Capítulo 3

322 23 6
                                    

Alicia empezó a desempacar. Y cuando volvió del clóset, Martin estaba sin camisa. Ella se detuvo de repente y dejó que sus ojos admiraran lo que estaba frente a ella.

- ¿Qué estás haciendo? - preguntó Alicia, saliendo de su aturdimiento.

- Me voy a bañar. - Martin dijo, desabotonándose los pantalones.

- ¿Necesitas quitarte la ropa aquí? – preguntó ella cuando lo vio solo en bóxers.

"¿Qué hombre es este?" - pensó.

- No quieres que me bañe con mi ropa, ¿verdad? - dijo mientras se dirigía al baño.

Cuando se encontró sola, ella cayó sobre su cama, asombrada por lo que acababa de suceder.

- Dios mío... ¿qué fue eso? - Alicia se dijo a sí misma.

A los pocos minutos, él salió del baño envuelto en una toalla. Ella no pudo evitar admirar el hermoso cuerpo de Martin, incluso se distrajo con una gota de agua que le corría por el pecho.

- ¡Alicia! - Llamó Martin, al notar que ella estaba distraída.

- ¿Sí? – Se puso roja por haber sido sorprendida en el acto mirándolo.

- ¿Está bien si pongo mi ropa en el clóset? - preguntó sonriendo.

- ¡Por supuesto, siéntete como en tu casa! - contestó, martirizándose por ponerse en evidencia.

"¡Como si yo nunca hubiera visto a un hombre sin camisa!... ¡Dios mío, debe pensar que soy una pervertida!" - pensó Alicia, mientras terminaba de desempacar su tercera maleta.

...

Martin esperaba a Alicia, que se había encerrado en el baño durante horas para prepararse para la cena, que en realidad era una fiesta, porque Yaya había invitado a muchas personas.

"¡Cuánto tardan las mujeres en prepararse!" - Pensó él. Ya estaba acostado, cansado de esperarla.

- ¿Nos vamos? - Alicia dijo, mientras salía del baño.

Cuando Martin la vio, su boca se abrió y no pudo dejar de mirarla de arriba a abajo. Ella estaba maravillosa, lucía un vestido rojo que le llegaba hasta la rodilla, con escote en V, un maquillaje no muy fuerte y el pelo suelto y lacio.

- ¡Oh, te ves hermosa! - dijo mirándola.

- ¡Gracias, tú también te ves hermoso! - le agradeció por la amabilidad.

Los dos bajaron las escaleras, tomados del brazo. Mientras Alicia saludó a unos conocidos, Martin fue a buscarle una copa de champaña y pronto estaban en un rincón hablando, hasta que fueron interrumpidos por una mujer.

- Hola primita, ¡me alegro de que hayas venido! – Dijo Carlota, abrazándola.

- ¡Carlota! ¿Cómo estás? - Alicia preguntó de mala gana.

- ¡Genial! Y bueno, veo que estás muy bien acompañada, ¡primita! - dijo Carlota, midiendo a Martin desde arriba a abajo.

- Es cierto... ¡lo estoy! - Alicia sonrió - este es Martin, ¡mi novio!

Martin saludó a Carlota con un besito en la mejilla.

- ¡Veo que superaste muy bien lo de ser abandonada en el altar, hasta encontraste a un novio más joven que tú! – trató de provocarla.

- ¡Así parece! – Alicia fingió restarles importancia a sus provocaciones respecto a lo de Sergio, aunque hasta ese momento no se había detenido mucho a pensar en la diferencia de edades respecto a Martin.

- Bueno, si me disculpan, voy a saludar a la tía Yaya. - Carlota dejó a los dos solos.

La verdad es que Alicia estaba furiosa con el comentario de Carlota, pero se calmó y volvió a hablar con Martin.

- ¿Tú tienes familia? - le preguntó con curiosidad.

- No... ¡Soy hijo único y nunca llegué a conocer a mi padre! – Contestó tranquilamente.

- ¡Lo siento mucho! Yo ... Alicia se detuvo a mitad de la frase cuando vio a su hermana Julieta tomada del brazo de Sergio acercándose a ellos.

- ¿Sucedió algo? ¿Estás bien? - preguntó Martin, preocupado. De pronto Alicia se puso blanca.

- ¡No, no estoy bien!

- ¡Alicia, hermanita! - Dijo Julieta, abrazándola.

- ¡Hola, Julieta! ¿Como estás? - preguntó Alicia.

- ¡Excelente! Y él... ¿quién es? - Julieta señaló a Martin, que solo las miraba en silencio.

Martin, al ver que Alicia no podía pronunciar una sola palabra, se presentó.

- ¡Soy Martin, el novio de Alicia! - dijo acercándose a Alicia y abrazándola por detrás.

- ¡Vaya, hermana! ¡No pierdes el tiempo! - dijo Julieta en tono de burla.

- ¡Pues que te digo, así es la vida! – Alicia trataba de parecer contenta y tranquila

- ¡Hola, Alicia! - dijo Sergio, que había estado detrás de Julieta todo el tiempo, escuchando todo.

-Ho ... ¡Hola Sergio! – ella se puso seria.

- ¡Te ves muy bien! – dijo Sergio, viendo a Martin todavía abrazándola.

- Gracias, y... ¡felicitaciones por la boda! - habló Alicia, no queriendo prolongar la conversación. Sentía que en cualquier momento se desmayaría.

- ¿Vamos a tomar un poco de aire en el jardín, mi amor? - preguntó Martin, al ver que ella no se encontraba bien.

- Buena idea. Con permiso, nos hablamos más tarde. – se despidió y luego salieron abrazados.

Cuando llegaron al jardín, que estaba todo iluminado, Martin buscó a un lugar para que se sentaran y guardó silencio, esperando a que Alicia se recuperara.

- ¡Muchas gracias! – habló después de unos minutos, rompiendo el silencio.

- ¿Por qué? – Preguntó él, sin entender el motivo del agradecimiento.

- Por ayudarme... ¡no creo que hubiera podido si no estuvieras ahí! – le contestó con una sonrisa triste.

- ¡No te preocupes, Alicia! – le devolvió la sonrisa.

Se quedaron un rato más en silencio en el jardín, pero pronto tuvieron que regresar. Martin notó que Alicia no se encontraba bien, porque aunque el susto del primer encuentro con su ex había pasado, ella estaba bebiendo demasiado.

- Será mejor que te calmes un poco. - agarró la copa de su mano y la puso en un mueble cercano.

-Estoy bien ... ¡Solo me estoy divirtiendo un poco! - Alicia dijo riendo, por supuesto que estaba alterada por la bebida.

Martin rogó para que la fiesta terminara pronto, antes de que ella hiciera algo estúpido. Y sintió un alivio cuando al fin sólo se quedaron los miembros de la familia, así que pidió permiso para retirarse junto a su "novia".

- Disculpen... Creo que será mejor que me lleve a Alicia arriba. ¡Que tengan todos muy buenas noches!

Alicia no puso resistencia, después de la euforia ahora se sentía somnolienta. Martin la ayudó a subir las escaleras, la llevó a la habitación y la acostó.

- ¡Realmente soy una idiota! - Alicia murmuró, con los ojos llenos de lágrimas.

- No eres una idiota, Alicia... ¡solo te sientes mal por toda la situación!

- No... ¡Soy una tonta! ¿Cómo pude enamorarme de ese canalla? - preguntó Alicia con lágrimas corriendo por su rostro.

- Olvídalo... ¡Eres una mujer increíble y te mereces a alguien mejor que ese miserable!

Pronto Alicia ya estaba dormida.

"¡Ella todavía lo ama!" pensó él, mientras la veía dormir.

– ¡Buenas noches, Alicia! - susurró Martin, acariciando su rostro.

El acompañante (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora