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–¿Ya se pusieron los cinturones niñas?-inquirió mirando a su hija y su nuera por el espejo retrovisor, ambas asintieron y ahora su vista se dirigió a la castaña a su lado quien le sonreía cómplice mordiendo su labio inferior, Lisa le guiñó un ojo haciéndola sonrojar, la pareja estaba demaciado entretenida como para notar la interacción de las otras dos, pero alguien las estaba mirando desde muy cerca, observando cada uno de sus movimientos, siguiendo cada uno de sus pasos desde hace ya un tiempo, tiempo que estaba por terminar, llevándose con él la relación de Rosé y la mayor que estaba a cada momento más cerca de su fecha de caducidad, sin avisar, sin siquiera enviar previamente una notificación la vida las separaría dejando más de dos corazones destrozados en su camino, familias y amistades rotas, todo lo trabajado y cuidado por años se iría al demonio por un simple capricho–Te amo-musitó de forma que solo fuera audible para su sobrina, esta gesticuló un «yo también te amo» poniéndoles punto final a sus centencias, ahora solo era necesario encontrar el momento preciso para que la bomba explotara, y sin tener absolutamente ningún conocimiento del futuro emprendieron su viaje a casa.

–Volveré dentro de unos días mi amor, sabes que si fuera por mi no iría, pero surgió un contratiempo con los negocios que tenemos en Los Ángeles y debo ir a solucionarlos, estaré de regreso la semana que viene-explicaba Bom mientras los pucheros de su hija no se detenían–te quedarás con tu tía hasta que yo regrese-el brillo se apoderó de los ojos de la menor al escucar la noticia, mas intentó disimularlo para que no hubieran motivos de dudas, asintió fingiendo una expresión triste, no lo malentiendan, Rosé ama a su madre y nunca le ha gustado cuando se va de viaje pero esta vez tenía la oportunidad de estar a solas con su novia y disfrutar de su amor y sus mimos, pues Jennie se quedaría un par de semanas con Jisoo en su casa. Dejó un beso en su mejilla y la acompañó hasta su auto volviéndose a despedir de ella antes de que partiera al aeropuerto, regresó dentro y tomó un par de cosas dirigiéndose después a su «nueva» residencia temporal, allí se encontró con Jennie que se preparaba para salir, la sonrisa en sus labios no se podía pasar por alto, la pelinegra está más feliz desde que comenzó su noviazgo con la mayor, y a pesar de los iconvenientes que les causa Suga y su padre han logrado sobrellevarlo todo y tener una relación digna de envidia.

–¡La comida ya está lista!-anunció Lisa desde el comedor haciendo que las niñas se presentaran en segundos frente a ella–Preparen la mesa en lo que yo regreso-tomó un baño rápido dejando que el agua se llevara todo su cansancio y las malas sensaciones que la abrumaban en los últimos días, su hija era feliz y tenía a la chica de la cual está enamorada a su lado y correspondiendo sus sentimientos con la misma intensidad que los entrega, pero había algo que no la dejaba disfrutar de eso a plenitud, una presión en el pecho, su estómago se contraía con solo pensar en que algo saliera mal y sus pulmones no le dejaban recibir el suficiente oxígeno, al principio pensó que era algo físico y después de algunos exámenes médicos descartó toda posibilidad de enfermedad, solo quedaba el factor psicológico, el cual nunca ha sido su fuerte controlar. Salió viendo a las chicas ya en sus lugares conversando de las pruebas que tendrían que rendir al día siguiente y durante toda la semana, no quería interrumpirlas pero el hambre le ganó y alertó a las contrarias de su presencia, todas rieron y se sentó también entre ambas comenzando a degustar los alimentos acompañados de una pequeña charla bastante amena para las tres–¿Y están preparadas para los exámenes? recuerden que esta es la mayor nota en el curso.

–Claro que sí, estudiamos en el colegio cada vez que tenemos un momento libre, y Jisoo también nos ayudó con algunas cosas en las que teníamos dudas, esa prueba será pan comido para nosotras mamá-sonrió Jen terminando el postre.

–Eso es cierto, desde que Nini dejó de juntarse con Yoongi y sus amiguitos pasamos más tiempo juntas en la escuela, ellos solo eran unos parásitos que me quitaban la atención de mi primita favorita y mejor amiga en todo el mundo-la castaña utilizó el dramatismo a su favor sacándole algunas risas a las demás, al culminar la cena recogieron la mesa y lavaron los trastes.

–Ma me voy ya antes que se haga más tarde, mañana regresaré con Rosie para estar un rato con ustedes ¿ok?-preguntó sin esperar respuestas besando las mejillas de sus acompañantes y saliendo como cohete por la puerta.

–No podía aguantar más tiempo sin besarte-jadeó Lisa pegando a Rosé contra la pared en un ágil movimiento y capturó sus labios sin darle mucho tiempo para reaccionar, sus bocas se movían de forma agresiva una contra la otra, posesivas, en una lucha que ninguna pretendía ganar, las manos se movieron sin destino coherente recorriendo sus cuerpos, intentando abarcar la mayor extención posible, desesperadas por calmar sus deseos, por apaciguar el fuego que crecía en su interior, un cosquilleo en sus dedos les pedía más, que tocaran más, que sintieran más, que perdieran la cabeza de una vez por todas.

–No tenías por que hacerlo-gimió al sentir la lengua húmeda de la mayor delinear su pulso «ahora» acelerado, siguió su recorrido hasta llegar al escote sacándole la blusa de un tirón para enterrarse entre sus pechos, la castaña enredó una de sus manos en el cabello de su amante pegándola más a ella mientras que con la otra intentaba buscar de que agarrarse sin pensarlo mucho. La pelinegra se aferró a los muslos de su sobrina elevándola del suelo y obligándola a sujetarse con las piernas en su cintura, caminó a la habitación con rapidéz dejándola sobre la cama y procediendo a desprenderse de sus prendas para después quitar los zapatos de Rosé y desacerse de un jalón del pantalón, le abrió las piernas y se posicionó entre estas con una sonrisa adornándole el rostro contagiándola también, sus labios volvieron a conectarse sintiéndose aún más dulce que los besos anteriores, más especial; la menor arqueó la espalda dándole acceso al broche de su sujetador, el cual no dudó ni un segundo en quitar liberando los pequeños pechos que tanto le gustan.

–Eres hermosa-le confirmó mirándola a los ojos, quería asegurarse de que lo supiera, de que supiera que está enamorada de ella por la pureza de su alma y no por la belleza de su cuerpo, que es real lo que siente y no un simple deseo carnal que desaparecerá con el tiempo, que la quiere a ella por lo que es y por lo que no también, que ante sus ojos es perfecta. Un beso más corto le dió la confirmación que esperaba y procedió a seguir con su trabajo y darle más atención a sus senos, succionándolos, mordiéndolos y besándolos, sacándole todos los gemidos posibles, sus pieles ardían buscando más contacto entre ellas, fundirse en un solo cuerpo porque ya son una sola alma, buscaban amarse, nada más simple y complicado que eso.

–¡Dios!¿Qué están haciendo?!

Entre sombras y sombras me faltas tú (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora