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Baje del autobús, retire mis audífonos de mis oídos y camine a mi lugar de trabajo. El simple echo de ver ese lugar, mis ánimos bajan y me siento triste. Un día mas en ese infierno de lugar.
Deje mi mochila en mi casillero y me cambie a mi uniforme, el clásico uniforme de una mesera, pero mas formal. Mire un dulce dentro de mi mochila, no recuerdo haberlo metido a ella. Pero la deje ahí, lo comería al salir de aquí.
Ate mi cabello y salí para la revisión de nuestro jefe. El suele revisar nuestra presentación y demás. Se que no lo hace por eso, es un jodido depravado. Por esa razón lo odio, y por una mas.
Yo no podía dejar este trabajo así de fácil.
- Señorita Im. -se paro frente a mi- Su mandil esta mal atado y esta chueco.
Intente desatarlo y hacerlo bien como debía, pero me detuvo.
- No sabe hacerlo, le diré como.
Se paro tras de mi, haciendo mi cuerpo temblar, juraría que en cualquier momento caería al suelo. Desato el lazo del mandil, rozando sus dedos con mi espalda baja. Sabia que lo hacia a propósito. Lo ato y acomodo, para después tocar mi trasero.
- Así es como debe estar. -volvió a pararse frente a todas- Pueden irse. -se fue-
-bufo- No la soporto.
- ¿Cuanto mas tenemos que soportarla?
- Se cree la mejor.
- Es una perra. -salieron las cuatro después de recortarme con la mirada y salir-
Trague en seco, intentando deshacer el nudo en mi garganta, no lloraría, no hoy. Fui a mi lugar de trabajo, bueno en si no era un lugar, era donde tenia que estar yo y otras dos chicas. Nos quedábamos paradas hasta que alguien pidiera nuestra ayuda o para llevar un plato.
No paso mucho para cuando llegaron los clientes. Eran personas con bastante dinero, sus ropas eran exageradamente costosas, las mujeres nos miraban con superioridad y gastaban dinero literalmente solo por gastar.
"Im, ven por los platos de la mesa siete." -escuche a través de los audífonos-
Me moví de mi lugar, fui a la cocina y tome dos de los platos. Camine con cuidado para evitar tirarlos, una de mis compañeras paso a mi lado, golpeando mi codo, por suerte supe como evitar que cayeran. Esa maldita.
- Aquí están sus pedidos. -hice una reverencia- Que lo disfruten. -sonreí-
Regrese lado a mis compañeras y me quede allí parada por un buen rato. Fui al baño cuando note que había menos gente en el lugar. Al salir, note la puerta cerrada y supe de mediato que solo querían fastidiarme.
- Oigan, no quiero problemas, abran. -golpee la puerta-
Nadie contesto.
-Chicas tengo que regresar. El jefe se molestara. -hable con calma- Por favor.
Mis ojos se llenaron de lagrimas, no sabia la hora, tenia sed, y estaba sola. Esas chicas me encerraron aprovechando que es el baño de empleados y no el de los clientes, nadie viene para acá casi nunca.
Pedí ayuda, casi gritando. Pero nadie me escuchaba. Comencé a desesperarme y a llorar.
-Por favor. Abran. -volví a insistir-
Lloraba porque quería salir, porque eran malos conmigo, y porque mi jefe se enojaría muchísimo, el me daba miedo.
No supe cuanto tiempo dure adentro, incluso me canse de llorar y pedir ayuda. La puerta se abrió, yo me encontraba sentada en el suelo. Al ver a mi jefe y a unos cuantos compañeros detrás me puse de pie.
- ¿En que pensabas? ¿Hacer esto para no trabajar? Es demasiado Im. -me miro con rabia-
- ¿Que? -fruncí el ceño-
- No hace falta que digas ninguna escusa, tus compañeras ya me contaron lo que pensabas hacer. -se acerco a mi- Vienes aquí a trabajar, no eres una niña para hacer estas estupideces.¿O acaso si? ¿Eh? -con su dedo indice golpeo mi frente- Vamos, contéstame. -alzo la voz-
- No señor. -apreté mi mandíbula controlándome- Pero lo que mis compañeras dijeron es...
- Cállate. -me interrumpió- Te descontare no solo este día. ¿Me escuchaste? -asentí con mi cabeza- Los demás, ya váyanse.
Se fueron en cuanto el lo dijo. Dejándome sola con el.
- Eres tan linda Im... -toco mis hombros y mis brazos- Pero eres demasiado tonta.
Llevo sus dedos a mi cuello y me acaricio por lo que cerré mis ojos.
- Si tan solo hubieses aceptado mi oferta... -se pego a mi cuerpo- Ambos la hubiésemos pasado bien y ahora tendrías un puesto mas alto.
- Basta. -susurre-
- Aun sigo ofreciendotela, ven a mi oficina si cambias de opinión. -acaricio mi mejilla y dejo un beso sobre ella- Pero por ahora, te quedaras hasta que termines, tu sola a acomodar todas las mesas. Buenas noches linda.
No tuve otra opción mas que quedarme, no quería que el se enojara mas, o que volviese a tocarme, así que sola comencé a acomodar las mesas, subiendo las sillas sobre ellas. El reloj marcaba mas de las dos de la madrugada, y aun me faltaban unas cuantas mas.
Volví a casa caminando, ya que no habían autobuses a esta hora. Llore en todo el camino, odiando mi vida ahora. No me sentía feliz.
Entre al departamento intentando no hacer ruido para no despertar a Jungkook. Me quite mis zapatos sintiendo un gran alivio, incluso no me quite mi uniforme, lo que quiera era irme de mi trabajo rápido.
Camine para la sala, prendiendo la luz de la cocina.
- Llegaste. -escuche a mis espaldas-
- Ah. -brinque del susto- Me asustaste. -baje la mirada-
- ¿Que tu jornada no termina a las doce?
- Si, solo que me quede a... -pensé en algo rápido- Beber con unos amigos. -intente sonreír-
- Tu no bebes. -se cruzo de brazos-
- Claro que si, solo que tome muy poco. -deje mi mochila sobre la mesa, ahora me daba cuenta de lo que estaba sucediendo, Jungkook me había esperado y ahora me reclamaba- Aparte, no te importa. Deberías estar durmiendo.
- Tienes razón. No se porque me preocupo por ti, si ni siquiera tu lo haces.. -se fue a su cuarto molesto-
El tenia razón, ni siquiera me preocupaba por mi, estaba sola en las calles a las casi tres de la madrugada, expuesta. Y no me importo. El no hacia nada malo.
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Departamento 905 | Jeon JungKook
Teen FictionNinguno de ellos se imagino llegar a tener que compartir departamento, gracias a un error, tendrán que ser roomies. ° Hyemin y Jungkook viven juntos, mientras encuentran como solucionar las cosas, no tenían pensado que terminarían enamorándose° ig...