El camino a la casa de los Cameron es realmente incómodo. Terrance y sus chicos no paran de repetirnos lo que pasaría si los habíamos engañado. Mi hermano no deja de mirarme intentado buscar algo en mi cara que le indique que ya no estoy enfadada o que tengo ganas de hablarlo con él. Pero no cedo. Cuando conseguimos entrar, una casa enorme y silenciosa nos recibe. Levanto las cejas, alucino con la cantidad de pasta que tienen que tener esta gente. Algunos tanto y otros tan poco, ¿no?. No hay nada que indique que haya cámaras o alarmas. Mi hermano, tras varios intentos, empieza a desesperarse. La caja fuerte no se abre y Terrance está empezando a perder la paciencia.
— Mira, si no la abres, me quedo con mis cincuenta mil de consolación — dice.
— Dale un momento, ¿vale? — digo en defensa de mi hermano. Otro intento. No se abre — prueba con el cumpleaños de Sarah.
Mi hermano parece dudar un instante antes de meter la clave. Cuando consigue, la lucecita verde se apaga y mi hermano dobla la manecilla. Sorpresa. Delante de nosotros los ciento cuarenta y tres millones de lingotes de oro, se dejan ver. Todos relucientes tras alumbrarlos con la linterna. Una sensación ya conocida burbujea en mi pecho. Ira y venganza.
— Verlo para creerlo — dice Terrance.
— Necesito gafas de sol — añade la chica. Cleo creo que se llama.
— Stubbs, trae las bolsas — ordena al chico. Este todavía en shock no reacciona — ¿A qué coño esperas?
— Sí, voy — dice tras volver en sí — chicos — nos llama desde la entrada — ¡seguridad!
— Vámonos. Ha sido una mala idea.
Mi hermano vuelve a cerrar la caja fuerte y seguimos a los chicos para salir. Cuando estamos apunto, Terrance nos cierra la puerta en las narices, los nervios comienzan apoderarse de mí. Intentamos abrir pero el muy capullo nos ha echado la llave. Nos van a pillar y entonces todo habrá acabado.
— Juro que voy a matarte, John B — escupo, enfadada.
Mi hermano tira de mí y nos escondemos detrás de uno de los sofás. Le susurro que qué hacemos y él se lleva el dedo índice a los labios para mandarme a callar. Los pasos de los seguratas y sus voces se hacen presentes en la sala. Estamos jodidos.
— Voy arriba a distraerlos — susurra mi hermano.
— Te van a pillar — le respondo.
— Si no, ¿qué hacemos?
— Mierda — digo después de unos segundos en silencio — Vale, tú haz eso — mi hermano me mira incrédulo. Intentaré buscar una salida que de a la parte de atrás o algo para que podamos escapar. Ven en cuanto puedas, ¿vale?.
— Vale.
— Ten cuidado — le digo preocupada.
Asomo la cabeza para asegurarme que no haya nadie cerca y nos separamos. Giro en uno de los pasillos y voy probando todas las puertas que encuentro. Salgo a la parte de atrás y la luz de una linterna me obliga a agacharme. Una pareja de policías ha pasado buscando de donde viene la voz de mi hermano. Recorro el jardín y veo a mi hermano en la terraza de la primera planta. Bajo las primeras escaleras que me encuentro y llego a la orilla. La voz de los policías llamando a mi hermano se escucha lejana pero aún clara para entender qué es lo que dicen. Al salir detrás de una roca veo nuestra vía de escape. Intento pensar donde pueden estar las malditas llaves del barco. Recorro la zona varias veces. Miro debajo de las rocas. En lugares que parecen totalmente absurdos para esconder algo. Nada. Se me está agotando el tiempo. Me tiemblan las manos. No sé dónde está mi hermano. Y las voces de los agentes no ayuda. Algo hace reflejo y me acerco. Colgadas detrás del tronco de un árbol, veo las llaves. Voy a darme la vuelta para meterme en el agua cuando, Terrance en cabeza del trío, me apunta con un arma. La sangre se me hiela. Odio las armas. Cada vez que se la veo a JJ en la mano me entran ganas de arrancarle la cabeza.
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ONESHOTS - OUTER BANKS ╣PAUSADA╠
Short Story"𝙇𝙖𝙨 𝙘𝙤𝙨𝙖𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙𝙖𝙨 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙣 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤𝙨 𝙧𝙚𝙨𝙪𝙡𝙩𝙖𝙙𝙤𝙨 𝙩𝙤𝙙𝙤 𝙚𝙡 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤" - 𝙅𝙅 𝙈𝙖𝙮𝙗𝙖𝙣𝙠. 𝘾𝙤𝙢𝙛𝙤𝙧𝙩 𝙨𝙚𝙧𝙞𝙚𝙨: 𝙀𝙨𝙖𝙨 𝙨𝙚𝙧𝙞𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙫𝙞𝙚𝙧𝙩𝙚 𝙚𝙣 𝙣𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙤 𝙧𝙚𝙛𝙪𝙜...