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—Pero

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—Pero... ¿Y si no le gusta?—Preguntó Italia, con miedo, clavándose en su sitio y negándose a avanzar junto a Grecia, que tiraba de su brazo porque no había quien lo moviera. La griega giró la cabeza para mirarle, poniendo los ojos en blanco.

—Claro que le va a gustar. Él mismo quiso comprársela, e iba a hacerlo de no ser porque tú le pediste que no lo hiciera. Le tiene que gustar.—Respondió Grecia, refiriéndose al regalo que Italia le había comprado a España. Dos días después, todos los que participaban en el amigo invisible habían quedado de nuevo en la playa para entregarse los regalos. Sin embargo, a Italia le había entrado el pánico a última hora, y había empezado a pensar que quizás su regalo no le gustaba a España. 

—Ya, pero... ¿Y si ahora no? ¿Y si ha cambiado de idea

—¡ITALIA!—Chilló Grecia, enfurecida. Italia se puso medio pálido y se apresuró a caminar, siendo tirado del brazo por la griega, con miedo. No quería ver a España. Sabía que, si lo hacía, se iba a poner tremendamente nervioso y se iba a volver a bloquear. Además, no iba a ser capaz de soportar la idea de ver a España entregándole su regalo a Portugal con su sonrisa tierna y su sonrojo. Además, entre la descripción que le había hecho de su amigo invisible —que no podía ser otro más que Noruega, Portugal o Francia—, se encontraban las dos palabras "bastante guapo". Eso le deprimió todavía más. ¿Y si le gustaba Portugal?

Entre los pocos países que faltaban por llegar se encontraban ellos dos, de modo que el grupo aumentó cuando llegaron, e Italia oyó por ahí que el único que faltaba por llegar era Portugal.

...Así que al final sí que participaba. E Italia iba a entregarle con toda la ilusión a España su regalo, solo para ver cómo éste le daba el suyo a Portugal. Se sintió engañado, aunque sabía que estaba exagerando. España no tenía pareja (o eso creía), y si tenía, no era él ni de lejos. De modo que, si España quería pasarse el día con Portugal y quererle, podía hacerlo sin problemas. Aunque Italia nunca fuera a superarlo. 

Tuvo que apartar la vista cuando vio a Portugal aparecer en la playa y a España correr para abrazarle con fuerza y ternura. El portugués solo le revolvió el cabello con gesto cariñoso como si fuera su padre antes de que el español se separara.

Italia se mordió el labio por dentro, tratando de no sentirse molesto, pero le estaba resultando literalmente imposible. No quiso moverse de donde estaba cuando todo el mundo empezó a buscar su amigo invisible para entregarle el regalo. 

Grecia le insistió varias veces para que se levantara, pero el más alto no le hizo caso hasta casi un minuto entero después. Le entregó su bolsa con el regalo a Grecia, quien la agarró con confusión y sorpresa.

—Toma. —Italia hizo una breve pausa, casi con lágrimas en los ojos. —Dale mi regalo a España de mi parte. Y quédate con el que me corresponda a mí, yo ya no quiero saber nada de amigos invisibles.

Grecia se quedó callada durante algunos segundos, y cuando quiso decir algo u obligarle a Italia a regresar y a entregarle su regalo a España a pesar de los celos, el italiano ya había salido de la playa con paso acelerado.

Estaba harto de que la alegría de ver a España siempre se sustituyera por un sentimiento de celos cuando, de repente, aparecía Portugal y lo arruinaba todo. Ya no quería saber nada de él. Ni de amigos invisibles ni de nada que tuviera que ver con Portugal.

Cuando regresó a casa, allí solo se encontraba su padre con Imperio Japonés, aunque, por suerte, ninguno empezó a hacerle preguntas sobre dónde había ido y con quién.  

Cerró la puerta de su habitación y  se derrumbó sobre la cama, con lágrimas en los ojos. 

(...)

—Perdona que te lo diga, pero eres imbécil—le dijo Grecia, que hablaba por teléfono con Italia. Éste último casi podía ver el ceño fruncido de su amiga tras el teléfono. —No te imaginas lo bonita que hubiera sido la escena si te hubieras quedado. 

Italia miró hacia otro lado, con fastidio. 

—Claro que sí, me hubiera encantado ver cómo un país con el que he hablado una vez en mi vida me entrega un regalo con un sonrojo en las mejillas y una sonrisa de tonto. —Resopló con paciencia. No es que hubiera hecho nada muy divertido en ese último rato, pues lo único que había hecho había sido intentar evitar las lágrimas y permanecer tumbado en la cama. 

—No es por eso, capullo. Le tocaste a España.

—¡¿Qué?!—chilló Italia, después de procesarlo por unos segundos. Abrió los ojos como platos. Su corazón había pegado un acelerón, haciendo que Italia se pusiera nervioso sin saber ni siquiera por qué. —No puede ser.

—Sí puede ser porque lo es. Se me acercó y me preguntó dónde estabas. Yo le dije que te habías ido porque no te encontrabas bien y entonces me dio una bolsa, diciéndome que te la entregara porque era tu regalo del amigo invisible. Y se mostró muy contento cuando le di tu regalo.  —Respondió Grecia, con tono indignado, como si quisiera que se arrepintiera de haberse ido.

Y lo consiguió. Italia se odió a sí mismo y a sus celos. Si se hubiera quedado a pesar de la presencia de Portugal, podría haberle entregado su regalo a España. Quizás Portugal lo hubiera arruinado todo enseguida, pero habría sido muy bonito entregarse el regalo el uno al otro. 

—Entonces, ¡Devuélveme el regalo!—Pidió Italia, con algo de desesperación. 

—Pero dijiste que me lo podría quedar—respondió Grecia. No parecía molesta, pero tampoco tenía demasiado interés en devolverle la sudadera a Italia. 

—¡Bueno, pues ahora exijo que me la devuelvas! ¡No sabía que me iba a regalar España!—Respondió Italia, decidido a recuperar su sudadera. No sabía qué pensaría España de él si veía que su sudadera la llevaba Grecia. Seguramente le odiaría. 

—Está bien, tampoco  es que me encante—respondió Grecia, con un suspiro de paciencia.

De nuevo, Italia se odió a sí mismo por haberse ido de la playa tan pronto. Lo que desearía haberse quedado allí a pesar de su molestia para poder darle el regalo al español. Había vuelto a dejarle tirado. Suspiró, sintiéndose una persona horrible. Después le colgó el teléfono a Grecia, murmurando un "adiós" que apenas se oyó.

Volvió a derrumbarse sobre la cama.

Volvió a derrumbarse sobre la cama

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A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora