ONESHOTS - OUTER BANKS ╣PAUSADA╠

ROJO, AMARILLO, VERANO - RAFE CAMERON & JJ MAYBANK (PARTE 03)

Apenas soy consciente de cómo pasan las horas de las tres primeras clases. Estoy tan distraída que, cuando suena el timbre, no tengo ni idea de si ahora tengo que ir a otra clase o ya es la hora del descanso. Acabo deduciendo que es la hora del descanso por la efusividad de los alumnos por los pasillos.

La verdad es que no entiendo por qué estoy así. Bueno, en realidad sí que lo sé, pero me asusta pensar que, lo que yo creo que es, sea verdad. No le he contado a nadie que Rafe estuvo la noche del sábado en mi casa. Ni a JJ, que forma parte del trato y el cual debe estar al corriente de lo que pasa entre su mejor amigo y yo para poder dar el siguiente paso. Pero es que, desde que Rafe se plantó en el jardín de mi casa esa noche, no he podido parar de pensar e intentar analizar mis sentimientos. ¿Por qué tuvo que hacerme esa maldita pregunta?

Dios, JJ no ha salido de mi cabeza desde entonces. He intentado apartarlo. He intentado sacarlo de mi cabeza, pero, cada cosa que veo —por muy insignificante que sea—, me recuerda a él. No paro de sentir el tacto áspero de sus manos mientras hablamos en la pizzería hace unas cuantas noches. No paro de escuchar su risa en todas partes, esa risa que se le escapa mientras me hace bromas. Tampoco puedo evitar que mi cuerpo reacciones ante el recuerdo de sus manos bailando por cada rincón de mi cuerpo mientras me enseñaba las posturas para las distintas maniobras. Joder, es que el simple hecho de pensarlo ahora, hace que quiera salir corriendo a buscarlo para pedirle que vayamos a hacer surf otra vez. Aunque se me de de puta pena. Solo necesitaba estar cerca de él y pasar tiempo con él.

—¡Eh, princesa! La próxima vez mira por donde vas —ni siquiera he notado el golpe que me he dado contra él. Lo que me ha hecho volver a la realidad es su voz. Su maldita voz con ese maldito tono burlón y esa sonrisa de niño travieso que pone siempre que puede.

—Perdona, no te he visto —me disculpo con él y lo rodeo para seguir con mi camino. Ahora mismo lo que menos quiero es estar cerca de JJ y de Rafe.

—¡Jane! —escucho su voz llamarme desde atrás. Solo espero que no venga detrás de mí.

Sigo andando a paso ligero con la intención de llegar al baño de chicas. Necesito refrescarme y aclararme. Me siento abrumada. Abro la puerta y doy gracias a que JJ no ha querido seguirme. Supongo que habrá visto que no tengo un buen día. O simplemente no era tan importante lo que quería hablar conmigo. Es igual, la cosa es que he llegado sana y salva al baño y ahora puedo relajarme.

Apoyo ambas manos en el lavabo pintarrajeado con nombres súper absurdos que nos ponemos las chicas entre nosotras o con fechas de vete tu a saber que. Respiro hondo un par de veces. Encontrarme con él ha hecho que el corazón se me acelere. Abro el grifo y me echo un poco de agua en la cara, con la esperanza de que eso se lleve todos los pensamientos y todas las emociones que me llevan abordando desde que me he levantado.

—¿Qué te pasa? Llevo corriendo detrás de ti casi todo el pasillo. JJ te estaba llamando —mi mejor amiga cierra detrás de ella con un portazo. Está molesta, pero, en cuanto ve mi cara, se le cambia la cara a una mueca de preocupación—. Eh, Jane, ¿estás bien? —se acerca a mí y me rodea los hombros con uno de sus brazos.

—No lo sé. Estoy agobiada —realizo otra respiración profunda. Intentando aclararme la cabeza de una maldita vez.

—¿Es por Rafe? ¿ha pasado algo?

—No ha pasado nada. O bueno, quizás haya pasado de todo. No sé.

—Cuéntame —Kiara agarra mi muñeca y tira de mí para que nos sentemos en el suelo—. ¿Qué ha pasado?

—El sábado apareció en mi casa a la una de la madrugada. Me dijo que sentía mucho haberme tratado de forma indiferente los días después de que fuéramos a la cafetería a terminar el trabajo. Le dije que no pasaba nada y entonces me soltó que no podía parar de pensar en mí y que, desde que estoy cerca de ellos, no para de estar pendiente de mí —Kiara abre los ojos sorprendida—. Le pregunté que qué significaba todo aquello y, entonces, me preguntó que si entre JJ y yo había algo.