahora me daba cuenta que era demasiado absurda para mi edad, no lloraba por el dolor, si no por lo despistada que había sido, aparte, me dan algo de pavor las heridas. Si, tan patética. 

- Ven aquí. -me sentó en la silla de la mesa, tomo papel y la puso sobre la herida- Iré por alcohol. 

Volvió pronto, se sentó frente a mi y quito el papel que antes había puesto. Mojo algodón con el alcohol y me miro antes de hacer algún movimiento. 

- ¿Porque lloras? -no dejo de mirarme- 

-deje de llorar- Fue el susto. -fue lo único que dije- 

- Te va a doler, no es profunda, pero si en una parte. -hice una mueca- Deja de llorar. 

No dije nada, el presiono el algodón contra la herida. Solo cerré mis ojos con fuerza y respire profundo. Limpio la sangre, dejando solo ver la herida, roja y algo hinchada. 

- Termine. 

Abrí mis ojos y no quise ver la herida, siquiera los restos de la sangre en los algodones.

- ¿Te parece si pongo una venda? No hay curitas. -solo asentí- 

Termino por poner cinta especial para pegar la venda a mi piel. Ahora ni siquiera dolía. 

- Deberías ser enfermero, eres bueno. -sonreí- 

- sonrió de lado- Para nada, solo se que hacer gracias a mi abuelo. Era enfermero. 

- Gracias por ayudarme. -se puso de pie- ¿Te vas? 

- Si. -tomo su teléfono- Y... Ten mas cuidado. 

Departamento 905 | Jeon JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora