28| La marea al fin está tranquila

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Mismo día viernes, luego de realizarse la revisión de cámaras

―¡Eh, deténgase! ―exclamó el director, distinguiendo un movimiento confuso.

El asistente paró en seco el video.

―Ese es Yuuji Itadori, señor ―explicó el asistente, dubitativo.

Yaga permaneció completamente callado, pensativo.

―Adelante un poco, por favor. Creo que vi algo.

El asistente obedeció.

En el video se mostró al pelirrosa entrando al baño masculino del segundo piso. Segundos después, ingresó un joven peliverde con una chica de melena rojiza. Luego de ello, se vio salir al de cabellera carmesí, para que, más tarde, tras haber pasado casi quince minutos, la fémina y el muchacho de hebras verdosas abandonaran el baño.

―Creo que ellos son, señor Yaga ―expresó el asistente―. ¿Por qué entraría una chica al baño de hombres? Además, cuando ambos ingresaron, demoraron bastante tiempo en el interior, así que...

―Entendido ―respondió el mencionado―. Entonces, ahora hay que realizar la interrogación al dúo, y, por las dudas, al joven Itadori también, ya que él igual estuvo en el periodo de tiempo que sucedió esto. Puede que él haya escuchado algo. Sin embargo, de esto me encargaré yo. Muchas gracias, señores.

Una vez hubo acabado la investigación, el director regresó a su oficina, mandando a otro asistente para que fuera a buscar al joven peliverde y la pelirroja.

Los jóvenes no demoraron mucho en hacer presencia. Primero pasó la fémina a la oficina de Yaga, donde, tras haber estado unos minutos allí, salió llorando. El muchacho, antes de entrar, observó de reojo a la chica.

―Señor Zen'in ―pronunció el director, aguardando al menor desde su asiento―, siéntese, por favor.

El más bajo acató la orden con resignación.

―Supongo que ya se dará una idea de por qué se encuentra aquí... ―declaró Masamichi, entrelazando sus dedos sobre la mesa.

―No, no lo sé ―aseguró el de orbes ámbar.

―Pues si no está al tanto... ―El director hizo una pausa, bajando el volumen de su voz al final, para luego retomar con énfasis―. Le informo que usted realizó algo que va en contra del reglamento del establecimiento.

Naoya alzó sus cejas con desgana, fingiendo sorpresa.

―¿Y cómo está tan seguro que fui yo? ―replicó el menor.

―Las cámaras, señor Zen'in ―confirmó el más alto―. Las cámaras nos permitieron saber que usted junto a su compañera estuvieron teniendo relaciones sexuales en uno de los baños del establecimiento.

―Pero no hay cámaras en los baños, por lo que no pueden confirmar al cien por ciento si fuimos nosotros ―contradijo Naoya.

―En efecto, así es ―apoyó el mayor―. Sin embargo, las palabras de su compañera no dicen lo mismo, y, además, tenemos a un posible testigo que podría asegurarnos de que fueron ustedes.

Zen'in se quedó callado.

―Hasta que no hablemos con el testigo, deberán regresar a sus salas de clases. Luego de ello, me temo que tendré que comunicarme con su familia, al igual que con la señorita Fujiwara ―avisó Yaga―. Supongo que ya estarán enterados del castigo que tendrán ambos.

―Antes de irme, ¿podría saber quién es el testigo? ―preguntó el de melena esmeralda.

―No puedo revelarle ese tipo de información ―expuso Masamichi.

Una buena despedida // [itabowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora