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Nervioso

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Nervioso

Esa la única palabra que podía definirlo además de un completo idiota.

Debido a los repentinos cambios de actitud en Sanemi, sus caricias y aquel beso cerca de sus labios que apenas duró unos segundos lo hicieron levantar bruscamente para alejarse del albino, sus piernas temblaban y no pudo evitar perder el equilibro tan pronto como intentó ponerse de pie, cayendo de sentón casi frente a él.

Escuchó una risa provenir del mayor, cosa que jamás esperó, pero era lógica aquella reacción después de la tonta escena que había sucedido de la nada, fue el primer momento en toda su vida que deseo que se lo tragara la tierra y lo arrojara en otro continente lejano donde no tuviera que afrontar la vergüenza que ahora sentía al comportarse de esa manera tan estúpida con la última persona quien pensó aceleraría su corazón con latidos frenéticos.

Lo ultimo que recuerda fue haber visto Sanemi extender su mano frente a él para ayudarlo a levantarse, la tomó y como si quisiera seguir jugando con su poca estabilidad lo abrazó contra su pecho para soltarlo después de unos cortos minutos.

Cuando lo vio apartarse no hizo más que tomar sus pertenencias y recordarle que no llegara tarde al siguiente día, no se fue sin antes girar en uno de sus dedos el aro donde tenia la copia de la llave de su departamento en un simple acto de burla y como si intentara retarle para que se la quitara, pero no hubo ningún reclamo, por lo que la guardo en una de sus bolsillos y salió del lugar dedicándole una sonrisa antes de retirarse.

Ahora, continuaba ahí parado casi a un costado de la puerta sin poder procesar todo lo que había sucedido, en verdad ¿Qué demonios había sido todo eso? ¿La caída del día anterior realmente le había afectado o solo deseaba escalar a un nuevo nivel aquel juego extraño que tenía con él?

No salió de sus pensamientos hasta escuchar a Sparks ladrar intentando olfatear y jalar con su hocico algo sobre la mesa, se acercó con curiosidad y pudo ver entonces que sobre la madera había una barra de chocolate, apenas sonrió y soltó un suspiro, le sorprendía que hubiera elegido su preferido y justo el que le había quitado para tirarlo a la basura cuando lo conoció.

De verdad necesitaba saber que era lo que sucedía, en su cabeza no había manera alguna de que se tratara de algún intento para llamar su atención y Sanemi tampoco parecía el tipo de persona que quisiera ser amable o pedir disculpas después de cargarla con un error tras otro, además... ¿Qué podría significar aquel beso?, ¡Era lógico! Tenia la respuesta frente a él y se negaba a aceptarla, porque no, el albino no podía gustar de alguien menor con quien además tuvo un horrible comienzo.

Sacudió sus cabellos con desesperación intentando despejar el caos que ahora asaltaba su cabeza, poco le importo despeinarse y crearse por accidente algunos nudos en el cabello, solo quería entender todo ese maldito lio, apagó las luces del departamento y caminó a su habitación quitándose la ropa en el trayecto hasta su cama donde simplemente se dejó caer, ni siquiera estaba cansado, pero prefería perderse en sueños antes que tener que seguir lidiando con esos pensamientos, porque no solo tendría que descifrar el sentir de Sanemi, también debía aceptar el propio.

Bestia Vs Bestia (SaneIno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora