ONESHOTS - OUTER BANKS ╣PAUSADA╠

PRIMERAS IMPRESIONES - RAFE CAMERON

Cogí aire en cuanto llegué a mi destino. Me apoyé sobre mis rodillas e intenté absorber todo el aire que había perdido por el camino. Necesitaba empezar a hacer ejercicio. Había perdido el autobús, normalmente eran mis padres quienes me traían a clase desde que era una niña, pero hoy no tenían que levantarse temprano y, tras dos días terminando la mudanza no me apetecía despertarlos temprano para que me trajese. Así que me levanté decidida a coger el autobús pero en el último momento me acordé de que no había cogido el papel con el horario, así que tuve que volver a casa. Cuando volví a la parada, una señora mayor me dijo que se acababa de ir. Ofuscada, no tuve otra opción que salir corriendo si quería llegar a tiempo.

Era un día de clase normal para cualquier estudiante, pero a diferencia de mí, me enfrentaba a mi primer día. Sabía que iba a ser el centro de todas las miradas, pocas personas consiguen entrar en mitad de un curso, pero supongo que es lo que tiene el dinero. Cosa por la cual no me siento orgullosa. Llevo esforzándome en mis estudios desde que era una niña y afrontando, desde bien pequeña, los cambios de colegios por culpa del trabajo de mis padres. Por lo que entrar por la cara, sin ningún tipo de prueba como normalmente se haría, no me hacía ni pizca de gracia. Y tampoco quería aguantar a nadie durante lo que quedaba de curso echándome eso en cara.

Nunca he tenido una residencia fija, lo máximo que he estado en una ciudad ha sido de unos 5-6 meses, no mucho más. No me ha permitido desarrollar amistades fijas ni mantener relaciones amorosas, ya que el día de mañana no sabía si mis padres me despertarían diciendo que teníamos que irnos de nuevo. Siento añoranza al ver como chicos de mi edad han disfrutado de su infancia y adolescencia como debía, en cambio yo no. Siempre he tenido que ser una persona correcta a pesar de mi corta edad, por culpa como siempre del trabajo. Lo único bueno que he sacado de esto a lo largo de los años es la capacidad de aprender distintos idiomas y de conocer ciudades por las que mucha gente hace malabares para poder ir. Pero siempre voy a echar en falta ese sitio al que pueda llamar casa.

Aún quedaba unos minutos para que el timbre sonara para indicar que las clases habían comenzado. Quería llegar antes para poder conocer al menos donde estaba mi taquilla, secretaría y los baños. Sabía que tendría que pasar mínimo una semana para aprenderme los infinitos pasillos, que a veces daba la sensación de estar metida en un laberinto, del instituto en busca de la clase. Saqué el pequeño mapita que había recogido ayer de una mini visita que hice para terminar de rellenar algunos documentos e intenté no perderme en busca de mi taquilla.

El interior del gran edificio de ladrillo rojo provoca la misma reacción cada vez que entraba a uno nuevo. A diferencia de los estrechos pasillos de los institutos europeos, en los americanos se sustituyen por largos pasillos anchos repletos de taquillas. Las paredes eran de color rojo y las taquillas de color gris claro, a juego con el color de nuestros uniformes. Algunos alumnos charlaban animadamente entre ellos y di gracias de que nadie se fijara más de lo normal en mí. A excepción de las típicas chicas que te miraban por encima del hombro como si solo ellas fueran las únicas en este mundo. Un par de saludos después, a unos cuantos profesores que pasaban por los pasillos con los cafés en las manos de camino a sus aulas, encontré mi taquilla. Había seguido el mapa y había sido una tarea fácil. Ahora venía la difícil tarea de buscar el aula correcta.

Quedaban cinco minutos para que el timbre sonara y yo seguía dando vueltas en busca de mi clase. 201.. 202.. 203..., así hasta la diez pero ni rastro de la 216, no podía estar muy lejos. Todas las puertas eran del mismo color, haciendo que mi búsqueda fuese más difícil. Tenía hasta la sensación de mareo, me había equivocado de pasillo dos veces y había perdido la cuenta de cuántas veces le había dado la vuelta al mapa. Apunto estuve de tirarlo a la basura, pero intenté relajarme. Gire de pasillo de nuevo, 300...301...302.