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Le daba mucha pena tener que despertar a España, porque era increíblemente adorable cuando dormía, pero tenía que hacerlo

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Le daba mucha pena tener que despertar a España, porque era increíblemente adorable cuando dormía, pero tenía que hacerlo. Aquel día era muy, muy importante, y no podían desperdiciarlo durmiendo.

Además, era Navidad.

Sacudió con cuidado el hombro del menor para que se despertara, y España se movió un poco, con un quejido, antes de abrir los ojos poco a poco.

—Feliz Navidad—le dijo Italia en cuanto estuvo seguro de que le escuchaba. España sonrió y murmuró algo ligeramente intelegible, pero que el más alto supuso que querría decir «Feliz Navidad». —Tenemos que estar en el descampado de la feria en una hora.

—Es verdad, la feria—respondió España, con algo de pereza. Italia le avisó de que iba a ducharse y que no entrara al baño, pero le dio la impresión de que España apenas le escuchaba.

El menor no se levantó hasta que pasaron unos cinco minutos y se vio obligado a ponerse en pie. La primera razón, porque tenía hambre. La segunda, porque su gato Michi también parecía tenerla.

De modo que tocó a la puerta del baño y cuando Italia por fin le escuchó, le dijo que iba a ir a su casa para ducharse y para ponerle comida al gato.

Italia salió de la ducha de inmediato y apenas le dio tiempo a ponerse una toalla, todavía chorreando entero, antes de abrir la puerta del baño y quedar frente a España, que tenía a Michi en los brazos y ahora le miraba con una ceja alzada y un leve sonrojo en las mejillas.

—Espera, eh... Puedes ducharte aquí si quieres y... en cuanto al gato, eh... Tengo comida para gatos en la cocina porque a veces Japón e Imperio Japonés comen de eso. Así que no hace falta que te vayas...

Sus mejillas se volvieron rojas casi de inmediato, pero se negaba a dejar que España se marchara así como así, después de la noche tan bonita que habían pasado juntos.

Al menos el menor aceptó, e Italia se relajó un poco. Se apresuró a cambiarse para dejar pasar de inmediato a España. Éste se lo agradeció con un beso en la mejilla antes de cerrar la puerta del baño. Italia se quedó parado frente a ella unos segundos antes de procesar que había vuelto a ocurrir.

Iba a agarrar a Michi para caminar hacia la cocina, cuando sonó la voz de España desde dentro del baño.

—Esto, eh... Italia, necesito una... Eh... Abrió la puerta un poco y asomó la cabeza, con vergüenza por si alguien le escuchaba decir aquello. El más alto se quedó callado sin decir nada, esperando a que el menor terminara la frase, aunque de repente entendió lo que el menor quería decir y se sintió muy tonto.

Asintió con vergüenza de inmediato y salió todo lo rápido que pudo de allí. No sabía dónde encontrar lo que España necesitaba en su habitación, pero estaba seguro de que alguna tenía que haber en la de Japón.

De modo que irrumpió en la habitación de su hermanastra sin decir nada y despertando a la Japonesa, que seguía durmiendo. Ésta protestó con un bufido, desperezándose, pero Italia la ignoró y comenzó a rebuscar en su mesilla de noche y cajones, sin encontrar nada.

A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora