23| Ganas de más

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas con relación al acto sexual, sadismo, sadomasoquismo. Sí eres sensible a alguno de estos temas, por favor, recomiendo leer con discreción. La idea es que sientas a gusto. Tengamos una lectura segura ;)

¡Disfruta de la lectura!

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Entre el roce de sus cuerpos, suspiros de placer y la extensa gama de emociones, el dúo tocó las puertas del paraíso.

Tras haber terminado ese inesperado encuentro, ambos arreglaron sus ropas, del mismo modo que trataron de asearse en lo que más podían. También reacomodaron lo poco que habían desordenado dentro del lugar. Cuando realizaron todo ello, el par intercambió unos cuantos besos más, aprovechando lo poco que les quedaba.

Eran conscientes de que aquello no se volvería a repetir, y, de cierta forma, les entristecía. Sin embargo, destacaban el hecho de que lo pasaron bien, y, por esa misma razón, al momento de que cada uno tomó su propio rumbo luego de salir del aula, se marcharon contentos, sin arrepentirse de nada.

Varios días pasaron desde que Itadori tuvo su encuentro con el pelirrubio

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Varios días pasaron desde que Itadori tuvo su encuentro con el pelirrubio.

El de melena rosada debía admitir que, luego de eso, su estado de ánimo había subido, por ende, se hallaba más feliz. Sin embargo, había un detalle muy pequeño que aún no le permitía llevar su recogijo al cien por ciento. El permanecía en su misión de reunirse con los demás profesores masculinos, y, en ese instante, su presa era el docente Ryomen, quien le estaba costando conseguir.

Yuuji quería tentarlo. Quería hacerlo sucumbir al deseo. Lo quería a él. Pero poco obtuvo, dado que el mayor estuvo rechazando cada uno de sus coqueteos, agregándole sus característicos comentarios de sorna. Ante esto, el de orbes castaños se frustró tanto psicológica como sexualmente, que, para despejarse del mal que estaba sintiendo, se iba con Naoya a pasar el rato.

En los encuentros previos que había tenido con el peliverde, sólo se dieron besos y toqueteos, ya que Itadori no deseaba más. No obstante, en aquella ocasión, el de mechones carmesíes estaba hambriento de un plato más grande, por lo que no dudo en volver hacia Zen'in. Además, recordó que tenía un asunto pendiente con este.

Por consiguiente, en plena tarde de clases, Naoya y Yuuji se hallaban nuevamente en el baño masculino, pero ahora dentro de uno de los cubículos.

―¿Tan necesitado estás? ―inquirió el de orbes ámbar, burlesco, contemplando al menor con diversión.

El mayor estaba sentado sobre la tapa del escusado, con el pelirrosa en su regazo, removiéndose desesperadamente mientras Naoya jugaba con su orificio trasero. Aún se hallaban con ropa.

―C-Cállate ―bramó Itadori, frunciendo su ceño con sus párpados cerrados ante la rebosante excitación que poseía―. T-Tú también te encuentras i-igual...

Una buena despedida // [itabowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora