La recta final de las carreras es un caos. Llevaba cinco años y medio dedicándome en cuerpo y alma a la mía y no podía estar más orgullosa de lo que he conseguido. Estaba recogiendo el diploma que indicaba que había obtenido el título en el grado de bioquímica y tener la sensación de que había hecho todo lo necesario para esto, aunque hubiera tenido que abandonar otras cosas, no tenía precio. El año que viene empezaría en el mismo laboratorio que había realizado mis prácticas un par de años atrás. Había estado yendo a cuenta gotas, algunos meses más días que otros, pero siempre que me pedían ir lo hacía.
Casi al final del auditorio, de pie, mi chico aplaudía orgulloso. Llevaba todavía puesto el traje de la empresa, aunque sin corbata. Pero agradecí infinitamente que pudiera haberse escapado del trabajo antes de lo normal. Rafe Cameron y yo llevábamos saliendo cerca de casi siete años. Nos conocimos cuando yo tenía quince y él dieciséis. Él era el hermano de mi mejor amiga y yo lo veía como alguien inalcanzable, en mi cabeza, para él, yo solo era la mejor amiga de su hermana. Nada más. Pero nos empezamos a conocer de verdad y entonces, surgió la chispa.
Nos fuimos juntos de Outer Banks para que yo pudiera estudiar, aunque lo hice primero, él se incorporó cuando comencé mi segundo año de carrera. Mi padre es uno de los principales empresarios más influyentes de la ciudad. Tenía sedes repartidas por todos los estados unidos. Mi padre sabía echarle bien el ojo a las personas que sabía que podían sacarle un buen partido a sus proyectos, así que le dio el trabajo a Rafe. Desde entonces, Rafe trabajaba en una de las sucursales que tenía mi padre aquí en Arizona, donde vivimos. Él tenía un piso alquilado justo en el centro de la ciudad, mientras yo vivía en la residencia de la universidad. Aunque casi siempre estaba en su casa. Rafe se había hecho poco a poco con el control de la empresa y ahora, era uno de los directores de operaciones más importantes de las distintas empresas que tenía repartidas mi padre por el país. Era prácticamente la mano derecha de mi padre, por lo que siempre estaban continuamente en contacto.
Cuando acabó el evento Rafe me llevó a mi restaurante de comida rápida favorito de Arizona. Aún quedaban un par de horas para comer pero el restaurante tenía una zona exterior en el que estabas muy agusto. Rafe fue a pedir algo de beber y picar y volvió a la mesa. Estaba muy guapo. Ya estaba más que acostumbrada a verlo en traje pero es que cada vez lo veía más irresistible. Había pedido un bol de patatas fritas con distintas salsas. Era una adicta a las patatas fritas, lo juro.
—¿Ya tienes la maleta lista? — me preguntó.
— Solo me falta meter un par de vestidos por si no me decido — respondí antes de meterme otra patata frita en la boca.
—¿Cuáles al final?
— El corto de volantes rojo esmeralda y el de tul gris que llega hasta las rodillas.
—¿No te llevas el azul?
— No, no me convencía.
— Casi pierdo los nervios por culpa de ese vestido y ahora no te lo llevas — me acusó de manera divertida.
— Cariño, a veces tenemos que hacer sacrificios — negó mientras sonreía — ¿vendrás conmigo?
— No creo que me de tiempo, cogeré el vuelo al día siguiente — hice un puchero — sé que me echaras de menos, pero estaré antes de que pestañees dos veces seguidas — se acercó a mí y me dio un corto beso en los labios.
— No quiero aguantar a mi madre sola.
— Estará mi hermana por allí para hacértelo más llevadero.
— Pero es que yo te quiero a ti.
Después de comer, me dirigí a la residencia. Solo pudimos estar hasta la hora de comer ya que Rafe tenía que volver al trabajo. Mi padre estaba ofuscado en un nuevo proyecto y tenía a mi novio encerrado en esa sucursal. Al final tendría que convertirme en el príncipe que rescata a la princesa de las manos de su madrastra. Por este motivo, Rafe vendría justo el día de antes de la fiesta.
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ONESHOTS - OUTER BANKS ╣PAUSADA╠
Short Story"𝙇𝙖𝙨 𝙘𝙤𝙨𝙖𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙𝙖𝙨 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙣 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤𝙨 𝙧𝙚𝙨𝙪𝙡𝙩𝙖𝙙𝙤𝙨 𝙩𝙤𝙙𝙤 𝙚𝙡 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤" - 𝙅𝙅 𝙈𝙖𝙮𝙗𝙖𝙣𝙠. 𝘾𝙤𝙢𝙛𝙤𝙧𝙩 𝙨𝙚𝙧𝙞𝙚𝙨: 𝙀𝙨𝙖𝙨 𝙨𝙚𝙧𝙞𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙫𝙞𝙚𝙧𝙩𝙚 𝙚𝙣 𝙣𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙤 𝙧𝙚𝙛𝙪𝙜...