Cuando Martin llegó al cuarto, Alicia estaba tan distraída que ni siquiera lo notó entrar.
– ¿Alicia? – la llamó
- ¡Llegaste! - dijo, notando su presencia.
- ¡Sí, y te tengo una sorpresa! - dijo Martin sonriendo.
- ¿Una sorpresa? - preguntó con curiosidad.
- Pero tienes que cerrar los ojos hasta que yo diga que puedes abrirlos... ¡y no puedes hacer trampa!
Alicia lo miró con recelo, pero terminó cediendo y cerrando los ojos.
Martin tomó la sorpresa que estaba en una canasta junto a la puerta de la habitación y entró con ella.
– ¡Ya puedes abrir los ojos!
Cuando Alicia vio a la sorpresa, una enorme sonrisa surgió en sus labios.
- ¿En serio es para mí? - preguntó emocionada mirando a Martin.
- ¡Todo tuyo! - dijo entregándole un perrito con una cinta azul alrededor de su cuello.
- Está hermoso, ¡me encantó! – acurrucó el perrito en sus brazos como si fuera un bebé.
Martin se quedó unos minutos mirando a Alicia abrazando al perro, ella parecía haberse olvidado de los terribles momentos por los que había pasado. Parecía verdaderamente feliz, y no simplemente tratando de fingir que estaba bien como en la mañana.
- ¿Ya tiene nombre? - Alicia preguntó.
- No, aún no. ¡Estaba esperando a que su dueña lo bautizara! - dijo Martin, acariciando la cabeza del animalito.
- A ver... déjame pensar.
- ¿Y si le pones Pulgoso? - sugirió Martin, estallando en risas.
- ¡De ninguna manera, él no tiene pulgas! - dijo Alicia, dándole a Martin una palmadita juguetona en el hombro y riéndose. - ¡Se va a llamar Apolo! - dijo mirando al cachorro.
- Es un nombre un poco fuerte para un perro, ¿no crees?
- ¡Creo que es perfecto!
Martin la miraba encantado, Alicia parecía una niña teniendo a su primer perro.
- Gracias de nuevo... ¡No puedo agradecerte lo suficiente por lo que estás haciendo! - dijo sonriendo.
- ¡Hago esto por ti! - Martin dijo mirándola a los ojos.
Alicia se sonrojó ante esa declaración, pero no se sintió incómoda. Los dos pasaron la tarde jugando con Apolo, ella parecía haber renacido con la llegada del perro.
- ¿Dónde va a dormir? - preguntó Martin.
- Aquí, conmigo. ¡Tú puedes dormir en el suelo! – contestó Alicia, tratando de mantenerse seria.
Martin la miró con el ceño fruncido.
- ¿Me estás cambiando por el perro? – la miró juguetón.
- Le dijiste pulgoso ... ¡te lo mereces! - Alicia le devolvió la mirada.
- ¡Entonces tendrás que sacarme de aquí si quieres! - dijo Martin metiéndose bajo las sábanas.
Alicia sonrió y aceptó el reto. Metió a Apolo en la canasta en la que él había llegado y se acercó a Martin, tratando de sacarlo de la cama, pero ni siquiera pudo moverlo de su lugar.
Ellos jugaban como dos niños. Martin tiró de ella haciéndola perder el equilibrio y caerse arriba de él, entonces la inmovilizó mientras Alicia luchaba por levantarse.
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El acompañante (ADAPTACIÓN)
RomansaAlicia Montiel se va a Londres para huir de los recuerdos de su casi matrimonio fallido con Sergio Carranza. Allí se convierte en una respetada profesional, pero su vida amorosa nunca se recuperó después de lo sucedido. Ahora, después de 10 años lej...