༄Sanemi Shinazugawa, 24 años, profesor
༄Inosuke Hashibira, 17 años, Estudiante.
Ambos explosivos, mal hablados y actúan sin pensar, ¿Debería alguno ceder ante el otro?
Contenido Yaoi ♡ chicoxchico
Historia con lenguaje ofensivo y eventual +⑱, si te...
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Abrió los ojos lentamente con molestia por la luz en la habitación, su cabeza dolía y sentía una pesadez inusual sobre su cuerpo, colocó su brazo sobre su rostro para cubrir sus ojos pensando que sería un síntoma más de la resaca.
Jamás, en su vida, volvería hacerlo.
Intentó conciliar el sueño nuevamente creyendo estar en su habitación, seguramente Uzui seguiría en alguna parte de la casa y en un rato más iría a despertarlo, se estaba preparando para las posibles burlas que su amigo le lanzaría por tal idiotez y después le intentaría convencer de hablar nuevamente con Inosuke, pero no, esta vez no lo haría.
Le sorprendió la cantidad de cosas que pensaba en ese momento que pronto se vieron interrumpidas por una molesta canción resonando en la habitación, quitó su brazo del rostro y miro a su alrededor, dándose cuenta que no estaba en su cama como pensaba, ¿Por qué mierda Uzui lo había dejado ahí abandonado?
El sonido se detuvo, pero nuevamente comenzó a fastidiarle, quiso levantarse para buscar el maldito aparato que lo estaba reproduciendo para hacerlo trizas por aumentar su migraña, pero el peso sobre el se lo impidió, y entonces cuando presto atención al resto de su cuerpo, quiso recordar que demonios había pasado la noche anterior para tener al de puntas azuladas dormido plácidamente sobre él.
Lo observo unos minutos sin saber que hacer, ¿Debía despertarlo? ¿Dejarlo dormir?, En primer lugar ¿Por qué estaba ahí?
Nuevamente la maldita canción sonando lo hizo maldecir en un susurro y al parecer no era al único que empezaba a molestarle, pues Inosuke comenzó a moverse dando señales de vida, primero levantó un poco la cabeza totalmente desorientado, paso el dorso de su mano sobre sus ojos tallándolos un poco para aclarar su vista y después paso su palma sobre su mejilla para limpiar lo que era aparente saliva que dejó escapar mientras dormía.
El albino no pudo aguantar una risa, y entonces sus miradas se cruzaron por primera vez esa mañana.
— ¿Buenos días? — En ese momento lo que más le preocupaba era saber qué clase de ridículo había hecho la noche anterior, ya que era obvio que, si se encontraba en esa situación con él menor, era su culpa—¿Debo preguntar qué haces aquí?
— ¡Todo fue tu culpa, yo solo vine a disculparme y me obligaste a dormir sobre ti! — Le era imposible mantener la calma estando en aquella posición, por lo que intentó levantarse rápidamente, se movía de manera torpe por lo que estuvo a punto de caer, pero fue devuelto de un jalón a su sitio inicial por Sanemi.
— ¿A disculparte? Quisiera recordar eso — Aprovechó tenerlo sobre él y acarició un poco su espalda, Inosuke no parecía del tipo que pidiera disculpas, por lo que recordar aquello seria algo muy especial.
— No hace falta que lo recuerdes — Se mantuvo en silencio por unos minutos, recargando nuevamente su cabeza sobre el pecho del mayor solo para ocultar su rostro — Lo siento, ¿Bien?, no debí comportarme como un idiota ayer.
