–¡¡Aah!!-gritó Jennie estrujando la tela de su pecho entre sus puños ensangrentados, sentía que se quemaba, que el calor insoportable de las llamas del dolor se extendían por su cuerpo, se curvó intentando calmarlo pero fue en vano, sus lágrimas salían como cascadas descontroladas de sus ojos, su cuerpo y labio inferior temblaban amortiguando sus gimoteos, sabía que era cierto, por más que su madre no le contó la historia había escuchado partes de esta de algunas de las conversaciones, pero nunca había hablado de su padre, se podría decir que lo tenía todo, pero aún quedaba ese pequeño vacío que nunca había podido llenar, ese espacio que cubre sus orígenes, ese espacio que solo se hacía más grande cuando veía a los otros niños con sus papás o cuando estos mismos le preguntaban por él, aunque con Rosie siempre se sintió a salvo, era igual que ella y nunca la juzgó por no tener uno, mas cuando esta se iba el miedo volvía y tuvo que aprender a aparentar que es fuerte, que nada le afecta, que puede con todo, aunque por dentro se haga más daño–Mi mamá nunca me va a perdonar, le dije cosas muy feas Chaeng-musitó con la poca voz que le quedaba, estaba débil, pero no por no haber comido en tantas horas, estaba débil por haber ocultado sus sentimientos durante tanto tiempo, por fingir que nada le afectaba cuando en realidad se estaba derrumbando por dentro.
–Hey, hey, no digas eso Nini-se arrodilló a su lado abrazándola contra si misma mientras apoyaba el mentón en su cabeza–Lisa no te odia, no podría hacerlo, ella está desesperada por hablar contigo y aclarar las cosas, lo ha pasado tan mal como tú-susurró sintiéndose culpable, había contribuído con el mal estado de la menor, pero cumplío su cometido abriéndole los ojos–las dos deben darse una oportunidad, en unos meses esto se perderá en el pasado como un mal recuerdo que en algún momento olvidarán-concluyó dirigiéndole una sonrisa a su prima que ahora la miraba a los ojos con ese brillo llamado esperanza.
–¿Me acompañarías a hablar con mamá cuando regrese del trabajo?-inquirió encogiéndose en su lugar tal cual niña pequeña, se avergonzaba enormemente de lo que hizo y se prometió a si misma nunca volverlo a hacer, siempre escucharía a su madre y no se alejaría de ella, jamás.
–Claro que sí-besó su frente dejando sus labios descansar ahí por unos segundos–Mientras tanto date una ducha para cambiar ese humor en lo que yo tiendo la cama para que después puedas desayunar-sugirió más como una orden que Jennie no se atrevería a desobedecer.
–También tengo que disculparme con Bom, no la he tratado bien en las últimas horas y solo quería ayudarme-hizo una mueca de tristeza ganándose una sonrisa de Rosé, estaba feliz de que todo estuviera saliendo como debe ser, volviendo a su curso normal–¿Qué crees que sea lo que buscaba Jackson al decir todo eso, mantener una relación padre e hija conmigo no es, porque si fuera así me hubiera buscado antes, o al menos llamarme ayer, pero no lo hizo-llevó un trozo de panqué a su boca reflexionando lo que acababa de decir, las intenciones del hombre no son ser su padre, seguramente solo quería hacerle daño a su madre, pensaba Jennie mientras masticaba, la mayor se encogió de hombros sin saber la respuesta, o sin querer darla realmente. La menor se había disculpado con Bom nada más bajar, esta la abrazó asegurándole que nada estaba mal, que era normal haber reaccionado así dada la situación, y que saldría a la tienda a comprar algunas cosas para hacer una gran cena esta noche por la reconciliación de las Manoban–Da igual, lo importante es ¿qué le diré a mi madre para que me disculpe?-recostó su rostro en la palma de su mano sorbiendo de la pajita de su vaso de Mérida, ese era un pequeño secreto en la familia, nadie hablaría de ello a menos que la pelinegra lo permitiese, después de todo en el fondo solo es una pequeña bebé.
–Dile lo que sientes, eso será más que suficiente para ella, te quiere a su lado, sin importar si le pides perdón o no-comentó recordando las palabras de Lisa antes de dormirse, eso hizo un hueco en el pecho de Rosé, la persona que ama está triste y ella no podía hacer nada para aliviar su dolor, solo hablar con la causante de este, que para colmo también estaba mal y tembién es una persona importante para la castaña.
–¿Crees que sea tan fácil?
–Estuve ayer con Lisa y me lo dijo, ella te adora Nini, eres su niña, te ama a pesar de todo, así son las madres-aseguró sujetando su mano por encima de la mesa y dándole un pequeño apretón–solo tienes que hablar desde tu corazón y todo saldrá bien, te lo prometo.
La mañana había pasado lenta, se dedicaron a ver películas animadas como suelen hacer cada vez que se quedan juntas, preparan un bowl de palomitas, sacan refrescos, chocolates y todo listo, el cine perfecto ya está creado. Llegó el mediodía y Bom aún no había regresado así que tuvieron que prepararse ellas mismas el almuerzo, que por cierto se les quemó la primera vez. En la tardé los nervios llegaron, faltaban solo unas horas para que la pelinegra mayor regresara y los sentidos de Jen se comenzaron a alterar, alterando a Rosé junto con ella, pues por más que intentaba calmarla su mente siempre encontraba alguna posibilidad remota de que su disculpa fracazara llevándose el buen juicio de la castaña junto con el suyo. Un par de horas antes del momento cero pidieron tres cajas de pizza ya que todo lo comestible de la casa ya estaba en sus estómagos «una pequeña consecuencia secundaria de la ansiedad». Al llegar la hora cero escucharon el motor del auto de la abogada estacionando en la puerta vecina, ya era el momento y nada estaba bien.
–¿Estás lista?-indagó Rosé asomándose en la ventana viendo como su novia entraba a su casa.
–¡No, no lo estoy!-se exaltó sujetándose la cabeza entre las manos, su prima llegó hasta ella haciéndola detenerse y mirarla fijamente a los ojos.
–Lo estás, irás a hablar con ella como lo has hecho tantas veces y las cosas volverán a ser como antes ¿entendido?-un ligero asentimiento le dió la respuesta que buscaba, todo lo malo acabaría por fin, ya no había nada de que preocuparse.
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Entre sombras y sombras me faltas tú (Chaelisa)
RomanceLa vida es muy incierta, sobre todo en el amor. Nunca sabremos con exactitud cómo, cuándo o dónde encontraremos a la persona que estará junto a nosotros hasta la eternidad, como tampoco sabemos su edad, aspecto físico, si es hombre o mujer, y mucho...