Capítulo 39 - Fin

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== 3 meses después ===

Por fin había llegado el gran día y Alicia estuvo toda la tarde en un spa, estaba hecha un manojo de nervios... pero aun así intentaba disfrutar al máximo.

Todo estaba listo, Fedora se estaba encargando de todos los detalles para que nada saliera mal, mientras que Yaya se hizo cargo de Isa y Sebas, ahora con casi 1 año de edad. Los niños estaban cada día más hermosos.

Después de la luna de miel, Alicia y Martin habían acordado que se mudarían, estaban muy ilusionados con la idea de al fin tener un hogar solo para ellos, los mellizos y Apolo. Incluso invitaron a la Sra. Alison a venir a México y seguir siendo el ama de llaves, lo cual ella aceptó.

Pero no abandonarían a Yaya, por lo que compraron una casa enorme muy cerca de la mansión Montiel, así que iban a ser vecinos.

== Algunas horas después - mansión Montiel: ===

- ¡¡Estoy tan feliz!! - Alicia dijo mientras la peluquera le arreglaba el cabello. Definitivamente, lo sucedido con Sergio había quedado atrás, en ese momento ella ni siquiera se acordaba de que algún día él la había dejado plantada en la iglesia.

- ¡Será una gran noche, sobrina! - expresó Yaya mirándola.

- Ojalá que Julieta estuviera aquí para compartir esta felicidad con nosotros... - Alicia dijo mirando a su tía a través del reflejo del espejo.

- ¡Lo está, en espíritu! - habló sonriendo.

...

Martin se iba a arreglar en casa de Fabián, para no correr el riesgo de ver a la novia antes de tiempo. Estaba quizás más nervioso que Alicia...

La pareja estuvo todo el día sin verse y, por supuesto, ya se extrañaba mucho.

- ¡Y esas horas que no pasan! - dijo Martin, caminando de un lado a otro.

- ¡Cálmate, o te va a dar algo y no vas a poder casarte! - habló Fabián, riéndose del nerviosismo de su cuñado.

- ¡Dices eso porque no eres tú!

- Yo también he pasado por esto, y entiendo cómo te sientes. Pero créeme, ponerse nervioso no te va a ayudar. - se defendió.

Los invitados ya estaban llegando a la iglesia para la celebración de la boda. Martin se fue temprano a la iglesia y mientras esperaba el momento para posicionarse en el altar, habló con los invitados que ya estaban allí.

Alicia estaba encantada con su vestido... era un sueño. Se acercaba la hora y Fabián, que entraría con Alicia, ya la estaba esperando en la sala. Cuando la vio bajar las escaleras...

- ¡Te ves hermosísima, hermana! - dijo sonriendo.

- Gracias, Fabián. ¡Pero estoy hecha un manojo de nervios! - confesó.

- ¡Martin está aún más nervioso! - se rio.

- Entonces vámonos... ¡No quiero llegar tarde! - ella lo tomo de la mano con ansiedad.

- ¡Pero las novias siempre llegan tarde, Alicia! - dijo riendo.

- Las que no están seguras si quieren casarse, sí ... ¡pero yo soy la mujer más segura del mundo! - expresó mientras se dirigían a la limusina blanca que los esperaba en la puerta de la mansión.

El camino a la iglesia se hizo más largo por el tráfico, y Martin no podía quedarse quieto. Cada momento miraba su reloj... Alicia ya llegaba 20 minutos tarde, lo que ponía a Martin aún más nervioso.

Y cuando finalmente sonó la canción y se abrieron las grandes puertas de la iglesia revelando la llegada de la novia, él abrió una gran sonrisa, que Alicia le devolvió de inmediato. En todo el camino hasta el altar, ellos no despegaron los ojos el uno del otro.

- ¡Cuídala! - dijo Fabián abrazando a Martin, cuando llegaron al altar.

- ¡No te preocupes, la cuidaré! - respondió sonriendo.

Martin le dio a Alicia su brazo, se arrodillaron y el sacerdote comenzó la celebración...

Los dos escuchaban atentamente las palabras del padre, y de vez en cuando intercambiaban miradas, sonrisas...

- ¿Tú, Martin Guerra, aceptas a Alicia Montiel como tu legítima esposa y prometes amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? - preguntó el sacerdote.

- ¡Sí! - respondió mirando a Alicia a los ojos.

- Tú, Alicia Montiel, ¿aceptas a Martin como tu legítimo esposo y prometes amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe? - preguntó el sacerdote de nuevo.

- ¡Sí! - Alicia dijo con ojos llorosos mirando a Martin.

- ¡Entonces, con el poder que se me ha otorgado, los declaro marido y mujer! ¡Puedes besar a la novia! - dijo sonriéndoles a ambos.

Martin ayudó a Alicia a ponerse de pie, y sin apartarle la mirada, la besó, tranquilo, apasionado... solo rompieron el beso cuando todos en la iglesia comenzaron a aplaudir a la pareja.

Después de la ceremonia habría una gran fiesta en el jardín de la mansión. Cuando la pareja finalmente llegó al lugar, todos los invitados volvieron a aplaudir y Yaya junto con la niñera llevaron a Isa y Sebas con sus papás.

- ¡Mis amores! - dijo Martin tomando a uno de los bebés que le sonrió, mientras Alicia tomaba al otro.

...

Después de que la pareja pasara unas horas bailando y divirtiéndose como nunca, alguien del personal contratado para trabajar en la fiesta indicó que era hora de partir el pastel.

- ¿PUEDEN DARME UN MINUTO DE SU ATENCIÓN? - preguntó Martin, levantando la voz para hacerse escuchar en medio de las conversaciones de los invitados.

Todos se volvieron hacia él prestando atención a lo que tenía que decir.

- Quiero aprovechar ese momento para decir unas palabras... trataré de expresar lo mucho que me siento un hombre realizado al lado de una mujer maravillosa y hermosos hijos. - sonrió y miró a Alicia. - ¡Doy gracias a Dios todos los días por haber aceptado ser el acompañante de esta maravillosa mujer! - dijo señalando a Alicia que tenía una gran sonrisa en su rostro. - Aunque confieso que cuando recibí la llamada de Fedora pensé en negarme.

Todos se rieron. Esta historia ya la conocían algunos presentes allí...

-...pero cuando llamé para cancelar la cita, no pude. Esa dulce voz al otro lado de la línea... creo que me enamoré en ese momento. Nuestra relación no fue nada convencional, pero miren a dónde hemos llegado... ¡Te amo, Alicia Montiel de Guerra, y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado! - levantó su copa. - ¡Salud!

- ¡SALUD! - dijeron todos siguiendo su ejemplo.

Cuando Martin volvió a mirar a Alicia, ella tenía lágrimas en los ojos y lo abrazó.

- ¡Te amo, Martin! ¡Gracias por cambiarme la vida! - Alicia le susurró al oído mientras seguían abrazados.

FIN

¡Gracias a todos los que siguieron la historia hasta aqui!

El acompañante (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora