10| Porque todos nos equivocamos en algún momento de nuestras vidas

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⬆ La imagen utilizada al inicio del capítulo corresponde a @Kuhakii en Pinterest.

¡Disfruta de la lectura!
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Pasaron unas cuantas semanas desde el inicio del segundo trimestre.

El rendimiento académico se colocaba cada vez más complejo y estresante. ¿Por qué tenían que excederlos tanto de trabajos y evaluaciones? Algunos ya no aguantaban.

―Profesor Nanamin ―llamó el joven de hebras rosados, trotando suavemente detrás del nombrado, quien se detuvo al oírlo.

Se encontraban en receso.

―¿Disculpe? ―inquirió el mayor, incrédulo.

―¿Qué ocurre? ―respondió el de orbes castaños, dubitativo.

―Me llamo Nanami, no ‹‹Nanamin››, señor Itadori ―aclaró el de melena rubia ceniza, neutral.

―Oh, es que deseaba llamarlo así porque es un profesor que realmente me agrada y creí que nombrarle de esa forma podría ser más cariñoso.

―Ya ―formuló el más alto secamente, desviando la atención a otro asunto―. ¿Algo más que deba decirme, o eso era lo único que vino a exponerme?

Kento no quería herir los sentimientos del menor, pero éste debía comprender que aquello podía ser mal visto.

―¡Sí! Bueno, no ―habló el pelirosado―. Deseaba saber si existe la posibilidad de que pueda ayudarlo a corregir las guías que nos entregó la semana pasada. Muchos esperan sus calificaciones, pero no comprenden que usted, como profesor, también tiene otras labores que hacer. Y para ahorrarle trabajo, además de saciar las ansias de mis compañeros por conocer sus notas, me gustaría estar presente cuando las revise... ―pidió vergonzosamente el de mechones carmesíes.

Kento aguardó unos segundos, pensativo.

―Eso ya lo veré, señor Itadori. Agradezco su preocupación. Pronto le daré una resp-...

En eso, una fémina se interpone entre ellos, interrumpiendo su charla.

―¡Nanami-sensei! ―pronunció la chica, removiéndose con ligera alteración. Ésta era de otro curso.

―¿Qué sucede? ―interrogó el de ojos ámbar.

―L-Los chicos del último grado parecen p-planear algo que podría afectar al establecimiento... ―expuso la más baja, contemplando de reojo su alrededor con una mirada asustadiza―. L-Los escuché hablar de ello recién, p-por eso fui corriendo a la sala de profesores, pero me topé con usted en el camino...

El par de hombres escuchaba con atención.

―¿Alcanzó a oír otro detalle más? ―cuestionó el de cabello bien peinado.

―Lamentablemente, no ―declaró la fémina, bajando su vista.

―¿Y sabe quiénes son los involucrados? ―Nanami intentaba buscar mayor información.

―¡Sí! Mahito, Hanami y Jogo ―nombró velozmente la chica―. ¡Ah! Y también un chico que cubría parte de su rostro con su cabello. Éste último no sé cómo se llama... nunca lo había visto.

Una ampolleta imaginaria iluminó la cabeza de Itadori, llegándole la imagen mental de la persona a la que se refería la contraria.

―¡Ese es Junpei Yoshino! ―exclamó Yuuji―. Va en mi curso.

―Bueno, señorita Keiko ―manifestó el mayor―. Muchas gracias por dar el aviso. Puede seguir con su recreo. Lo mismo para usted, Itadori.

El menor frunció su ceño, queriendo ser partícipe de aquella precaución, sin embargo, el docente ya había dado una orden, y él debía cumplirla.

Una buena despedida // [itabowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora