{ 16 }

477 52 3
                                    

—Papá, me voy con

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Papá, me voy con...

—De eso nada—Italia Fascista asomó la cabeza desde la cocina, con el ceño fruncido. Se acercó a su hijo, que estaba a punto de salir por la puerta principal, pero ahora se había detenido al oír que su padre se negaba a dejarle salir.

—¿Por qué? He quedado con Grecia—Protestó el menor, mientras su padre se acercaba y le agarraba a su hijo del brazo con fuerza, como si temiese que Italia fuera a fugarse de repente.

—Hoy tenemos comida familiar—se limitó a responder el italiano mayor. Italia abrió los ojos como platos.

—¿Cómo que comida familiar? Papá, ¿Qué familia? ¿Imperio Japonés, Japón, tú y yo? ¡Si vivimos juntos!—Protestó. No le veía el sentido a hacer una "comida familiar" con la misma gente con la que convivía.

—No solo con ellos, por supuesto. Third Reich y Alemania también vendrán—respondió Italia Fascista, mientras se colocaba bien su gorra militar, la cual estaba manchada de algún ingrediente.

—¿Desde cuándo Reich y Alemania son de la familia?

—Desde que a mí me apetece.

Italia resopló antes de dejarse caer sobre el sofá del salón, molesto. Ahora iba a tener que soportar a su padre, a la familia japonesa y a la alemana durante un buen tiempo, y eso solo le ponía de mal humor.

Oyó cómo su padre regresaba a la cocina, donde ya se encontraba Imperio Japonés cantando a pleno pulmón una canción en japonés, seguramente de algún anime que había visto recientemente.

Italia pensó en hablarle a España, pero de inmediato se dio cuenta de que no se atrevía. ¿Y si pensaba que era pesado? O, peor, ¿Y si además, le despertaba? Aunque eran casi las dos de la tarde, no creía que el español siguiese durmiendo a esa hora, pero nunca se sabía y decidió no arriesgarse.

Por otra parte, se odió a sí mismo por no ser capaz de enviarle un simple mensaje. Si no socializaba con él, iba a ser difícil que se hicieran amigos, y mucho menos, pareja.

Aunque no quiso agobiarse ni sentirse más culpable. Al fin y al cabo, todavía tenían que quedar algún día para hacer juntos el trabajo de ONU. Eso le hizo recordar que todavía tenía que comprar los materiales, ya que era así como había quedado con España.

Le fastidiaba el hecho de que siempre que se ponía a pensar, recordaba algo que tenía que hacer y le entraba la pereza. Se tumbó en el sofá sin ningún tipo de elegancia y le escribió a Grecia para decirle que tenía comida familiar y que no iba a poder ir. Para colmo, estaba seguro de que la griega se iba a molestar, e iba a empezar a culparle, pensando que él sabía lo de la comida, pero que aun así había quedado con ella para cancelarlo en el último momento y fastidiarla, sabiendo que era ella la que pagaba el restaurante en el que habían quedado.

A veces, la griega se montaba unas películas muy raras en su cabeza.

Por suerte, tardó un rato en leerlo y, para entonces, Alemania y Third Reich ya habían llegado. En el mismo momento en el que el timbre de la casa sonó, el italiano menor se encerró en el baño. No le apetecía ver a nadie. No porque estuviera molesto por no haber podido reunirse con Grecia, sino que, simplemente, quería estar en su habitación, solo, escuchando música o durmiendo. Además, no tenía ningún tipo de hambre.

A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora