Capítulo 4

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A la mañana siguiente, Alicia se despertó tarde. Estaba sola y con un tremendo dolor de cabeza. Se preguntó dónde estaba Martin, pero pronto su pregunta fue respondida con su entrada a la habitación.

– ¡Buenos días, Alicia!

- ¡Buenos días, Martin!

- ¿Te sientes bien? –preguntó él, notando que ella estaba desmejorada.

- No... ¡siento que mi cabeza se va a explotar! - dijo Alicia, mirándolo.

- Te pediré una medicina... esperame un minuto, ¡ahora vuelvo! - dijo atentamente y se dirigió a la puerta.

- No, no hace falta. ¡Quiero hablar contigo! - intervino Alicia, impidiéndole que se fuera.

- ¿De qué quieres hablar? - preguntó Martin, sentado frente a ella en la cama.

- Quiero disculparme por lo de anoche ... ¡Bebí demasiado y seguramente dije alguna tontería! - ella evitó su mirada.

- No hay nada de que disculparte... ¡Necesitabas a esa borrachera!

- Aún así, quiero que me perdones. ¡Eres mi acompañante, no mi nana!

- ¡Olvídalo! - dijo sonriendo.

Y así se hizo un incómodo silencio entre ellos, Alicia apenas podía mirar a Martin. Su sonrisa pícara y esos ojos intensos la dejaban desconcertada.

- ¿Vamos a dar un paseo? - preguntó Martin, rompiendo el silencio.

- ¿Adónde quieres ir?

- A donde quieras llevarme... ¡Conozco muy poco de México!

- Está bien, me arreglo y nos vamos. - Alicia dijo, levantándose.

- ¿Y tu dolor de cabeza? - preguntó preocupado

- ¡No te preocupes, pronto se me va a quitar y antes de que nos vayamos me tomo la medicina! - ella le sonrió.

"Es tan atento! "- pensó Alicia.

Después de media hora, estaba lista.

- ¿Adónde vamos? - preguntó Martin, curioso.

- ¿Sabes patinar sobre hielo?

- ¡No!

- ¿Vives en Londres y no sabes patinar sobre hielo? – le preguntó, divertida.

- No he tenido la oportunidad de aprender.

- ¡Pues entonces te enseñaré!

Pasaron todo el camino hablando de varios temas. Bueno, al menos Alicia era quien más hablaba. Estaba súper emocionada, Martin solo la escuchaba y decía algunas cosas de vez en cuando, pero su atención estaba completamente en Alicia.

- ¿Segura que sabes patinar, Alicia? – le preguntó con incertidumbre mientras la miraba ponerse los patines.

- Para tu información, soy una gran patinadora. - contestó tratando de parecer seria.

– ¡Bueno, entonces haz una demostración! - habló sonriendo.

- Está bien ... ¡Mirame y aprende! - dijo mientras entraba a la pista de hielo.

Alicia empezó a patinar en círculos, luego agarró velocidad e hizo algunos saltos, dejando a Martin con la boca abierta.

- ¿Ahora confías en mí para enseñarte? – le preguntó, acercándose.

- Vaya... ¡Eres muy buena! ¿Has pensado alguna vez en ser una profesional?

- No, esto es solo un hobby... ¡y no te hagas, ven acá! — dijo Alicia, tendiéndole la mano.

El acompañante (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora