Capítulo 20.

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-Esto es...increíble.
La biblioteca era inmensa, repleta de libros viejos y nuevos. Diseñada de aquellas épocas antiguas.
-No me sorprende viniendo de una casa como esta -mencioné.
-Bueno, a esto se le llama ser rico, ¿qué esperabas?
Rodeé los ojos, pasando mi mano por encima de los libros de las estanterías; no se sentían viejos ni sucios. De hecho, estaban limpios, no había polvo.
Se esmeraban por mantener este lugar limpio.
-Él esta cerca, puedo olerlo.
Miré hacia todos lados, caminando de un lado a otro para revisar los pasillos. Y, por allá, al fondo, había un escritorio que hacía juego con la biblioteca, teniendo un asiento de piel color café claro con un peso encima: una persona elegante de traje verde oscuro con blanco y negro, detrás de una pequeña montaña de libros, estaba leyendo "Corazón delator" de Edgar Allan Poe.
- "...la muerte, que se acercaba, había pasado delante de él con su negra sombra, envolviendo en ella a su víctima; y la influencia fúnebre de esa sombra era la que hacía sentir, aunque no distinguiera ni viera nada, la presencia de mi cabeza en el cuarto" -citó aquel grandulón, cerrando su libro para después girarse sobre su asiento de ruedas. Mirándome, dijo-: ¿se te ofrece algo?
-Lixion...
Él frunció el ceño.
-Sabes que odio que me llamen así -se recostó en el asiento, apoyando su cabeza sobre su mano, quien se sostenía de su brazo encima de los apoyadores del asiento-. ¿Por qué estás aquí? Todavía no te has curado por completo, necesitas reposar.
-Es que yo...
Él suspiró, cansado.
-Olvídalo, le diré a los cocineros que te preparen algo y así vuelvas a tu habitación -antes de levantarse, lo detuve.
-¡No! Me siento genial, no es necesario toda esa mierda -dije, enojado.
Él me miró y se volvió a recostar en el asiento.
-Veo que necesito enseñarte a respetar a tus mayores, lo que implicaría quitarte ese mal gusto de hablar soeces.
-Sí sí, como sea -llegué hasta él para poder sentarme en los asientos frente su escritorio.
Pronto me quejé de un agudo dolor en mi estómago.
-No estás en las condiciones perfectas para estar aquí, así que mejor lárgate -dijo, abriendo de nuevo su libro.
Lo miré molesto.
Después miré su libro.
- "Corazón delator", eh. ¿Te gusta ese libro?
No recibí respuesta alguna.
-Oye -me acerqué más a él-, pregunté si te gusta ese libro.
Después de unos segundos, dejó de mirar su libro para verme.
Esos ojos que me tienen atado a ellos.
-Me agrada, sí.
-He escuchado hablar de él, pero no lo he leído como tal. Escuché que la historia es sangrienta.
-No es como tal, pero sí emplea ese tema: terror, muerte...
-Mm...-miré el techo mientras me acostaba en el asiento.
-Siéntate bien, es desagradable verte irrespetuoso.
-Delicada -susurré mientras me acomodaba en el asiento-. ¿Qué es lo que te gusta?
Él cerró su libro abruptamente, después me miró molesto.
-¿Qué es lo que quieres?
Por fin tengo su atención, pensé.
-Quiero que me cuentes todo de este mundo: el celo, mate, todo.
-Me halaga que el honorable Zixu quiera escucharme..., pero tú solo eres un mocoso que porta un gran poder. Dime...-se acercó a mí, pudiendo sentir su nariz rozar con la mía-, ¿por qué quieres saber eso? ¿No es mejor dejar fluir las cosas naturalmente sin tener un porqué?
-No. Quiero saber, necesito saber. También es mi vida, ¿sabes? Todo esto...Sucedió tan rápido que...Ah, realmente no sé qué decir.
-Entonces vete y pregúntaselo a alguien más.
-No, tú...eres el correcto. Quiero no solo saber de mí, sino de tu manada, de tí mismo; si seré tu pareja...-repugnante-, necesitaré saber de tí, ¿no?
Sonreí, nervioso ante la situación. Él me miró fijamente por varios segundos, sintiendo como si me esculpiera con sus ojos.
Una ligera, pero pequeña sonrisa se dejó escapar de sus labios.
-Entiendo -se levantó de su asiento y prendió un cigarro-. ¿Qué es lo primero que quieres saber?
-Primero, la historia de todo.
Él dejó escapar el humo del cigarro.
-Los licántropos existimos desde la era de la raza humana: hemos estado aquí por años, escondiéndonos entre las mentiras de los humanos; somos seres despiadados, salvajes, pero algunas veces débiles como los humanos..., no físicamente, sino emocionalmente -absorbió aquel humo para después soltarlo-. Nos dividimos en manadas, con un Alfa mayor, el líder, dirigiendo a esta misma; la Madre Luna es nuestra guiadora, nuestra diosa. Ella nos creó.
Pero creó a un lobo diferente, uno poderoso y grande que sería capaz de proteger al único hijo de Akrea y así cumplir la leyenda, y engendrar al nuevo líder de la justicia.
Dio otro sorbo a su cigarro.
Ese lobo soy yo: fui creado para cuidar del Espíritu de lobo, aquella majestuosidad que cambiará al mundo; eso te convierte en mi pareja. Tú serás quien dará a luz al siguiente heredero de la justicia y amor.
-Creo que voy a vomitar -dije, sonriendo, con las ganas de agarrar unas tijeras.
-Velo de esta forma: el Protector y el Espíritu de lobo; si no fuera por mí, ya estarías en las manos equivocadas.
-Espera espera, ¿"manos equivocadas"? ¿"Protector"?
-Nací con la marca del protector del Zixu; "Los protectores", nos llaman; solo existe uno por cada heredero, es decir, me iré de tu vida cuando nuestro hijo tenga tu edad -sopló del humo del cigarro, sereno y despreocupado como siempre-; y con respecto a "manos equivocadas", me refiero a que, como eres una leyenda que muchos ansían cumplir, van a querer cazarte; los Mutantes son uno de ellos, por ejemplo: buscarán tu presencia para matarte.
-¿Por?
-Quieren tu sangre, pero no sin antes engendrar en tí al heredero de tal poder que traes. Ellos son salvajes, repugnantes bestias que harían cualquier cosa por tener el Espíritu de lobo.
- Mutantes...-dijo Byux-. Me suena ese nombre.
-Bueno..., ¿y los demás cazadores?
-Podrían ser los mismo de tu raza, los licántropos, entre otros.
Bien, ya respondí a tu pregunta -apagó su cigarro.
-¡Espera! -me levanté de mi asiento-. ¿Me estás diciendo que me van a violar y después matar solo por su leyenda de mierda?
-No si yo no lo permito, pero...-se acercó hasta mí y me acarició la mejilla-, podría recurrir a eso si me sacas de mis casillas; y no me importaría que la Madre Luna me matase.
Sentí como si mi corazón fuera aplastado por una enorme roca..., por algo grande.
Y, cuando se dio la vuelta, pregunté:
-Tengo una última pregunta...-se detuvo-. ¿Qué es el celo?

The Legend Of The Spirit Wolf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora