Capítulo 34

209 18 2
                                    

Alicia se recuperaba de la anestesia, mientras Martin babeaba por los bebés en el cunero.

- Hola, mi niño... - dijo mientras miraba al bebé durmiendo. - ¡Qué bonito eres! – expresó emocionado. - ¡Isa, mi princesita! - dijo ahora admirando a su hija.

Si Martin pudiera, se quedaría ahí horas con los bebés. Pero se vio obligado a irse, así que no tardó en volver al cuarto de Alicia, que estaba dormida.

La familia Montiel se puso muy contenta con las buenas noticias. En tan pocas horas, nacieron los hijos de Alicia y Julieta se despertó del coma. Era demasiado bueno para ser verdad, pero el destino parecia sonreír a los Montiel.

Julieta estaba haciendo las últimas pruebas para ver si estaba realmente bien. Y como esperaban los médicos, estaba perfecta... la razón por qué se quedó tantos meses en coma seguía siendo un misterio para los doctores.

- ¿Cuándo podré ver a mi hermana? - preguntó Julieta con impaciencia.

- ¡No se ha despertado de la anestesia, sobrina! - Yaya dijo, había estado a su lado desde que recibió la noticia.

- ¡Tengo que hablar con Alicia! – repitió ansiosa.

- Lo sé, hija mía... ¡no has hablado de nada más desde que te despertaste! ¿No quieres ir a ver a tus sobrinos?

- ¡Primero quiero hablar con Alicia! - insistió.

Julieta se pasó toda la tarde inquieta preguntando todo el tiempo por su hermana... y solo por la noche le informaron que estaba despierta y que finalmente podría verla.

Cuando Julieta entró a la habitación en una silla de ruedas, Alicia, que en este momento estaba sola porque Martin se había ido a la cafetería, se llevó una gran sorpresa, todavía no sabía que su hermana finalmente se había despertado.

- Hermana, ¡te despertaste! - dijo Alicia con lágrimas en los ojos.

- ¡Me desperté, Alicia! - dijo Julieta sonriendo.

Aunque aún se sentía débil, ella se levantó de la silla y abrazó a su hermana.

- ¡Gracias por todo, Alicia! – expresó Julieta con sinceridad.

Alicia no respondió, las lágrimas le nublaron la vista. Pero estaba inmensamente feliz de que pareciera arrepentida por todas las cosas malas que había hecho.

Tras el abrazo, Julieta regresó a la silla y entonces le contó rápidamente a Alicia que se había despertado de la nada y que ya estaba enterada que habían nacido sus sobrinos, así que felicitó a su hermana. Pero después de ese pequeño momento de felicidad, se puso seria y decidió que ya no quería ocultarles nada a su familia.

- ¡Tengo que decirte algo, Alicia!

- ¿Qué pasó? - preguntó mirándola preocupada.

- ¡Sergio fue quien me disparó!

- Ya lo sabemos... ¡él ahora está huyendo! – reveló.

- ¡Ese maldito cobarde! – habló enojada. – En realidad, lo que tienes que saber es que yo estaba chantajeando a Sergio para que se casara conmigo.

- ¿Lo chantajeaste? ¿Por qué? - preguntó sin comprender del todo.

- ¡Porque descubrí un secreto suyo ... y lo usé para obligarlo a aceptar la boda!

- ¿Y cuál es este secreto?

- ¿Recuerdas que cuando conociste a Sergio, él estaba empezando una sociedad con la fábrica Montiel? - preguntó mirándola.

- ¡Por supuesto que lo recuerdo!

- Bueno, él se acercó a ti e hizo todo lo posible para que aceptaras ser su novia y así ganarse tu confianza y la de la familia. ¿También recuerdas que la fábrica tuvo una deuda de más de 200 millones de dólares, y por eso casi se declaró en quiebra?

- Claro que sí, recuerdo que al final descubrimos que un empleado nos estaba robando, ¡él lo confesó y después hasta lo detuvieron por un tiempo! – dijo mientras recordaba esos momentos - ¡Ahora dime lo que averiguaste! - preguntó angustiada, ya sacando sus propias conclusiones.

- Bueno... ¡Sergio te usó, Alicia! - la miró con preocupación. No quería traer más sufrimiento del que ya le había traído a su hermana.

- ¿Me usó? ¿Cómo? – cuestionó sin creer lo que estaba escuchando.

- Varias veces te hizo firmar papeles sin que los leyeras... siempre decía que eran cosas sin importancia, y como tú confiabas en él, terminabas firmando sin revisar el contenido de esos documentos. Así es como tomaba el dinero para él. – explicó.

- ¡No lo puedo creer! - Alicia dijo con los ojos llenos de lágrimas al recordar las muchas veces que Sergio le hizo firmar estos papeles.

- Bueno, y cuando vio que ya no podía tomar dinero de la fábrica, disolvió la sociedad y muy generosamente no pidió que se le devolviera el dinero que supuestamente había perdido con la casi quiebra de la fábrica Montiel. Además, chantajeó al empleado, que era su cómplice, para que se echara la culpa solo, y así nadie seguiría averiguando.

Alicia escuchaba todo con atención. Lo más doloroso de todo era que Sergio la había utilizado de la peor manera. Ella lo ayudó a robar la fábrica sin saber nada...

- ¿De verdad te enamoraste de él? ¿Por qué querías casarte? – preguntó secándose las lágrimas, después de un momento en silencio.

- Cuando supe que ustedes dos eran novios, Sergio se volvió un capricho para mí. Yo te envidiaba, Alicia, siempre te he envidiado... - suspiró, reflexiva - tu siempre fuiste la más guapa, la más inteligente... y yo en aquél entonces tenía solo 20 años, al principio sí creí que estaba enamorada, por eso lo tomé como un reto personal: tenía que quitártelo. Cuando me enteré de todo lo que él hacía, se me hizo fácil chantajearlo. Pero la verdad es yo nunca lo amé, y él tampoco me amó.

Julieta le siguió contando a Alicia como había sido la relación con Sergio en los últimos años, la manera en que empezaron a odiarse...

- ¡Y entonces intentó matarme porque amenacé con decirle todo a la prensa! – concluyó.

- ¿Ya has contado eso a Fabián y a la tía? - preguntó Alicia, sin ganas de opinar acerca de lo que le había hecho su hermana en el pasado. Ahora estaba feliz con Martin y sus hijos y eso era lo más importante, pero a Sergio si le tenía odio, todavía no podía creer en como él la había manipulado.

- ¡No, quería decírtelo a ti primero!

- Pues tenemos que contarles y denunciar a Sergio por esto también. – dijo seria.

- No te preocupes, Alicia, ¡yo me encargaré de darle a Sergio el castigo que se merece por lo que me hizo y lo que te hizo a ti!

- ¿Qué quieres decir con eso, Julieta?

El acompañante (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora