Capítulo 38.

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Byux había hecho un escudo redondo para cubrirme, pero él estaba dando lo último de sí para mantener ese escudo, esa última jugada, en pie.
-Creo...que deberíamos de ayudar -dije.
No, necesito mantenerte a salvo, Daniel. Ellos se encargarán, dijo Byux.
-Pero hay varios de la manada Kanux muertos.
Tranquilo..., para ellos la muerte es normal.

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-¡Ríndete, Lixion! -gritó Akron quien mantenía su espada pegada a la de Lixion, empujándolo-. ¡Su hijo será nuestro! ¡El mundo será nuestro!
-¿Te olvidas de que yo soy el Protector? -Lixion quitó su espada y, en un rápido movimiento, se la encajó a Akron en el estómago.
Akron rió, sacando la espada para hacerla desvanecer.
Pronto su herida sanó.
-No, jamás lo olvido -agarró fuertemente a Lixion-, y eso me enoja.
Pronto, una enorme ola de odio y poder se creó entre ellos.
Estaban peleando ferozmente que hasta parecía como si fueran a partir la Tierra en dos.
Lixion había arrasado con uno de los ojos de Akron tras haber lanzado una enorme ola de filosas navajas de humo negro.
Akron lo embistió, haciendo que ambos cayeran al piso, y de pronto hizo aparecer un par de lianas rojas que mantuvieron a Lixion atado al suelo, inmóvil, pero capaz de poder safarse y aprovechar esa oportunidad para ahorcar a Akron.
Pero no lo hizo.
Entonces Akron se sentó encima de él y agarró fuertemente su barbilla para después escupirle en la cara las siguientes palabras:
-Tú reino se ha terminado, Lixion.
Es hora de que te rindas.
Lixion, con apenas aquellas bocanadas de aire que podía alcanzar a dar tras la increíble presión que hacía Akron sobre su cuello, dijo:
-Yo no tengo un reino, Akron -hizo aparecer una inmensa magia en su mano izquierda, safándose de aquellas lianas-, sino un imperio.
Y, súbitamente, un enorme agujero rojo se formó en el pecho de Akron, justo en el corazón, tras a ver recibido aquel poder inmenso que Lixion había creado.
Akron cayó y Lixion lo sostuvo.
Y en sus últimos respiros, entre la desesperación y el horrible sabor a derrota, Akron dijo:
-Esto no termina aquí, Lixion -agarró fuertemente, con sus dos manos, los antebrazos de Lixion, sosteninéndose a su vez.
El agujero era enorme, tan atroz que había perforado por completo el corazón de Akron y lo había hecho desvanecerse por completo, convirtiéndolo en cenizas negras que se esparcieron por doquier.
-No lo olvides, Lixion -dijo Akron-: volveremos cuando tu hijo haya cumplido 16.
Lixion frunció el ceño.
Y, antes de desaparecer por completo, Akron continuó:
-¡VOLVERÉ, LIXION! ESTA VEZ SERÉ YO QUIEN TENDRÁ AL ESPÍRITU DE LOBO! ¡RECUÉRDALO!
Lixion, con las últimas cenizas de Akron en su mano, creó un puño y dejó caer el rastro...No....La, que ahora era, inexistencia de Akron entre el pequeño hueco o espacio que había entre sus dedos.
Lixion miró a su alrededor: todos los Mutantes desvaneciéndose, todo el inframundo desapareciendo por completo.
Los Mutantes se arrodillaron, listos para irse de su mundo junto con Akron, su amo, su líder.
Y la última vista que vio fue las cenizas de sus enemigos esparcirse por todo el inframundo y llenarse con el ambiente rojo del lugar, junto con las hojas rojas de los árboles y las aguas negras insólitas volar.

The Legend Of The Spirit Wolf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora