Capítulo 27.

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El ruido de los pájaros y de la gente visitando el lugar me hizo abrir los ojos.
Me había quedado dormido después de unas horas, pero seguía teniendo un sueño increíblemente grande.
Me miré y supe que ya no tenía forma de lobo..., pero estaba desnudo.
¿Qué?, pensé. Oh, no no no. ¡Mierda! Byux no me dijo nada de esto.
Puse los ojos en grande.
Podía escuchar que había gente rondando por el comedor. Estaban poniendo platos sobre la mesa y una que otra charla se escuchaba.
Todos estaban apurados.
Me arrastré por aquel pasillo largo debajo de la mesa hasta llegar a la esquina, en donde subí el mantel para ver si estaba despejado para irme. El problema es de que no era así: debía de ser demasiado cauteloso si es que no quería que me vieran desnudo.
Me temblaban las manos: estaba muy nervioso y avergonzado.
Y de pronto escuché:
-A...amo, no lo encontramos. ¿Cree que se haya escapado?
Noté, al fondo, una mancha enorme y negra.
Era Lixion.
Y mi corazón latió fuertemente.
¿Por qué?
-No, él sabe que no puede escapar de mí -miró su reloj-. Déjalo así, pronto saldrá.
-Pero, amo, hoy es un día...
-¿Especial? -lo miró sereno-. Ya di una orden -agarró el cuello de la blusa blanca de aquel sirviente para acariciarla-, síguela, como tu posición te lo indica.
-Sí..., amo.
Lixion se quedó parado ahí mientras el sirviente con el que había hablado se iba. Pero antes de que mirara a mi posición, pude bajar aquel mantel para que no me viera.
Mi corazón latía fuertemente que me dolía.
Posé mi mano en mi pecho.
Lixion se fue después.
Estaba sonrojado.
¿Qué me pasa?, pensé. Parezco una chica enamorada.

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Habían pasado ya unos minutos desde que la gente encima de mí empezó a comer.
No me había podido ir de ahí porque jamás encontré la oportunidad de irme; había gente: se iba y regresaba.
Estaba tan nervioso que sentía que me iba a derretir, que iba a vomitar.
Habían muchos zapatos los que estaban frente a mí: eso quería decir que había mucha gente comiendo en la mesa en la que yo estaba escondido.
Habían zapatos de hombre y de mujer. Tan elegantes que no había necesidad de mencionar cómo sería el rostro del portador.
Faltaba un espacio: allá, al fondo, frente a mí, faltaba el espacio del líder.
Lixion apareció de repente, sorprendiendo a todos.
Todos se callaron unos segundos mientras Lixion tomaba asiento.
Después hablaron y risas se escucharon.
También había niños.
-¡Lixion, hermano! -dijo un hombre-. Hermano, qué gusto verte.
Él se levantó para saludarlo.
-No era de esperarse tu llegada, Tyrek -dijo Lixion, extendiéndole la mano para que tomara asiento después de haberle dado un abrazo.
-Lo sé, pero hoy fue la excepción. La empresa pudo darme un espacio en mi agenda para este día. Fue difícil, ¿sabes?
-Comprendo.
-Oye, viste mi debut, ¿verdad? ¡Lo logré! ¿No es eso increíble?
-Sí, Tyrek. Lo has dicho miles de veces -dijo una mujer: Cristina.
-¿Y? No es como si tú pudieras hacerlo -rio.
-¿Qué dijiste?
-Suficiente, los dos -respondió, molesto, Marshall-. ¿No les da vergüenza? Están frente a nuestro hermano mayor, nuestro líder. Compórtense.
-Está bien -dijo Lixion, agarrando los cubiertos. Miró a una mujer de por allá-. Madre, cuéntame, ¿cómo está nuestro padre?
-Oh, Lixion, todavía no se recupera, pero está mejor que antes -sonrió.
-Es bueno saberlo. ¿Nuestro doctor privado te ha causado alguna molestia? Si es así, dímelo y...
-No no, cariño. Es un gran doctor, y aunque es un Omega, es un gran conocedor.
-Me alegra la noticia, madre.
Lixion agarró de la copa con vino para beberla.
-¿Y? ¿Cómo te ha ido a tí, hermano? -preguntó Cristina.
-Supongo que bien -respondió Lixion, probando un bocado de la comida.
-¿Qué pasó con el Zixu? ¿Sí es él, hermano mío? -preguntó Marshall.
-¿Sospechas de mis afirmaciones, Marshall?
-No, Lixion, eso no era lo que quería decir.
Lixion se limpió los labios con una servilleta blanca.
-Sí, es él.
-¿Dónde está? -preguntó otra mujer, quien intentaba mantener en orden a unos niños de por ahí.
-Justo aquí.
Sentí un golpe fuerteen mi corazón, como si se hubiera detenido.
-¿Qué? Yo no lo veo -respondió una niña.
-Bueno, es porque está escondido, Erika -dijo Samantha, la tía de Lixion.
-¿En dónde? -ella miró a ver a Lixion emocionada.
Lixion posó su dedo índice encima de sus labios.
-Es un secreto.
Samantha hizo un mohín, enojada.
-¿Podrías ir, con los demás, al patio a buscarlo?
-Pero dijiste que estaba aquí.
-¿"Aquí", en dónde? -Lixion la miró-. "Aquí" se puede interpretar de varias formas, Erika.
-Ve con tus primos -dijo Samantha.
-Bueno.
Y todos los niños se fueron.
Yo estaba en medio de la mesa, dejando un gran espacio entre Lixion y yo. Pero, al lado de él, pude ver que algo había caído.
Era un papel, pero no sabía qué contenía y me daba mucha curiosidad.
Pero si voy...
Agarré mi collar con la mano para darme ánimos de ir a ver qué era eso (y afortunadamente seguía el collar del Espíritu de lobo conmigo. Aquel que me dio mi abuelo).
Yo era muy curioso, así que decidí ir.
Cuando estuve frente a los lujosos zapatos de Lixion, pude notar que lo que se le había caído era una foto.
Una foto mía de pequeño.

¿Qué?, pensé

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¿Qué?, pensé. ¿De dónde mierda la sacó? ¿¡Qué mierda!?
Agarré la foto con fuerza mientras apretaba los dientes.
Este imbécil está jugando conmigo, de eso estoy seguro.
¿Y si esto es una trampa para hacerme aparecer ante todos ellos, así, desnudo? Arrugué la foto. Sí, ha de ser eso.
Y me detuve al escuchar una voz, un susurro fuera de lo inaudible.
-Ellos no lo pueden notar, pero yo sí.
La voz era de Lixion, pero, entonces..., ¿por qué me había hecho sentir como si jamás la hubiera escuchado? Tan fría, tan temible y tan...excitante.
Me hizo sentir un cosquilleo por todo mi cuerpo.
-¿Y qué pasó con él, Lixion? -preguntó el tío Edgar.
-Lastimosamente, no podrá asistir el día de hoy.
-¿Cómo? ¿Por qué? -intervino Cristina.
-Bueno..., los Omegas suelen...ser delicados -de pronto, pude ver cómo el zapato de Lixion tocaba mi barbilla para después alzar mi vista hacia su pene detrás de aquel traje elegante; su otro zapatos se posó encima de mi pene y lo apretó con delicadeza-, en especial él.
-Ugh -gemí por lo bajo.
-¿Qué fue ese ruido? -preguntó Tyrek.
Posé mis manos en mi boca para detener mis ruidos raros.
Mierda mierda. Si me decubren estoy frito.
Estaba nervioso, sonrojado, molesto y excitado.
Idiota, pensé.
-¿Uh? ¿A qué ruido te refieres, Tyrek? -dijo Lixion, haciendo presión en mi pene con más fuerza.
-Ah~.
-¡A ese ruido!
¡Mierda!, pensé, golpeando el zapato de Lixion con cuidado de no hacer ruido. Hijo de...¡Detente!
-Lo siento, hay demasiados ruidos presentes.
Si...si sigue haciendo presión sobre mi pene..., me...me correré y...Ugh.
-Mm...
El zapato de Lixion que estaba sosteniendo mi barbilla, fue recorriendo ahora todo mi pecho lentamente en forma vertical.
-Ah~
-Si sigues haciendo esos ruidos, no solo te descubrirán, sino que me veré forzado a llevarte a la cama -dijo Lixion.
Abrí mis ojos tanto como pude.
¿Qué?, pensé. Tú...¿Cómo...?
-Oh, Daniel, eres demasiado ruidoso, ¿no lo crees?
-Es por tu maldita culpa. ¡Detente ahora mismo! Si no...
-¿Si no qué?
-Te...te golpearé ese maldito rostro sexy que traes.
Lixion se rio mentalmente.
-¿Uh? ¿Estás diciendo que te parezco sexy...-apretó mi pene lo suficiente como para hacer que saliera semen-, lindura?
Apreté mis labios para que ese último gemido no se escuhara:
-Mm...
Arqueé mi espalda.
Quería más, no sabía el porqué, pero...aquella sensación...
Oh, mierda.
-Tirenna, lleva a los invitados al patio, por favor -dijo Lixion.
-Enseguida, amo.
-¿Qué? Pero todavía no termino de comer...-se quejó Tyrek.
-Cállate, Tyrek -dijo Cristina, golpeándole la cabeza mientras todos salían-, órdenes son órdenes.
-Pero es nuestro hermano...
Marshall fue el último en salir, pues se había quedado mirando a Lixion seriamente detrás de aquellos anteojos.
-¿Se te ofrece algo, Marshall? -dijo Lixion con los ojos cerrados, terminando de acomodar su corbata. Después abrió los ojos y lo miró sereno-. ¿O te reusas a mis órdenes?
Marshall no dijo nada y solo se fue.
Lixion se levantó una vez todos se fueron.
-Ya puedes salir.
Pero no le hice caso hasta que él decidió asomarse para verme.
-¿Estás llorando?
Fruncí el ceño mientras hacía mi cabeza hacia un lado, cubriéndome con las manos.
Lixion sonrió perversamente.
-Vaya, jamás creí verte llorar: sonrojarte y avergonzarte como ahora, sí, pero llorar no: conociendo ese carácter tuyo...
-Déjame en paz, imbécil.
-¿Se supone que es un alago?
Lixion dejó a un lado aquella sonrisa.
-Mírame.
No lo miré.
-Daniel, mírame.
Y entonces, me obligó a mirarlo a los ojos.
Oh, Dios, esos ojos que me tenían loco.
Sus manos agarraron mis mejillas; su pulgar derecho limpió las lágrimas que salían de mi lagrimal izquierdo.
Miré hacia otro lado mientras los dejaba hacer eso.
Y después me abrazó.
Me sorprendí demasiado que no me dio tiempo a reaccionar y abrazarlo.
-¿Qué se supone que le dices a una persona triste? -preguntó Lixion, aprovechando el abrazo para acariciar mi espalda.
Volví a fruncir el ceño.
-Si lo que buscas es consolarme...No, gracias. Odio esas mierdas.
Lixion rio.
Y era la primera vez que lo veía reír así.
-Eso quería escuchar.

The Legend Of The Spirit Wolf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora