Epílogo

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Los años pasaron sin importar que para Lisa el tiempo se había detenido tras la partida de Rosé, se refugió en el trabajo, se entregó a él por completo, pero cuando llegaba a casa su mundo se derrumbaba, sombras y sombras de sus recuerdos más hermosos la acompañaban cada noche, pero le faltaba ella, sus ojos que eran igual que la noche, oscuros y llenos de estrellas, su aroma a primavera, su risa llenando esas frías paredes, su dulce voz...

Ese «no te acusaré por consideración a Jennie, porque realmente la quiero y no me gustaría que a estas alturas entrara en el sistema de acogidas con semejantes cargos en contra de su madre; si fuera por mi te juro que haría hasta lo imposible para que te pudrieras en la cárcel» no fue ni siquiera una brisa de paz cuando segundos después Bom le comunicó que se llevaría a sus hijas a Nueva Zelanda con su familia y que no volvería nunca ni les permitiría regresar, que estaba segura de que con el paso de los meses Rosé la olvidaría, que iniciaría una nueva vida, que se enamoraría de verdad y olvidaría ese estúpido capricho que ella le había inducido. La tailandesa quedó en tal estado de shock que no reaccionó hasta el día siguiente cuando su hija vino gritándole y pidiéndole explicaciones de lo sucedido, de la, según ella, estúpida y enferma relación que mantenía con su propia sobrina «¡la viste crecer a mi lado, tenemos la misma edad, ella podría ser yo mamá! Ni siquiera sé si quiero seguir llamándote así»«Roseanne tampoco se merece mi amistad ¡Dios, se estaba acostando con mi madre mientras pretendía ser mi amiga! tan inocente que se hacía y terminó siendo peor que su hermana, ¿por qué no te pudiste fijar en Yuna?» la pelinegra estaba demaciado encimismada como para entender o seguirle la conversación a la menor, la escuchaba pero ninguna de sus palabras lograba entrarle en la mente, sentía una presión insoportable en su pecho y su cabeza no hacía más que darle vueltas a lo dicho por Bom la noche anterior sin encontrar o siquiera buscar una solución, una forma de que se quede a su lado porque es imposible que exista alguna, pero por más imposible que sea tampoco podía asimilar que se iría, que no podría pasear por el parque a su lado, ese en el que tuvieron su primera cita; escucharla correr por la casa porque tiene demaciada energía para mantenerse quieta; escuchar su risa resonar entre esas frías paredes que ahora conformaban su hogar; verla dormir a su lado, tan tranquila, tan hermosa, tan suya; sentirla abrazándola en medio de la noche, su pequeño y delicado cuerpo buscando calor y protección entre sus brazos; tenerla a ella en su vida era lo que más extrañaría. «Y se irá ¿lo sabías? ahora ni siquiera puedo enojarme con Chaeyoung porque mi tía se la llevará esta tarde ¡y todo por tu maldita culpa!» esta frase fue la que hizo a Lisa salir de su trance, necesitaba verla aunque fuera una última vez, necesitaba guardar el recuerdo de sus ojitos negros en su memoria para que nunca se borraran, escucharla decir que la ama y que no fue un error o un capricho, que realmente sintió todo lo que dijo, que cada momento fue real; salió corriendo a la velocidad que sus piernas le permitieron ignorando las últimas palabras de Jennie sin saber que esto provocaría otro huracán en su vida que dejaría muchísimos más desastres que no le permitirían reponerse fácilmente, encendió el auto y condujo lo más rápido que pudo, se saltó varios semáforos en rojo, y aunque sabía que su estado no era el más idoneo para manejar esto no la detuvo de cumplir su cometido.

Llegó hasta la cartelera viendo que salían dos vuelos con destino a Nueva Zelanda en un par de minutos y que las puertas de abordaje están muy lejos una de la otra y no le daba tiempo buscar en ambas; fue hasta la recepción rogándole a la muchacha que estaba trabajando que la dejara usar el micrófono que conectaba con las bocinas del lugar, cuando obtuvo su permiso estuvo muy claro lo que debía hacer y comenzó a cantar.

Una parte de mi no te quiere soltar,
pero la otra no está convencida,
porque contigo yo me encuentro justo en la mitad
entre un verano y toda una vida.
Tú me vas cambiando las señales,
rompes mis planes y así no vale,
yo estaba esperando algo distinto
será mi instinto el que me falló...

Entre sombras y sombras me faltas tú (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora