-Supongo que no -contesté, sintiendo su rostro cerca de mí-. Oye, quítate -lo detuve antes de que su rostro tocara el mío.
-¿Uh? ¿Tan mal lo hice en la piscina? Si quieres lo puedo hacer mejor -me sonrió, lujurioso.
-Vete al carajo, pervertido -lo golpeé con mi pie en su pecho desnudo, en donde la bata no alcanzaba a cubrir su tronco; sintiendo su cuerpo rígido-. Consíguete a un perro que yo no estoy para esas asquerosidades.
Agarró mi pie, deteniendo los golpes.
-¿Asquerosidades? -me miró, no enojado, no triste, sino feliz, sensualmente. Después llevó mi pie hasta sus labios y lo besó-. ¿Tengo que recordarte que eres mío?
-Quítate -le pateé la cara-, pervertido.
Él sonrió con el ceño fruncido, enojado pero de una forma divertida, listo para aceptar jugar mi juego.
Antes de levantarme, él me empujó de nuevo en el camastro, poniendo mis manos sobre mi cabeza.
-¡O...oye! ¿Qué carajo estás haciendo? Quítate.
-Te gusta esto, ¿no es así, Daniel?
-No, ahora quítate si no quieres que te mate.
-¿Y cómo piensas matarme, pequeño?
-¡Ugh! ¡Te arrancaré esa maldita sonrisa, pervertido de mierda!
Él rio fuertemente.
-Quiero ver que lo intentes.
Lo peteé fuertemente y repetidas veces, hasta llegar al punto en el que soltó mis manos para agarrarme ambas piernas.
Después las abrió, dejando mi entrada expuesta.
Me sonrojé y lo miré furioso.
-¿Qué mierda crees que haces?
-¿No es obvio? -abrió más mi entrada, jalando mis piernas hacia los lados, como si fuera a hacer un Split.
-¡No soy una gimnasta, idiota! -grité fuertemente, sintiendo un dolor en los músculos de mis piernas.
-Puedo convertirte en una con mis posiciones preferidas -sonrió. Se inclinó hacia mí, pudiendo sentir su pene en mi...
Ugh, pensé. Creo que vomitaré.
-No, gracias, prefiero mantener mi inocencia. Ahora quítate: duele.
-¿Y qué esperas que haga? -se inclinó, sintiendo aún más su pene dentro de mí.
Mi mano tocó su rostro para detenerlo.
-Que te detengas, ¿no es obvio?
Él rio.
-Es la primera vez que alguien me divierte tanto -susurró cerca de mis labios lo siguiente-: y me excita que seas tú.
Una expresión de desagrado se creó en mi rostro, haciendo que él se riera fuertemente y se quitara encima de mí.
Antes de que él se fuera, lo detuve.
-Uh..., oye...
Volteó a verme, estando de espaldas, con el rabillo del ojo.
-Mm...sucedió algo...sucedió algo con Byux.
-¿Byux? -alzó una ceja, confuso.
-El espíritu de lobo.
-Oh, ¿ahora le pones apodos? Supongo que ya se reconciliaron.
-Algo así -miré mis manos-. Anoche...pasó algo.
Él me miró con interés.
-Me había tranformado en un lobo..., pero me sentía raro, así que decidí dormir un rato, y debido a ello, tuve un sueño...Más bien...una pesadilla.
-¿Qué clase de pesadilla?
-Estaba en una pradera...-apreté mi bata con fuerza-, y frente a mí pareciese como si mi madre estuviera ahí, despertándome, pero me equivoqué.
De pronto todo se tornó escalofriante, horroroso, y aquella belleza que me mantenía bajo su manto, se deshizo cuan pétalo marchito, dando la bienvenida a una monstruosidad que me aterró; llevaba consigo un feto...un feto que había sacado de mi...-tragué saliva- vientre.
-¿Qué?
Lixion me miró furioso, confuso..., con el entrecejo arrugado.
Pero no sabía lo que quería decirme con esa mirada suya.Se acercó lentamente hacia mí.
-¿Cómo era el monstruo?
-Era grande, con una enorme lengua y unos dientes afilados; tenía uñas largas, como un hombre lobo; y empezó a hablar en un idioma que no entendía.
-¿Qué hizo con el feto?
-Él...solo lo levantó bajo aquella luz tenue que soltaba la luna roja.
-¿Luna roja?
-Sí, después iba a sacarme los ojos, pero pude despertarme antes de ello.
Desde entonces, no he podido hablar con Byux.
-Llegaron más pronto de lo que pensé -dijo.
-¿A qué te refieres? ¿Mutantes? Esa bestia en mi sueño...era un Mutante, ¿verdad?
-Así es.
-Eso quiere decir que...
Agarró mi mano fuertemente para sacarme de aquel lugar.
-Eso quiere decir que te encontraron.
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The Legend Of The Spirit Wolf.
Lupi mannariTras la muerte del Zixu, Goethe le advierte a Akrea que su hijo ha muerto y que necesita un nuevo cuerpo, un nuevo portador. Es por ello que Daniel, un chico de 16 años, es el elegido para llevar consigo al Zixu y cumplir con su leyenda: dejar crece...