nueve

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Jungkook paso de largo, tenia una expresión, ¿molesta?, desde lo que le dije en el ascensor. No me dijo nada desde ese momento, y ahora se encierra en su cuarto cerrando la puerta con fuerza. ¿Que acaso hice mal en decirle eso?

Tenia que admitir que fui yo quien busco besarlo primero, pero el tampoco se alejaba de mi. Prácticamente ambos lo quisimos, pero la idea de que mi roomie sea de esos chicos que solo juegan con chicas y demás, no deja de rondar por mi cabeza. 

¿Jungkook sera de esos que juegan con las chicas? 

Si bien acepte vivir con el aun sabiendo el riesgo que no solo yo corro. Somos dos jóvenes, solteros y inexpertos en el amor. 

Pero la palabra amor, no puede estar en nuestras vidas. Es mejor solo ser, conocidos, esperar dos meses y seguir con nuestras vidas. 

A los siguientes días Jungkook no me hablo casi para nada, contestaba y hablaba como un monosílabo. Si, no, tal vez, no se. Llego a desesperarme. 

- ¿Cenamos? -pregunte al verlo entrar a la cocina y beber agua-

- No lo se, no tengo hambre. 

- No comiste en la tarde, obvio tienes hambre. -me miro- Solo digo... Podemos comprar algo delicioso. 

Se quedó pensativo, mientras yo terminaba de mandarle un mensaje a Baekhyun. 

- ¿Delicioso? -asentí aun sin mirarlo-

- Si, pizza, o pollo frito. -negué con la cabeza- No, pollo frito no, estoy evitando comer demasiada grasa, el pollo frito tiene mucha. 

- ¿Que dices? Es delicioso, aparte, estas bien así niña. -levante la mirada para verlo- Pero tu sabes, escoge la comida tu. 

Se fue a la sala. Lo seguí sentándome a su lado. 

- Salgamos entonces, hay una tienda cerca que vende diferentes tipos de pizza. 

- ¿No está cerrada? Es tarde. -se me quedó mirando- 

- No, cierran a las diez. -sonreí- Se ven deliciosas. 

- Vayamos entonces. -también sonrió- 

Tomamos nuestros abrigos y salimos del departamento. Hablábamos de lo raro que era el guardia de seguridad. Poco después llegamos a la tienda de comida. 

- Vamos niña, pide las pizzas y vamonos, tengo frió. -frotó sus manos- 

- No hace frió. -dije aun viendo la tarjeta de menu- Toma mis guantes. -me los quite y se los di- 

- Solo porque tengo frió y porque no son rosados como todo lo que usas. -los tomó-

- Cállate, también uso el negro. 

Se quedó parado lado mio, mientras hacíamos fila para pedir. Pero justo cuando iba mi turno, un chico se metió y comenzó a pedir. Intente no molestarme, pero con personas como él, me es inevitable. 

- Oye. -Jungkook paso de mi lado y le tocó el hombro, el chico volteo- ¿Que no ves que no es tu turno? -me señaló- Formatee.

- Mira hermano, es una chica.. -Jungkook lo empujo-

- Y porque es una chica debes respetar idiota. -lo miro molesto-

- Jungkook, déjalo así. -tome su mano- 

Me miró, relajándose por completo. Salimos juntos del lugar. 

- Que molesto, ¿que acaso no te vio? 

- Déjalo así Jungkook, no vale la pena que te enojes con gente así. Vayamos a otro lugar. ¿Si? -me miró y asintió-

Nos sentamos en una mesa de dos, con nuestro café y unas cuantas galletas. No hablamos más de lo sucedido, solo cruzamos palabra al decidir que tipo de galletas queríamos, pero de ahí en más, solo cruzamos miradas. 

- Te cuidado, esta muy caliente. -me dijo cuando intente beber de la taza- 

Bebí de mi café con cuidado, mientras luchaba internamente con la mirada de Jungkook sobe mí, porque siempre que me miraba lo sabía, su mirada era tan pesada, y desde que entramos aquí no deja de mirarme, diría que busca mi mirada, pero no he tenido el valor de verle directamente desde el beso que nos dimos. 

- ¿Estas molesta? -pregunto realmente en voz baja, incluso pareció un susurro pero lo pude escuchar- 

- No. -dí por terminada la corta charla ya que no dijo más- 

- Tengo una duda... -habló con calma- 

- ¿Sobre que? -le di una rápida mirada- 

- Contesta solo si quieres. -asentí con la cabeza- ¿Porque trabajas de noche? 

Me quede pensativa, incluso yo me llegaba a preguntarme lo mismo. Me había dado cuenta de la curiosidad de mi roomie hace días, ya que le notaba despierto cuando llegaba, solo decía que justo a esa hora siempre iba a beber agua. 

Mi trabajo era de noche, no de toda la noche, llegaba a las doce o una de la madrugada. Nunca hablo de el, ya que no estoy muy orgullosa de el, y estoy trabajando más que de a fuerzas que de ganas. 

Sabía que quizá un día llegaría a preguntarme, pero no me había preparado para la respuesta. 

- Me gusta. -mentí- Así solo llego al departamento y duermo hasta que quiera levantarme. Se acomoda muy bien a mi gusto, tengo la mañana y el día libres, incluso parte de la noche. 

- ¿Qué haces allí? -me miró fijamente mordiendo una galleta- 

-me quede callada unos segundos- Soy mesera. -bebí de mi café- Es un restaurante muy lujoso, es nocturno. 

- No tenía idea de que existiesen.

- Si, pues los hay, aparte pagan bien. 

- Que bien que te guste. Me gustaría que mi trabajo me gustase también. 

- Ningún trabajo es perfecto, pero, no estamos ahí porque queremos, es por la necesidad que tenemos, como cualquiera. Pero mi consejo es que busques uno en el que siquiera disfrute estar ahí. -debería tomar ese consejo también- 

- Lo he pensado pero no me aceptan, o ya están llenos.  Pero estoy bien, no es que toda mi vida vaya a estar en ese lugar.

- Tienes razón. 

- Deberías mostrarme donde trabajas, me gustaría comer allí y que seas tu quien me atienda. -sonrió con algo de burla, logrando conseguir romper el hielo-  

- Oye. -golpee su hombro- No quiero que humilles. Aparte, solo iras para burlarte, ¿o me equivoco? 

-comenzó a reír- No no es así niña. -recargo sus codos en la mesa y se acercó a mi- Se que nunca me dirás donde trabajas. -toco mi nariz con su dedo y se puso de pie, dejándome algo sorprendida por su acción-  Termine, ¿tu también? 

- Si, si. -también me puse de pie.- Vamos a casa. 

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Departamento 905 | Jeon JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora