Dos semanas atrás
―¿S-Se encuentra disponible el señor Masamichi Yaga? ―inquirió dubitativo un hombre de lentes, piel blanquecina y corta melena negruzca―. Necesito hablar con él.
―Claro ―contestó la fémina que se encontraba en frente suyo―. Se encuentra un poco ocupado, pero le avisaré, ¿sí?
―Gracias... ―dijo el sujeto.
Dicho y hecho, la mujer dio suaves golpes en la puerta de la oficina del director. Desde el interior, aceptaron su ingreso y allí la fémina aprovechó de darle el comunicado al mayor.
―De acuerdo. Dígale que pase ―escuchó en la lejanía el hombre de anteojos.
La mujer le hizo un gesto con la cabeza, con lo que el de melena azabache asintió y se apresuró en entrar, cerrando la puerta detrás de sí. Al ingresar, el sujeto presente le indicó que tomara asiento en la silla frente al escritorio.
―Buenos días, señor Ijichi ―saludó tranquilo, pero serio el de cabellera chocolatosa―. ¿Qué lo trae por aquí?
―Buenos días... ―imitó el más bajo―. Venía a hablar con usted, puesto que me encuentro con algunos problemas de salud y requiero de un examen médico, por lo que deseaba pedir licencia, sí me lo permite.
El mayor juntó sus palmas, pensativo.
―¿Por cuánto sería? Más o menos para tener en cuenta el tiempo que estará ausente. Tendremos que buscar a alguien que lo reemplace por ese período ―cuestionó el de tez bronceada.
―Aún no lo sé. Todo depende de lo que digan en los exámenes.
―¿Pero alguna cantidad aproximada de tiempo que se le ocurra? ―comentó el contrario.
El más bajo negó.
―De acuerdo... ―pronunció el de mechones castaños―. Bueno, señor Ijichi. Le daré licencia y usted me mantendrá al tanto, en caso de que esta se extienda. Cuídese y que le vaya bien.
―I-Igualmente, señor... Muchas gracias ―se despidió el de anteojos, levantándose de su asiento y marchándose de la oficina.
Tras aquella charla con uno de sus empleados, Yaga, junto a la ayuda de las autoridades educacionales, se encargaron de buscar a una persona que pudiera tomar el cargo en la clase de física. El director avisó a los docentes del repentino cambio.
Presente
Los días transcurrieron y, luego de una larga espera, el nuevo profesor por fin se hallaba en el establecimiento. Así que, apenas llegó, Masamichi no dudó en enviarlo enseguida a las aulas, dado que los estudiantes habían perdido dos semanas sin tener sesiones de la asignatura y él no podía permitir que su alumnado perdiera tiempo valioso de conocimiento.
―Sin palabras ―opinaron los mayores, refiriéndose al nuevo profesor, mientras observaban al dúo de amigos.
―¡Sí tan sólo hubieran estado presentes en nuestra clase! Dios, jamás me olvidaré ―admitió Panda con emoción.
―Nadie despegaba la mirada del docente ―aseguró el de ojos celestes.
―Sí ―reafirmó la de hebras esmeraldas―. Es la primera vez que vi a la mayoría del curso prestar atención en física. Aunque, bueno, seguro seguirá existiendo ese porcentaje de estudiantes que centren su interés en el profesor, más que en la asignatura.
―¡Oh, vamos! ―se quejó pelicastaña, refunfuñona―. ¡Aunque sea, dennos detalles más precisos!
―Ni en broma ―mencionó la de coleta, cruzándose de brazos con una sonrisa torcida en su rostro.

ESTÁS LEYENDO
Una buena despedida // [itabowl]
Fiksi PenggemarItadori comienza a sentir atracción por sus profesores, y, al ser su último año en el establecimiento educacional, aprovecha la oportunidad de llevarse un buen recuerdo con ellos, y, quizás, un poco más... Datos importantes de la historia: 📌 Los pe...