21| Quiero ése café amargo

1.4K 211 28
                                    

⬆ La imagen utilizada al inicio del capítulo corresponde a @k0muuuug1xxx en Twitter.

¡Disfruta de la lectura!
__________________________________________

Aquella mañana, en la preparatoria, hubo un pequeño espectáculo teatral por parte de unos invitados del establecimiento. Fue una obra llena de drama, cosa que agradó bastante al público, en especial a las y los estudiantes, cuya gama de emociones encontradas no faltaron.

Cuando el evento acabó, los artistas partícipes de la actividad trataron de regalar a la mayoría de los presentes una chupeta, a modo de agradecimiento. Sin embargo, hubo algunos de los alumnos que quedaron con las ganas de probar ese simple, pero rico dulce, dado que, para la mala suerte de ellos, la golosina no alcanzó para todos. Itadori no fue la excepción.

Tras la increíble obra, las y los estudiantes se esparcían por los diversos espacios del patio de la preparatoria, comentando sus opiniones y aguardando el toque de campana para salir a recreo. Mientras Yuuji paseaba por el lugar buscando al resto de sus amigos, se topó con el docente Kento.

―¿Qué le pareció, Nanamin-sensei? ―cuestionó amigablemente el joven de hebras carmesíes, deteniéndose en frente del mayor.

―Estuvo bien ―declaró el pelirrubio, tranquilo―. ¿Y a usted?

―Divertida ―aseguró el más bajo―. Bueno, la obra poseía su conflicto, pero, fuera de eso, genial. Me entretuve bastante.

―Sí, tenía escenas con cierta gracia ―mencionó el de melena rubia ceniza.

―Bueno, Nanamin, digo Nanami-sensei... Nos ve-...

―¡Itadori! ―exclamó una fémina de corta cabellera castaña, en un tono incoherente, aproximándose hacia el nombrado―. ¿Dónde estabas? ―inquirió la chica, quitando la golosina de su boca para hablar mejor―. Oh, hola, profesor.

El docente, quien aún se hallaba presente, asintió, a modo de saludo.

―Estaba por aquí ―dijo el pelirrosa, indicando con la mirada la zona―. No sabía a qué sitio se fueron ustedes.

―Nosotros nos encontrábamos por allá ―expresó Nobara, apuntando a la puerta exterior que daba a la entrada trasera del comedor―. Como sea ―respondió, restándole importancia―. ¿Te dieron un dulce?

―No, no alcanzó para todos ―admitió el más alto, rascando suavemente su nuca.

―Oh...

―Tome ―pronunció, de repente, el mayor, entregándole la chupeta que poseía―. Yo no como de estas cosas.

―U-Uh, gr-... ―susurró el de mechones rosados, aceptando tímidamente la golosina.

―¡Allí vienen los demás! ¡Vamos! ―chilló Kugisaki, agarrando al de orbes chocolatosos de su brazo.

Justo el timbre había sonado.

―¡H-Hasta pronto! ―se despidió el chico de mechones desordenados, viendo al pelirrubio.

El contrario sonrió, divisando como el dúo se alejaba.

El tiempo pasó, y el descanso no tardó en terminar.

Para la fortuna de Nobara y Yuuji, su clase con Nanami-sensei era la última de ese día, así que, internamente, agradecían.

Entre risas, el par de amigos ingresó al aula, pillándose al pelirrubio ya en esta, sentado en la silla del escritorio.

El de melena carmesí había aprovechado el receso para degustar la golosina que su profesor le regaló, por ende, al entrar a clases, estaba terminando de comérsela, aunque poco avanzaba, ya que tenía que lamerla.

Una buena despedida // [itabowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora