{ 39 }

270 25 2
                                    

Una vez fuera del restaurante, Alemania agarró a Blondi y se despidió de Rusia con un beso, para después irse en otra dirección

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una vez fuera del restaurante, Alemania agarró a Blondi y se despidió de Rusia con un beso, para después irse en otra dirección.

—Te acompaño a casa—habló Italia, aunque no al ruso, sino a España. Este último sólo sonrió y le abrazó con fuerza haciendo que el más alto casi muriera de un ataque al corazón, para después comenzar a caminar en otra dirección. Rusia le lanzó una mirada burlona a su mejor amigo, quien le miró con cara de querer matarle y en seguida se dio la vuelta para seguir al español.

Rusia se preguntó entonces qué hacer. No le apetecía regresar a su casa, donde su padre y su hermano permanecían encerrados en sus habitaciones, y donde Ucrania se pasaba el tiempo con ataques de alegría por la quedada del día siguiente. 

Italia dejó de prestarle atención a su mejor amigo para centrarse en España, quien le guiaba por la calle.  El más alto recordaba dónde se encontraba la casa del menor, pero no quiso decir nada porque era demasiado tierno cuando sonreía con semejante emoción.

—¿Y cómo estás?—Preguntó Italia, aunque sabía que eso era algo que debía haber preguntado nada más verle hacía unas horas. España se pegó mucho a él sin dejar de andar, temblando un poco del frío.

—Bien—respondió el menor, mientras los dientes le castañeaban. Italia le observó durante unos segundos antes de hablar, sonriendo como podía porque tenía la cara congelada.

—¿Quieres mi chaqueta?—Le preguntó. En realidad, no deseaba dársela porque sabía que, si lo hacía, se moriría literalmente de frío, pero tampoco le gustaba ver a España temblando de esa manera.  El menor giró la cara para mirarle, sorprendido, como si estuviera preguntándole si de verdad haría eso por él, aunque supusiera morir congelado.

Finalmente, sacudió la cabeza y volvió a mirar al frente.

—No, gracias. Te vas a morir de frío.

—No me importa.

—No, gracias—repitió España. A Italia le pareció que se mostraba un poco frío con él, pero le consoló saber que al menos no se había separado de él todavía. Italia quiso sacar el tema de lo que había ocurrido en la fiesta hacía casi una semana, para pedirle perdón de nuevo, pero no quiso hacerlo,  porque quizás España recordaba lo que le había hecho y se enfadaba con él otra vez.

De pronto, un ruido interrumpió la conversación. 

Enseguida se dieron cuenta de que se trataba del móvil de España. Este lo sacó del bolsillo y lo miró con una ceja alzada. ¿Quién le estaría llamando? 

Era Alemania, según Italia había podido ver en la pantalla.

España sonrió un poco y se llevó el móvil a la oreja después de aceptar la llamada. 

Italia hizo lo posible por escuchar aunque fuese un poco la conversación, pero no lo consiguió y al final optó por mantenerse como antes, esperando a que la llamada finalizase. En realidad fue corta, pues España pronto aceptó lo que fuese que Alemania le había dicho.

A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora