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Hinata se despertó sin ánimos como era ya su costumbre desde hace una semana atrás. Se sentía sin ganas de levantarse pero sabía que debía hacerlo por sus hijos. Ellos eran la única luz que le quedaba ahora y debía mantenerse fuerte por ellos. 

La sensación de tristeza volvió a invadirla cuando vio el otro lado de la cama vacío. A ella le parecía curioso como en tan poco tiempo se acostumbro tanto a Sasuke al punto de que el aroma de Naruto —que ya se había impregnado de nuevo en la cama— la hiciera sentir incomoda y ansiosa. 

Se froto la cara con algo de rudeza y se levanto de la cama. Al abrir la cortinas notó que un pajarito color café se encontraba en el árbol. 

—Hola de nuevo — susurró al pequeño animal —. Me preguntó si algún te aburrirás de venir aquí.

Hinata comenzaba a encariñarse con el ave, pues había comenzado a posarse en el árbol todos los días desde que Sasuke termino lo suyo. A la Hyuga aquello el daba un extraño consuelo, en su imaginación sentía que el ave había llegado a tratar de calmar el dolor que Sasuke había dejado. 

—En un momento te traeré tu alpiste — le susurró. 

Al salir de la habitación, fue directo a la cocina para preparar el desayuno de los niños. Mientras rebanaba un poco de jamón y esperaba que los sartenes se calentaran para poder echarle el aceite, empezó a planear lo que haría en el día, pues el planear una rutina lograba mantener su cabeza ocupada y así lograba dejar de pensar en Sasuke. 

Se encontraba tan sumida en sus pensamientos que cuando sintió unos brazos sujetar su cadera, pegó un pequeño brinco del susto. El sonido de la risa de Naruto cerca de su oído la hizo cerrar los ojos y poner su cuerpo rígido. 

—Adoro que aún te pongas nerviosa conmigo — dijo el rubio mientras recargaba su cabeza en el cuerpo de la mujer. 

Hinata no dijo nada, tan solo dejo que las manos de Naruto sujetaran su cuerpo y la pegará a él. Desde su pelea y rompimiento con Sasuke, Naruto habló con ella y prácticamente le suplico que retomarán su matrimonio; hubo lagrimas y promesas de no volver a ver a Sakura, de pasar más tiempo con los niños y con ella. 

Por supuesto que Hinata no le creyó, de hecho ya ni le importaba si Naruto la volvía a engañar, tampoco le interesaba si pasaba tiempo con ella; su único motivo para continuar con esa farsa era el bienestar de sus hijos. Como su felicidad paso a segundo plano, Naruto retomo el sexo sin quejas por parte de Hinata, ella se limitaba a cerrar los ojos y desear que el rubio terminará rápido. 

— Los niños bajarán pronto — susurró Hinata al ver que las manos del rubio comenzaban a abandonar la zona de su estomago y comenzaba a subirlas a la zona de su pecho. 

— Perdona — dijo besando la parte de su nuca —.Pero no puedo evitar querer besarte, tocarte.

Hinata cerró los ojos de nuevo en un gesto incomodo; pero para su fortuna unos pasos presurosos de las escaleras significaron su salvación en ese momento. 

 —¡Mamá!  — dijo Boruto entrando a la cocina.

El rubio mayor se alejo de la mujer pero antes le dio un beso en la mejilla, tratando de parecer un esposo amoroso a los ojos de su hijo. 

Pero Boruto lo miró con una expresión seria e incluso molesta; el pequeño desde hace varios días atrás, en lugar de parecer feliz por tener a su padre un poco más cerca, su comportamiento daba a entender que comenzaba a tener una especie de rencor hacía el rubio, ya no era el niño que buscaba pasar tiempo con él  — de hecho lo evitaba a toda costa  —, lo cuál estresaba bastante a Naruto.

Princesa de mi pensar (Sasuke X Hinata)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora