A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎

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Italia no fue capaz de relajarse en todo el camino. Además, los nervios se juntaron con el sentimiento de culpabilidad por no tener un regalo para España. A mitad de trayecto se les unió Rusia al grupo, que detectó su nerviosismo y le preguntó qué pasaba. 

—Nada—se limitó a responder el italiano, mirando hacia otro lado. Rusia no pareció creerle, pero al menos no insistió. Continuaron dirigiéndose hacia la casa de España, mientras Italia se preguntaba cómo se las iba a apañar si no tenía un regalo. No creía que España se lo exigiera, pero quizás se extrañaría si no le entregaba nada. 

Trató de pensar algo que pudiera darle, pero, definitivamente, no podía hacer nada. Se odió a sí mismo por haberlo dejado todo para última hora. Lo único que tenía que hacer, como se había dicho a sí mismo anteriormente, era estar un rato en la fiesta y, después, marcharse poniendo alguna excusa o, directamente, sin avisar a nadie más que a Grecia y Alemania. 

Antes de que se diera cuenta, ya estaban a tan sólo unos metros de la casa del español, y al italiano casi le dio un ataque al corazón.  Se le frenaron los pies. No quería entrar, pero Grecia vio sus intenciones y le agarró del brazo de inmediato para obligarle a seguir andando.

. . .

—Italia—llamó la griega, viendo las intenciones de su amigo. Le lanzó una mirada asesina. —Ni se te ocurra emborracharte. Sólo imagina qué pensaría España de ti si te encontrara besando al muro. 

El más alto gruñó, apoyándose en el respaldo del sofá. Apenas llevaba media hora y ya tenía ganas de irse. Además, España apenas había tenido tiempo para saludarle antes de que Portugal se lo llevara para seguir hablando con él.

Él había acudido para ver a España e intentar relacionarse para que el español pensara un poco mejor de él, pero era algo imposible si no se quitaba de encima a Portugal primero. Envidió más que nunca la tarde anterior, donde ambos habían estado haciendo el trabajo juntos, sin nadie que les molestara por primera vez en mucho tiempo. Al fin y al cabo, durante la quedada en la cafetería también habían estado más o menos solos, pero, al fin y al cabo, había tenido a Grecia, Alemania y Japón observándoles todo el tiempo, de modo que no habían llegado a estar completamente a solas.

Se planteó levantarse y apañárselas para sacar a España de allí, para, por lo menos, poder hablar con él durante dos minutos. 

Aunque no se veía capaz. Por alguna razón, le daba una vergüenza increíble. Quizá era porque había mucha gente alrededor. De nuevo, se odió a sí mismo por no ser capaz de levantarse y saludarle, pero sí serlo para tomarle por la mandíbula para mirarle o pasarle el brazo por los hombros, exactamente como la tarde anterior. 

Para colmo, no tenía absolutamente nada que hacer. Grecia estaba observando la vida pasar y Rusia y Alemania estaban hablando un poco apartados, ambos con una sonrisa en la cara. Definitivamente, Rusia iba mucho más avanzado que él en el objetivo de encontrar pareja. España ni siquiera le hablaba cuando estaba con Portugal, y Rusia ya tenía a Alemania soltando risitas tontas de vez en cuando, con un sonrojo en las mejillas.