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Habían pasado algunas horas desde que Italia se había dormido, abrazado a su padre

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Habían pasado algunas horas desde que Italia se había dormido, abrazado a su padre. Italia Fascista también había terminado por relajarse y cerrar los ojos, hasta dormirse finalmente.

Imperio Japonés no había podido evitar sonreír al entrar a la habitación de su hijastro y encontrar a padre e hijo durmiendo abrazados.

Le había dolido tener que despertarlos para que acudieran a cenar. Por otra parte, Italia había leído un mensaje que Rusia le había enviado, informándole de que mañana por la tarde, tanto él como Alemania regresarían a sus casas.

Aunque España seguía sin querer hablar con él, Grecia al menos ya empezaba a dirigirle la palabra en ocasiones, aunque siempre por mensaje. Supuso que se le había empezado a pasar el enfado.

Perfecto. Ahora sólo quedaba España. Aunque, por desgracia, no tenía ni idea de qué podía hacer para que le perdonase. No quería hablar con él y, por supuesto, también se negaba a quedar.

De modo que sólo quedaba una forma mediante la que quizás podía arreglar las cosas con España. Más o menos. Estaba seguro de que el español no se tiraría a sus brazos de inmediato, pero quizás serviría para relajar un poco el ambiente.

Le informó a su padre de que tenía que salir urgentemente a un sitio que no especificó y que ya cenaría después, una vez hubiera vuelto. No le dio a Italia Fascista la oportunidad de obligarle a quedarse en casa, sino que, antes de que el más mayor puediera darse cuenta, su hijo ya había salido corriendo de la casa, con demasiada prisa.

A esa hora, muchas de las tiendas estaban cerradas, pero había algunas que todavía tenían las puertas abiertas al público. La idea de Italia era hacerle un pequeño regalo como disculpa al España, a ver si conseguía que se le pasara el enfado.

Puede que sonara un poco estúpido, pues España no se iba a enamorar perdidamente de él porque le hiciera un regalo, pero merecía la pena intentarlo.

Le llevó casi media hora encontrar algo que mereciera la pena. Al final optó por comprarle un collar que pensó que le gustaría, en una joyería que encontró por allí, junto con un cojín pequeño con el dibujo de el español y él, uno al lado de otro, que le pidió que hiciera a un artista callejero que encontró.

Ciertamente, el dibujo había quedado precioso, e Italia pensó que, quizás, con eso bastaría. Cuando llegó a su casa, se negó a comer hasta que no tuvo listo su regalo. Metió el cojín en una caja que encontró en la habitación de Japón, y puso encima el collar con un pequeño cristal amarillo y rojo, como si fuera la bandera del país del español. Finalmente, colocó la tapa y agarró un papel y un bolígrafo.

Se quedó pensativo durante algunos segundos, sin saber qué escribirle. Quería escribir algo que convenciera a España de que de verdad estaba arrepentido. Porque lo estaba. Al final, escribió un mensaje muy breve:

Para España

Espero que puedas perdonarme ♥︎

Italia

A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora