Tiempo actual
–Tía Lisa-la ahora adolescente llegó hasta donde la esperaba la mayor fuera de la escuela–Jen se tuvo que quedar unos minutos más por petición de la profesora-informó después de saludarla con un beso en la mejilla.
–¿Pasa algo cariño?-indagó cuando esta la abrazó por la cintura escondiendo el rostro en su pecho. Rosé negó y apretó a la pelinegra entre sus delgados brazos.
–Vaya, es cierto lo que dicen todos, parece que ella es tu hija, y no yo-comentó Jennie haciendo notar su presencia, sus contrarias se separaron.
–Nini-la reprendió su madre mirándola con la ceja alzada.
–Perdón ¿sí?-levantó sus manos en señal de inocencia–solo fue una broma-la pelinegra menor es una adolescente complicada, no es mala ni nada parecido, pero sus arranques de rebeldía, sus malas contestas a los adultos en algunas ocasiones y las no muy buenas compañías de las que se rodea a veces, preocupan demaciado a Lisa, pero al menos tenía la tranquilidad de que su hija confía en ella y cualquier desición importante siempre se lo contaba o pedía uno de sus consejos.
–¿Qué tal les fue hoy en el colegio?-inquirió de camino al auto.
–Fue genial, aprendimos muchas cosas y me divertí mucho con mis amigos en los recreos-contestó emocionada la menor caminando de espaldas para poderlas ver mejor.
–Eso es maravilloso, y a ti Rosie ¿como te fue?-la observó sin dejar de caminar, manteniendo la sonrisa por el recién comentario de su hija.
–Bien, supongo-su voz se fue apagando dejando a Lisa muy preocupada, Rosé siempre está feliz, aunque sigue siendo tímida al hablar con personas que no sean de la familia, siempre le contagia su felicidad y buen humor a todos, así que debía pasar algo muy malo para que su estado de ánimo cambiara de esa forma.
–¿Qué ocurre?-tomó su brazo y la hizo detenerse buscando sus ojos, mas la castaña evitaba los de su contraria a toda costa.
–Es que un chico del salón le dijo que le parecía bonita y que le gusta-habló Jennie restándole importancia, sin saber que con esas palabras podía desatar al mismísimo infierno y liberar, por quien sabe cuanto tiempo, al demonio de los celos.
–¿Quién?¿Cómo se llama?-su ceño fruncido y el tono fuerte de su voz la hacían ver aún más intimidante llamando la atención de algunos de los estudiantes que aún vagaban por ahí.
–Rosé, preciosa ¿quieres salir conmigo el fin de semana?-preguntó un chico alto y rubio llegando a su lado–como una cita-le guiñó el ojo sin darse cuenta que con cada una de sus palabras y acciones estaba cavando su propia tumba.
–Hoseok, yoo...-su cabeza trabajaba lo más rápido posible para inventar una excusa y negarse a la invitación, pero no fue necesario esperar demaciado, en menos de diez segundos su mujer maravilla «como le llamaba a su mayor» había salido a su rescate.
–No puede-sentenció con firmeza apretando la mandíbula.
–¿Y por qué no?-bufó el jóven con una sonrisa prepotente en su rostro.
–Porque estará conmigo y no, no se puede cancelar-aclaró cuando lo vió con intención de refutar–Y mejor no la vuelvas a molestar porque a ella no le interesas-cogió a Rosé y a Jennie de la mano y las arrastró hasta el auto; la primera se encontraba ruborizada y con una brillante sonrisa por las acciones de la mayor, y la segunda se encontraba molesta, y exactamente por la misma razón.
–¡¿Qué te ocurre mamá? lo trataste muy mal!-reclamó la pelinegra menor subiendo al vehículo.
–Se lo merecía, es un imbécil-apretó el volante con todas sus fuerzas, necesitaba calmarse o regresaría a buscarlo y le daría sus buenos golpes, por más que sabe que Rosé en algún momento se enamorará y no tiene derecho a reaccionar así, no lo puede evitar, los celos son demaciado fuertes y se apoderan de ella.
–Gracias Lisa-rió la chica jugando con sus manos, amaba la forma en que la defendía, que reaccionara así cada vez que un chico se le acerca. La nombrada asintió mirándola por el espejo retrovizor y arrancó el carro un poco más calmada.
Al llegar a la mansión Park, Rosé se bajó y despidió de sus acompañantes al mismo tiempo que ellas entraban en la casa de al lado, a la cual se habían mudado hace dos años buscando independencia pero sin alejarse de la familia, y ciertamente nada había cambiado.
Después de una acalorada discusión entre madre e hija por lo ocurrido en la tarde se calmaron y ducharon para ir a comer a su antiguo hogar. Entraron al comedor y ya las estaban esperando, Lisa se sentó entre Yuna y Bom que está en la cabecera, y Jennie en frente a un lado de Rosé.–Tía ¿ya Rosie te contó sobre Hoseok?-indagó emocionada mientras comían el postre dejando a una persona avergonzada y a otra extremadamente molesta.
–No ¿quién es Hoseok hija?¿es tu novio?-un brillo especial iluminó los ojos de Bom, su pequeña nunca había hablado de ningún chico y esas cosas aunque son una tontería, a las madres les emociona mucho.
–No es mi novio, solo gusta de mi, nada más-aclaró mirando su plato casi vacío.
–¿Y a ti te gusta, hermanita?-inquirió proporcionándole un codazo cómplice a su compañera haciendo que esta refunfuñara.
–No, claro que no-negó repetidas veces poniendo su vista en cada uno de los comensales mientras lo hacía.
–Con permiso, voy a la cocina-la pelinegra habló con sequedad sin perder la educación y se levantó dirigiéndose al sitio mencionado apoyándose en la isla.
–¿Lisa?-llamó la castaña que la había seguido segundos después de que se retirara.
–¿Qué quieres Rosé?¿Seguir hablando de tu noviecito?-los celos son demaciado difíciles de ocultar y a la mayor se le está haciendo imposible en este momento.
–Solo quería decirte que lo siento, por todo lo que está ocurriendo-Lalisa se volteó en su dirección suavizando su expresión y tomándola del rostro para que la mirara, calmándose verdaderamente desde que comenzaron sus celos, ella era su pequeña y nadie se la podía quitar, no importaba lo que ocurriera en unos años, meses o días, se prometió que nunca volvería a hacerla sentir mal, Rosé será siempre de ella, aunque solo sea en sus más hermosos sueños.
–No tienes que hacerlo, no es tu culpa, yo soy la que tengo que pedir perdón por mi reacción, ni siquiera te pregunté si tú querías salir con él-su tono se volvió amargo al pronunciar las últimas palabras y un nudo se formó en su garganta casi impidiéndole respirar.
–No quería hacerlo, Hoseok no me interesa para nada-contestó sonriendo y colocando una de sus manos sobre la de Lisa que aún permanecía en su mejilla–Así que..-aclaró su garganta separándose de su contraria–¿a dónde me llevarás el fin de semana? dijiste que teníamos planes y me gustaría saber a donde iremos-comentó como si fuera algo normal que la mayor inventara salidas para alejar a los chicos, y en parte sí lo es, la pequeña Rosé siempre fue muy bella y tenía pretendientes, pero solo fue hasta que inició la segundaria que Lisa empezó a ponerse como loca porque se enteró de que alguien de su salón había intentado besarla, desde ese momento se volvió aún más sobreprotectora.
–Será sorpresa-dijo riendo–te encantará el lugar, de eso estoy segura-besó su mejilla y salió de la cocina dejando a Rosé con una hermosa sonrisa y en medio de las nubes por tanta felicidad.
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Entre sombras y sombras me faltas tú (Chaelisa)
Roman d'amourLa vida es muy incierta, sobre todo en el amor. Nunca sabremos con exactitud cómo, cuándo o dónde encontraremos a la persona que estará junto a nosotros hasta la eternidad, como tampoco sabemos su edad, aspecto físico, si es hombre o mujer, y mucho...