8 meses después.
-Quítate -dije, golpeando a Lixion.
-¿Por qué? ¿No te gusta?
-No. Quítate.
Sus manos tocaron con fuerza mi estómago, el cual ya estaba demasiado grande por el embarazo.
-Mírate, te ves tan adorable con el estómago grande -sonrió, dejándome sentarme encima de sus piernas para que sus caricias en mi cuerpo siguieran presentes.
-Si sigues diciendo puras idioteces, vomitaré.
-Oh, pero es verdad -mordió mis orejas y lamió la marca (mordida) que dejó él en mi cuello la primera vez que tuvimos sexo.
-Lixion...
-Mírate, ya estás tan mojado -su mano izquierda hizo movimientos circulares sobre mi estómago, haciéndome sentir tan bien; y la otra mano llegó hasta mi pene.
-Déjate de bromas, Lixion...Ah.
Entonces, sus manos agarraron mis piernas y doblaron mis rodillas para después pegarlas a mi pecho, exponiendo mi entrada.
Eso hizo presión en mi estómago.
-¡Lixion!
-Tranquilo, no la meteré: estás embarazado, así que no podemos hacerlo -y por alguna extraña razón, con aquellas palabras, sentía que él estaba furioso-, pero podemos hacer esto.
Un dedo llegó hasta mi ano, por encima de mis pantalones.
-Mm...No...
-¿Sabías que los bebés pueden sentir lo que la madre siente? -susurró-. Ellos también sienten este placer.
Mordió mi oreja.
-Mierda, Lixion -dije, apoyando mi cabeza en su hombro.
Lamió mi cuello, y los sonidos de cuando lames una paleta se hicieron presentes.
Me dio muchos besos en la mejilla.
Pero, súbitamente, empecé a sentir un horrible dolor en mi estómago.
-¿Qué sucede? -preguntó Lixion, dejando de tocarme para verme preocupado.
Se empezaron a escuchar goteos. Agua saliendo de mi ano.
-L...Lixion -me quise levantar, pero el horrible dolor me lo impidió.
-¡Daniel!
-M...me duele -apunté a mi estómago.
Lixion notó que había agua saliendo de mi entrada, así que rápidamente se levantó, acostándome en la cama con cuidado.
-La fuente se rompió -dijo Lixion, serio y apurado. Así que abrió la puerta.
-¿F...fuente? ¡Espera, Lixion!
Azotó la puerta.------------------
-¡Puja! ¡Puja! -gritó con fuerza el doctor.
-¡AH! -un grito desgarrador salió de mí, causándome un ardor en la garganta-. ¡No...! ¡No puedo!
-¡Tienes que hacerlo, si no, el bebé no saldrá y el dolor perdurará!
Grité y pujé con todas mis fuerzas, lo que no solo ocasionó que agarrara las sábanas con fuerza, sino que también saliera el segundo bebé.
Mi respiración era agitada.
Mi corazón latía tan fuerte que sentía que iba a explotar.
Y mi estómago y ano me dolían horriblemente, como si me hubieran desgarrado.
-Está bien, está bien -dijo el doctor, agarrando al bebé y envolviéndolo en una manta color azul celeste-. Sh, está bien.
Le dio varias palmadas al bebé que prorrompía en gritos espantosos.
Exhalé e inhalé profundamente.
-Al que deberías de decirle eso es a mí -dije, viendo cómo le dejaba al bebé a su ayudante.
El doctor me miró y dio una sonrisa mientras rodeaba los ojos con ironía.
-Tú no acabas de nacer -dijo.
-Pues lo sentí como si lo fuera -sonreí. Entonces el doctor se sentó en la esquina de la cama, hundiéndola por su peso.
Me tomó de la mano para tranquilizarme mientras una de sus ayudantes me ponía un trapo húmedo en el rostro.
-Recuérdame jamás volver a tener sexo -le dije, haciendo que nos riéramos juntos.
-Lo haré.
Les hizo una señal a sus ayudantes para que limpiaran el desastre que el parto ocasionó. El doctor abrió la puerta para dejar pasar a los demás con la grande noticia:
-Son gemelos.
-¿¡De verdad!? -gritó con emoción Melissa.
El doctor asintió. Miró a Lixion, quien estaba con una sonrisa, preocupada por salir a la luz.
Todos entraron una vez se limpió la cama.
Me puse las sábanas limpias encima mío por pudor a que ellos me vieran.
Aunque Lixion ya me había visto desnudo muchas veces.
-¡Daniel! ¿Estás bien? ¿Qué tal te fue? -preguntó Melissa, sentándose a mi lado.
La miré, sereno y cansado.
Y luego apunté a mi rostro con mi dedo índice.
-¿Te parece que estoy bien? -reí.
-Supongo que sí: no eres de los que se rinden fácilmente.
Le sonreí.
Y, allá, al fondo, con timidez y alegría, llegó Byux, en su forma de niño, hacia los 2 bebés que eran sostenidos por 2 ayudantes del doctor.
Con sus temblorosas manos, posó a los 2 entre sus brazos y los miró intensamente.
Súbitamente, comencé a sentir más dolor en mi estómago, viendo brillar la marca en mi abdomen; y una perla de agua recorrió mi mórbida mejilla.
-¿Eh? -toqué mi mejilla-. ¿Por qué...estoy llorando?
-Perdón -dijo Byux, quien se dejó ver ante todos, ahí, sollozando. Cayéndose en un pozo de llanto-. Nuestros sentimientos están conectados, Daniel...
-Byux...
-Dios, lo siento tanto -les dio un beso a los bebés en la frente-. Es solo que...Perdón.
Y esa fue la primera vez que lo vi llorar felizmente, con nuestros hijos en su regazo.------------------------
Abrí los ojos lentamente, dándome cuenta de que ya eran las 6 de la tarde.
¿Cuánto dormí?, pensé, levantándome lentamente, con aquel presente dolor de cabeza.
Pero el dolor que sentí en el parto ya era menos, así que podía salir de ahí después de dormir mucho tiempo.
Allá, encima del sillón, estaban Andrew y Melissa dormidos; en el siguiente sillón, estaba Marshall, igualmente dormido. Pero solo ellos estaban.
Me puse una chamarra color mostaza y abrí la puerta con lentitud para no despertar a nadie, pero fue en vano.
-¿A dónde vas? -susurró Marshall, sentándose para mirarme.
Estaba medio oscuro, pero podía ver su enorme silueta acecharme.
-¿Dónde están Byux y Lixion?
-¿Byux? Supongo que te refieres al Zixu...-se acomodó su corbata-. Se fueron a dar una caminata por la playa.
-Gracias.
-Oye.
Me detuve, justo a 5 centímetros de hacer que la puerta tocara el marco.
Lo miré por el rabillo del ojo.
Su silencio me incómodo por unos segundos, pero agradecí que dijera algo antes de irme, aunque sus palabras hayan sido inútiles.
-No es nada. Vete.
Asentí y cerré la puerta.
¿Qué quería decirme?, pensé.
Empecé a trotar para llegar a la playa, en donde pude ver, a lo lejos, a dos manchas negras, ahí paradas, mirando el increíble atardecer que se reflejaba en el mar.
Me acerqué a ellos y ambos miraron en mi dirección.
-¿Qué hacen aquí? -pregunté.
Byux miró seriamente a Lixion, quien asintió y se fue.
-¿A dónde va? -pregunté, mirando cómo Lixion se iba.
Después miré a Byux al darme cuenta de que no me respondió.
-¿Byux? ¿Qué sucede?
Miró el mar por unos segundos más antes de verme.
-Es hora de que me vaya.
-¿Qué?
-Es hora de que me vaya -repitió.
-¿De qué estás hablando? Oye, ¿te drogaste? ¿Fumaste algo, Byux? -una carcajada salió de mí.
Pero Byux no se rio: se mantuvo serio e inmóvil como una roca.
Y entonces paré de reírme, sabiendo que esto era un asunto serio, real.
-Byux, tú...
Volvió a mirar el mar y, con una sonrisa, dijo:
-Mi tiempo ha llegado, Daniel. Es hora de que el siguiente Espíritu de lobo nazca.
-¿Lo sabías? -dije, sereno.
-¿Eh? -me miró.
-¿Todos lo sabían?
-¿Oh? S...sí.
-¿Lo sabían todo este tiempo y jamás me lo dijeron? -apreté mis puños.
-Daniel...
Con todas mis fuerzas, le grité palabras que se clavaron en sus oídos, retumbando por todo el lugar, dejándolo en estado de sorpresa; y empecé a llorar, haciendo que Byux también llorara:
-¿¡Piensas dejarme solo con toda esta mierda de la leyenda!?
-Daniel, yo...
-¡Y no te disculpes! ¡Eso solo lo empeorará! -alcé mi puño y, conteniéndome para no golpearlo, vi cómo Byux alzaba sus brazos para protegerse-. Oh, Dios -bajé mi mano, intentando tranquilizarme-. No quiero golpearte, Byux. Hemos pasado todo este tiempo juntos...Que te vayas y me dejes así...Byux, ¿por qué?
-Es la leyenda, Daniel: cuando nazca el heredero al Espíritu de lobo, el actual desaparecerá; dejé mi descendencia en uno de nuestros hijos, Daniel.
-Pero..., ¿es necesario que te vayas? ¡¿No puedes simplemente...darle a nuestros hijos de tu esencia!?
-Las cosas no funcionan así, Daniel.
Apreté los dientes.
-Lo lamento.
-Te dije que no lo dijeras -dije-: eso solo lo empeora.
Ambos nos reímos.
Y después nos detuvimos.
-Te voy a extrañar -dije, mientras ambos veíamos el mar frente a nosotros.
-Lo mismo digo.
Hubo un silencio por unos segundos.
-Maldición, Byux -lo abracé fuertemente y me separé de él después de varios minutos-. No quiero que te vayas.
-Este es mi destino, Daniel -quitó mis manos de sus hombros.Se transformó en su forma de lobo y caminó en dirección al mar.
-¿Y no regresarás?
Byux me miró una última vez antes de cerrar los ojos y decir sus últimas palabras:
-Amé cada momento que pasé contigo.
Entonces, partículas de ceniza empezaron a volar mientras Byux se desvanecía por completo, dejando solo aquellas cenizas que pronto desaparecieron de mi vista.
Me senté en la arena bajo mis pies; estaba ahora solo.
-Hasta nunca..., Espíritu de lobo.
Y me quedé ahí hasta ver el saludo de la noche.FIN.
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The Legend Of The Spirit Wolf.
Lupi mannariTras la muerte del Zixu, Goethe le advierte a Akrea que su hijo ha muerto y que necesita un nuevo cuerpo, un nuevo portador. Es por ello que Daniel, un chico de 16 años, es el elegido para llevar consigo al Zixu y cumplir con su leyenda: dejar crece...