19| Mejorando las relaciones

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas con relación al acto sexual y erotismo sexual. Sí eres sensible a alguno de estos temas, por favor, recomiendo leer con discreción. La idea es que sientas a gusto. Tengamos una lectura segura ;)

¡Disfruta de la lectura!

...

Cuando las vacaciones de invierno iniciaron, un mal presentimiento apareció acerca de Gojo-sensei en la cabeza de Itadori. De repente, esa sensación de incertidumbre se hizo presente en su interior, dudando sobre su profesor. Sí mal no le fallaba la memoria, no fue sino hasta que le comentó su secreto a éste, cuando los demás docentes masculinos comenzaron a actuar de manera indiferente con su persona.

Estuvo pensando en ello gran parte de su tiempo, y es que, sí unía todos los hechos, el único misterioso era el albino. Por eso mismo, cuando las clases del tercer trimestre llegaron, el de melena carmesí no dudó en encarar al de orbes marinos. Tenía que comprobarlo, después de todo.

―Buenos días, estudiantes ―saludó el mayor, apaciblemente―. ¿Cómo estamos de energía? Este último semestre iremos a tope ―declaró, provocando muecas de decepción en algunos de sus estudiantes―. ¿Les parece sí iniciamos con un trote suave? ¡A la cancha!

Los estudiantes se encaminaron al sitio indicado, esperando el inicio del cronómetro, el cual no tardó en empezar. Sin embargo, en aquel simple trayecto, el muchacho de cabellera rosada cambió su dirección, dando media vuelta para aproximarse hacia su profesor.

―Gojo-sensei ―pronunció el menor con firmeza, parándose a unos cuantos metros del contrario.

―Oh, hola, Yuuji-kun ―contestó el peliblanco, animado―. ¿Qué ocurre?

―Quiero preguntarle algo.

―Por supuesto ―dijo―. Te escucho.

―¿Acaso usted le contó a los demás profesores sobre el beso que le di a Sukuna-sensei? ―inquirió el más bajo, disminuyendo el decibelio de sus palabras, a la par que observaba de reojo su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera demasiado cerca como para oírlo.

El semblante pacífico y sonriente del albino se transformó de forma rápida a uno lleno de seriedad.

―¿Qué te hace pensar eso, Yuuji-kun? ―replicó el mayor, manteniendo la tranquilidad en su tono de voz.

―Desde que le hablé acerca de ello, el resto de los docentes actúan de manera distinta conmigo ―se quejó el de hebras carmesíes.

―Es una medida necesaria que tuvimos que tomar.

El menor arrugó su frente con molestia al percatarse de que el albino le había confirmado de forma indirecta sus dudas acerca del tema.

―¿Necesaria? ―bramó Yuuji―. ¿Qué creen que soy? Yo confié en usted.

―Lo sé y te lo agradezco, sin embargo, al final y al cabo, en algún momento el tema saldría a flote ―explicó el de ojos azulados―. Itadori, antes que repliques, déjame aclararte algo, por favor. Que sientas cosas por nosotros es un asunto de completa normalidad, nadie controla sus sentimientos. No obstante, debes en tener en cuenta que, en el contexto que nos encontramos, no es el más adecuado.

―¿Pero usted se da cuenta de lo que está diciendo? Con ese discurso me hace ver como el malo de la historia. ¿Qué el ambiente en el que nos hallamos no es el indicado? Probablemente, así lo sea. Sin embargo, ustedes tanto como yo, somos mayores de edad. Además, eso de que el contexto no sea el adecuado se puede interpretar como que ustedes se están limitando en lo que desean realizar. Sí pasa algo entre nosotros, ¿quién se enterará? Sólo lo sabremos los que sean partícipes.

Una buena despedida // [itabowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora