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Eran las diez de la mañana e Italia todavía continuaba durmiendo

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Eran las diez de la mañana e Italia todavía continuaba durmiendo. O al menos era lo que hacía hasta que le despertó el horrible ruido de su teléfono sonando. Pensó en ignorarlo, pero al ver que la persona no se cansaba de llamar, decidió inclinarse un poco para ver quien era.

Suspiró. Se trataba de Grecia.

Le tentaba la idea de no aceptar la llamada para poder seguir durmiendo. Estaba agotado, y su plan para ese día era dormir hasta tarde. De modo que dejó el teléfono de lado, esperando a que la griega se cansara de esperar y colgara.

Por desgracia, eso no sucedió, sino que la llamada siguió y siguió, hasta que Italia se cansó y no tuvo más remedio que apartar con cuidado los brazos de Daniel, que hasta ahora le rodeaban el cuerpo en un abrazo, para agarrar el teléfono con fastidio.

—¿Qué quieres?—Preguntó Italia en voz baja para no despertar al chico que continuaba durmiendo a su lado. 

—¡Ya era hora, Italia! —Hizo una breve pausa, molesta, y suspiró. —Ábreme, estoy en la puerta de tu casa. Y como no lo hagas, llamaré al timbre ocho veces seguidas y será tu padre el que la abra. 

—¡No, no hace falta!—Se apresuró a decir Italia. Italia Fascista ya estaba lo suficientemente molesto por haber abierto la puerta de la habitación de su hijo a las ocho de la mañana y habérselo encontrado abrazado a un chico que no conocía, como para tener que soportar a sus amigos en su casa a las diez de la mañana. Iba a tirar a Grecia a patadas.

Colgó la llamada antes de que Grecia pudiera decir nada más, y miró a su alrededor. Su habitación no estaba desordenada por completo, pero no le vendría nada mal un poco de orden.

Pero, sobre todo, tenía que sacar a Daniel de allí. No podía dejar de Grecia lo viese, y menos desnudo y durmiendo en su habitación, porque entonces empezaría a soltarle un sermón sobre que no podía ir por ahí acostándose con cualquiera en plena conquista de España.

Obviamente, no podía salir de casa por la puerta porque ahí estaba Grecia. Y tampoco podía salir por la ventana porque para volver a su casa pasaba obligatoriamente por la puerta principal y ahí estaba Grecia también. Era obvio que lo iba a ver. 

Así que se vio obligado a despertarle de forma algo brusca. Daniel no parecía tener ningún tipo de prisa por abrir los ojos. Era obvio que no sabía lo que ocurría, y que tampoco tenía ni idea de por qué Italia estaba tan nervioso. Se apartó cuando intentó darle un beso, y le ordenó que se pusiera la ropa interior, agarrara su ropa y se metiera en el armario corriendo, y que una vez ahí dentro ya se vistiera. 

No le dio explicaciones, solamente le ordenó que se quedara callado y que no hiciera ningún ruido. 

En eso, Italia se vistió más rápido que nunca y ordenó como pudo la habitación, estirando el cubre de la cama y ordenando un poco las cosas. No se molestó en peinarse para parecer un poco más decente. Al fin y al cabo, se acababa de despertar y era comprensible que se encontrara tan despeinado.

A chiste ❀ ~ España × Italia ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora