–Rosé siempre tiene que arruinarlo todo, siempre hay que hacer lo que la niñita consentida quiera-se quejó Yuna bajándose del auto y cerrando con un portazo.
–No hables así de tu hermana, se siente mal, podrías preocuparte por alguien más que no seas tú misma aunque sea una vez en tu vida-la regañó su madre saliendo por el lado del conductor, Jennie y Jisoo se bajaron también entrando a la residencia Manoban.
–No le hace falta que alguien más se preocupe por ella, ya las tiene a todas ustedes ¿y todo por qué? porque creció sin padre ¿sabes?¡yo también perdí a mi padre!¡cuando Roseanne nació te la pasabas casi todo el tiempo pendiente de ella, Lisa tampoco me presta atención por ella y además es la mejor amiga de Jennie, es la preferida de toda la familia ¿por qué? porque es más dulce, más amable que yo, porque ella sí es la hija perfecta!-gritó con los ojos inyectados en sangre.
–¿¡Acaso te estás escuchando!? Solo dices yo, yo, yo, te di la misma atención que a tu hermana, pero nunca entendiste que ya no eras la única, ahora son dos, nunca aprendiste a compartir y eso es lo que te ha llevado a ser tan egoísta-contraatacó acercándose peligrosamente a ella.
–Llevaré a Chae a su habitación-misitó la pelinegra cargando a la menor en sus brazos pues se había quedado dormida a mitad del viaje, su cuerpo estaba demaciado cansado como para seguir funcionando completamente, las protagonistas de la descusión ni siquiera le prestaron atención y esta solo suspiró adentrándose en la casa, la dejó suavemente sobre la cama pero esta se despertó nada más tocar el colchón–¿Te sientes mejor?-intentó tomar asiento a su lado pero las palabras que le dedicó la dejaron desconcertada y con un sabor muy amargo en su boca.
–Vete por favor, quiero estar sola-se puso de pie buscando algo cómodo en su armario para ponerse, la mayor asintió y se retiró dejándola sola, Rosé se derrumbó nada más sentir el sonido de la puerta al ser cerrada, cayó de rodillas al suelo abrazando su propio cuerpo, las lágrimas bajaron tan rápido de sus ojos que le fue imposible detenerlas, su garganta se cerraba un poco más a cada sollozo que contenía, la presión en su pecho se volvió casi insoportable y sus piernas temblaban cual gelatina, pasó horas y horas en la misma posición, no quería saber de nada ni de nadie que le recordara a Lisa, quería olvidarla, sacarla de una vez de su corazón así tenga que arrancárselo para lograrlo.
A la mañana siguiente le dolía cada parte de su ser, se sentía enferma, vacía y con ganas de quedarse encerrada en su cuarto, bajos sus mantas, sintiéndose miserable y autocompadeciéndose por el resto de la semana si le era posible. Pero como las cosas nunca son como queremos tuvo que fingir una sonrisa e ir a la escuela como cada día, quizás no fuera tan malo y podría encontrar una opción para lograr lo que quiere, aunque puede que no sea la mejor.
–Hola Hoseok-saludó al rubio que se encontraba hablando animadamente con sus amigos–¿Podemos hablar? a solas-pidió tímidamente y se alejaron lo suficiente para no ser escuchados–Me quería disculpar por lo del otro día, no me comporté bien contigo, no estaba pasando un buen día y cuando me hablaste solo exploté, también quería saber si te gustaría ir a mi casa esta tarde-murmuró lo último jugando con sus dedos, solo esperaba no haberse equivocado con lo que haría, la expresión del chico pasó de una neutra a una arrogante en cuestión de segundos.
–Claro, mi chofer vendrá por mi a la salida, nos vamos juntos-dejó un beso en su mejilla que solo logró revolverle el estómago, se sintió asqueada de si misma, todo sea por un bien mayor, o eso creía ella.
Las clases pasaron con una lentitud tortuosa para la castaña, le llamaron la atención en varios de los turnos y en otros la expulsaron del salón llamando la atención de todos, pero no le importaba, lo único que quería era que ese maldito día terminara de una vez por todas. En la entrada se encontró con un Hoseok muy sonriente esperándola recostado en el auto, lo saludó con una sonrisa forzada y se subió con él.
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Entre sombras y sombras me faltas tú (Chaelisa)
RomanceLa vida es muy incierta, sobre todo en el amor. Nunca sabremos con exactitud cómo, cuándo o dónde encontraremos a la persona que estará junto a nosotros hasta la eternidad, como tampoco sabemos su edad, aspecto físico, si es hombre o mujer, y mucho...