Sentado en una banca del parque centraba su mirada en el cielo, era un precioso atardecer el cual poseía un potente tono naranja que estaba siendo sutilmente consumido por las tonalidades más oscuras que los cielos estrellados del norte ofrecían como manto nocturno, agradecía que eran los últimos días semi cálidos de otoño por lo que aquel delgado chaleco que traía puesto debería ser suficiente para resistir la ola de frío en la que se sumergiera una vez el sol se perdiera en su totalidad dentro de las montañas.
Su postura era recta, estaba ansioso y la espera lo estaba consumiendo lentamente, bajando la mirada cada tanto en búsqueda de un rostro conocido antes de volver a perderse en aquella bella postal que su pueblo natal le ofrecía, rutina que se mantuvo hasta que unas manos sellaron repentinamente su visión.
- ¿Quién soy? - Su voz era juguetona, no podía negar que realmente disfrutaba escucharla.
- ¿La chica del atardecer?
Su voz era seria y no movió un solo músculo ante el repentino contacto, algo que a la chica no pareció importarle antes de liberar los ojos del joven a su lado.
- Supongo que no me equivoque.
- Que digas esas frases de ligue barato con ese tono seco me hace cuestionar muchas cosas sobre ti.
El muchacho solo alzo ligeramente sus hombros, desde hace mucho que aprendió a vivir así y que le dijesen cosas similares.
- Y aun así no saliste corriendo.
- Teníamos que charlar y no me iba a perder esta vista por nada.
- Creo que si tuviera un café en la mano sería perfecto.
- (Tono juguetón) ¿Quieres convertir esto en una cita?
- Creo que en este punto no sabría la diferencia entre una cita por amistad u otra cosa contigo.
- ¿Me quieres dejar en la friendzone?
- ¿Me dejarías hacértelo?
La chica miro aquellos penetrantes ojos verdes directamente, le costaba leer a la persona que tenía en frente tanto como le fascinaba lograr romper aquella coraza que tenía por expresión, una tarea titánica pero que le entregaba un gran placer cada que veía esas mejillas llenas de pecas cambiar a tonalidades rojizas, tristemente para su caso no pudo soportar la seriedad con la que le estaba mirando y termino riéndose antes de conseguir alguna reacción por parte del chico.
Así estuvo ella por unos pocos minutos mientras golpeaba la madera de la banca en un intento desesperado por calmarse hasta que pudo fingir que eso no había ocurrido y devolverle una mirada casi tan seria como la que se alojaba en el muchacho.
- Converse con mis padres y después de una larga charla accedieron - Una sonrisa reemplazo la comisura de su boca tanto como la pétrea expresión del peliblanco dejaba ver una ligera silueta ascendente en aquella ahora afable expresión - Lo logramos Linc, podremos vivir juntos el próximo año.
- Ahorrar fue complicado, pero será genial poder vivir y estudiar en el mismo lugar, además ese arriendo era ideal.
- Lo sé, lo suficientemente sofisticado para que no nos tengamos que preocupar de encontrar cucarachas y lo suficientemente barato para que no tengas que vender tus riñones en el intento (Suspiro) ¿Y lograste convencer a tus padres?
Ante la mención de esas personas el peliblanco perdió la poca felicidad había logrado expresar, volviendo a aquella calma imperturbable que era su rostro desde hace un año.
- No puedo contar con ellos, nunca lo hice así que tampoco me sorprendió que no lo hicieran ahora, menos cuando esa mocosa de pelo negro comenzó a mencionar sobre la pequeña.
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Otra historia más
Fiksi PenggemarEs simplemente otra historia más. Sucesos de alguien simple en un mundo lleno de maravillas y gente talentosa, buscando su lugar en el mundo. Sucesos que no siempre llevan a lo que uno desea... ni como uno lo desea.