༄Sanemi Shinazugawa, 24 años, profesor
༄Inosuke Hashibira, 17 años, Estudiante.
Ambos explosivos, mal hablados y actúan sin pensar, ¿Debería alguno ceder ante el otro?
Contenido Yaoi ♡ chicoxchico
Historia con lenguaje ofensivo y eventual +⑱, si te...
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No hacía falta decir que se encontraba completamente molesto y en ese momento se sentía el idiota más grande que podía existir, había tenido la oportunidad perfecta de deshacerse del molesto de su profesor, había respondido de manera impecable el examen, sin ninguna mancha de borrador sobre la hoja, los procedimientos ordenados, la respuesta resaltando a un costado de cada ejercicio, 4 ejercicios que le tomaron apenas veintitrés minutos, y entre todo eso, estaba el gran problema.
Sonrió cuando vio que el Shinazugawa calificaba aquel examen y daba por correctas sus respuestas, pero tembló cuando lo vio girar la hoja y hasta ese momento percatarse de un quinto ejercicio ahí, sin responder, quiso golpearse contra la mesa, ¿Por qué demonios no lo había visto?, No recordaba ver a Sanemi escribir en ese reverso, por lo que de inmediato entendió la trampa.
-Ese ejercicio no lo escribiste aquí, ¡ya lo traías desde antes! – Se puso de pie y golpeó con ambas manos la mesa, recargó su peso sobre sus palmas y se inclinó hacia Sanemi, mirando fijamente los ojos ciruela – Los conté, te vi escribir solo cuatro.
-Lo puse junto a los otros – Levanto la hoja poniéndola cerca del rostro de Inosuke – Mismo bolígrafo, misma profundidad al escribir, que tu no lo hayas visto es solamente tu culpa, además, aun que lo hubieras visto no lo habrías terminado a tiempo– El examen fue retirado con brusquedad de sus manos, observando como Inosuke comprimía la hoja haciendo una perfecta bola de papel la cual lanzó lejos.
- ¡Es una idiotez! – Gritó volviendo a su posición inicial retando al peliblanco quien solo tenía una ceja arqueada por su rabieta tan infantil –¡Ni creas que lo hare!, tú y tus asesorías se pueden ir a la mierda- Un fuerte golpe sobre la mesa lo descolocó, ahora tenía a Sanemi imitando su posición, acercándose a su rostro solo para controlar aquel ambiente hostil que ya habían creado.
-Escúchame bien, tienes de dos, o tomas las asesorías o no te vuelvas aparecer en mis clases, Tu decide – No pudo evitar sonreír al ver al de puntas azuladas regresar a su silla con los brazos cruzados sin dirigirle la palabra, asumiendo cuál era su decisión se inclinó nuevamente hacia él para mirarlo fijamente - Ahora dime, ¿Qué horario prefieres para las tutorías?
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