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–¡Mamá, me quedaré a dormir con Nini esta noche, tía Lisa a aceptado!-gritó desde su habitación empacando alguna de sus cosas, pues tenía lo suficiente en la casa de al lado como para vivir allí.

–¿Y quien te dio permiso señorita?¿creías que tus profesores no me llamarían para decirme que estuviste distraída en todas las clases y que incluso te expulsaron de algunas de ellas?-Bom se recostó en el marco de la puerta cruzándose de brazos y mirándola con el ceño fruncido.

–Fue solo hoy mamá, lo sabes, aún no me encontraba completamente bien de lo que ocurrió el domingo y los profesores solo me presionaban y aunque sé que ese es su trabajo me desesperé muchísimo. Lo siento por eso mamá, juro que nunca volverá a ocurrir-se acercó a ella y tomó las manos de su progenitora entre las suyas con una sonrisa.

–Está bien corazón, pero que no vuelva a ocurrir, y puedes quedarte con Jen esta noche y todas las que quieras-sonrió también dejando un beso en su frente.

–¡Te amo mami!-la abrazó y cogió sus cosas para dirigirse a la escalera.

–¡¿Ves lo que digo?!¡A mi nunca me hablaste así, los profesores te decían algo malo sobre mi y me castigabas por un mes o más!¡eres muy condecendiente con esa niña, le das todo lo que pide, hasta Lisa lo hace, le cumplen todos sus caprichos!-antes de que la mayor pudiera responder la pequeña castaña se paró frente a su hermana y se cruzó de brazos con una sonrisa arrogante, nunca la había utilizado, pero ahora que la pelinegra es suya se siente más valiente que nunca, beneficios del amor.

–No podía tratarte igual porque a ti te llamaban la atención todos los días, en todas las clases durante todo el curso. Y no es que mamá me cumpla todos mis caprichos, yo me lo gano con mi comportamiento, y en cuanto a Lisa creo que estás celosa porque nunca te prestó atención y sabes que nunca lo hará, y es más facil echarle la culpa a los demás que aceptar que nos equivocamos, entiéndelo de una vez ella no te ama y aunque intentes miles de cosas, aunque te metas en su cama a la fuerza, aunque intentes obligarla a amarte no conseguirás que lo haga porque el amor no se fuerza, es algo que nace solo, solo digo, por si aún no lo sabías-les dió la espalda y se fue dejando a ambas mayores con los ojos abiertos como platos, no se esperaban que dijera cosas así, es más, no se esperaban que dijera algo.

–¡Nini!-gritó entrando a la mansión, la nombrada bajó las escaleras peleando con su cabello, estaba vestida y maquillada, casi lista para salir si no fuera porque su cabello se ponía rebelde en ciertas ocasiones–Déjame ayudarte-se deciso de su mochila dejándola en el sofá y tomó el peine de las manos de su prima comenzando a peinarla suavemente–Lista Nini, quedaste aún más hermosa de lo que ya eres-celebró con una sonrisa, la menor se dió la vuelta y se fundieron en un fuerte abrazo.

–Gracias Rosie, no sé que haría sin ti en momentos como este, o en cualquier otro-rieron y subieron a la habitación para que la castaña dejara sus cosas, Lisa llegó poco después pues había tenido que salir de urgencia por una complicación en el caso en el que trabaja–Ma, me quedaré a dormir esta noche en casa de Jisoo ¿está bien?

–Claro Jen, pero te cuidas y si necesitan algo me llaman-comentó dejando un beso en la cabeza de su hija–que te diviertas cariño, pero no hagan nada inapropiado-bromeó logrando que su hija se sonrojara, le divertía mucho hacer eso.

–¡Mamá, ya basta!-reprochó–te respondería si Jisoo no estuviera esperándome ya-protestó al escuchar el claxon de un vehículo y salió disparada por la puerta.

–¡Saluda a mi nuera de mi parte!-gritó por la ventana y pudo escuchar a su hija bufar haciéndola reir–¿Como está mi pequeña?-rodeó la cintura de la más baja con sus brazos y esta descansó los suyos en sus hombros dejando un piquito en sus labios.

–Mucho mejor ahora que estoy contigo-contestó recostando la cabeza en su pecho escuchando su corazón latir al mismo compáz que el suyo, dicen que cuando dos personas están enamoradas sus corazones se sincronizan, latiendo al mismo ritmo del de la persona amada y ellas lo estaban experimentando, realmente no importa en las condiciones que nazca o crezca un amor, pues su escencia nunca cambiará, seguirá siendo amor a pesar de todo.

–¿Y qué le gustaría comer a mi princesa hoy?-preguntó sacándole una sonrisita, la de ojos azabache se hizo la pensativa logrando que Lisa rodara los ojos.

–Mm... a ti-musitó sobre sus labios para después besarlos con desesperación pero sin llegar a nada más, se separó mordiendo suavemente los belfos de la mayor–pero como no es posible, quiero pasta-la pelinegra rió, ya veía venir esa respuesta, no hay nada que a Rosé le guste más, solo Lalisa.

–Entonces vamos a la cocina amor mío-bromeó cargándola al estilo matrimonio hasta el lugar mencionado, entre risas la sentó en una de las banquetas de la isla–Corta esto para la ensalada en lo que yo preparo esto-plantó un corto beso en sus labios y le dió la espalda para buscar el resto de los ingredientes, había tanta armonía entre ellas, tanta confianza y estaban tan acostumbradas a la otra que parecían una de esas parejas que llevan muchos años juntos, compartiendo cama cada mañana y noche, viviendo buenos y malos momentos junto a la persona amada, amándose igual que en un comienzo a pesar de que hayan pasado tantos años, de esas parejas que las ves y piensas «tienen a la persona correcta a su lado». Se miraron y una sonrisa inconciente iluminó sus rostros, la mayor se giró para seguir pero un comentario la hizo quedarse congelada en el lugar.

–Me gustaría tanto casarme contigo.

Entre sombras y sombras me faltas tú (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora