Capítulo 7

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Cuando Martin llegó al cuarto, Alicia estaba tan distraída que ni siquiera lo notó entrar.

– ¿Alicia? – la llamó

- ¡Llegaste! - dijo, notando su presencia.

- ¡Sí, y te tengo una sorpresa! - dijo Martin sonriendo.

- ¿Una sorpresa? - preguntó con curiosidad.

- Pero tienes que cerrar los ojos hasta que yo diga que puedes abrirlos... ¡y no puedes hacer trampa!

Alicia lo miró con recelo, pero terminó cediendo y cerrando los ojos.

Martin tomó la sorpresa que estaba en una canasta junto a la puerta de la habitación y entró con ella.

– ¡Ya puedes abrir los ojos!

Cuando Alicia vio a la sorpresa, una enorme sonrisa surgió en sus labios.

- ¿En serio es para mí? - preguntó emocionada mirando a Martin.

- ¡Todo tuyo! - dijo entregándole un perrito con una cinta azul alrededor de su cuello.

- Está hermoso, ¡me encantó! – acurrucó el perrito en sus brazos como si fuera un bebé.

Martin se quedó unos minutos mirando a Alicia abrazando al perro, ella parecía haberse olvidado de los terribles momentos por los que había pasado. Parecía verdaderamente feliz, y no simplemente tratando de fingir que estaba bien como en la mañana.

- ¿Ya tiene nombre? - Alicia preguntó.

- No, aún no. ¡Estaba esperando a que su dueña lo bautizara! - dijo Martin, acariciando la cabeza del animalito.

- A ver... déjame pensar.

- ¿Y si le pones Pulgoso? - sugirió Martin, estallando en risas.

- ¡De ​​ninguna manera, él no tiene pulgas! - dijo Alicia, dándole a Martin una palmadita juguetona en el hombro y riéndose. - ¡Se va a llamar Apolo! - dijo mirando al cachorro.

- Es un nombre un poco fuerte para un perro, ¿no crees?

- ¡Creo que es perfecto!

Martin la miraba encantado, Alicia parecía una niña teniendo a su primer perro.

- Gracias de nuevo... ¡No puedo agradecerte lo suficiente por lo que estás haciendo! - dijo sonriendo.

- ¡Hago esto por ti! - Martin dijo mirándola a los ojos.

Alicia se sonrojó ante esa declaración, pero no se sintió incómoda. Los dos pasaron la tarde jugando con Apolo, ella parecía haber renacido con la llegada del perro.

- ¿Dónde va a dormir? - preguntó Martin.

- Aquí, conmigo. ¡Tú puedes dormir en el suelo! – contestó Alicia, tratando de mantenerse seria.

Martin la miró con el ceño fruncido.

- ¿Me estás cambiando por el perro? – la miró juguetón.

- Le dijiste pulgoso ... ¡te lo mereces! - Alicia le devolvió la mirada.

- ¡Entonces tendrás que sacarme de aquí si quieres! - dijo Martin metiéndose bajo las sábanas.

Alicia sonrió y aceptó el reto. Metió a Apolo en la canasta en la que él había llegado y se acercó a Martin, tratando de sacarlo de la cama, pero ni siquiera pudo moverlo de su lugar.

Ellos jugaban como dos niños. Martin tiró de ella haciéndola perder el equilibrio y caerse arriba de él, entonces la inmovilizó mientras Alicia luchaba por levantarse.

El acompañante (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora