Alicia sólo se tardó un minuto en recuperarse del susto y dirigirse hacia la puerta.
"No puede ser él ... no, ¡no se aparecería así!" - Alicia pensó mientras giraba las llaves para abrir la puerta.
Cuando la abrió, sintió que su corazón le latía con fuerza en el pecho ... ¡estaba equivocada! Tenía en frente a un muy nervioso Martin que la miraba con ojos muy abiertos y preocupados.
-¡Martin! - fue lo único que ella pudo decir.
-¡Por favor, Alicia, tenemos que hablar!
- No tenemos nada de qué hablar. ¡Por favor, vete! - pidió Alicia cerrando la puerta, pero fue impedida por Martin.
- ¡No te lo pido solo por mí, también por nuestro hijo! – dijo mirándola a los ojos.
- ¡No uses a MI hijo para tu beneficio! – expresó enojada.
- Perdón... pero al menos escúchame. ¡Por favor, te lo ruego!
- No lo sé... ¡no tenemos nada más de qué hablar! - dijo Alicia mirándolo. Tenerlo frente a ella después de tantos días fue más difícil de lo que imaginaba que sería.
- Por el amor que una vez dijiste que me tenías ... ¡escúchame! No te tomaré mucho tiempo. – insistió.
Alicia se perdió en la inmensidad de esos ojos claros y por un momento se olvidó de que Martin esperaba una respuesta suya ...
- ¡Está bien! – dijo, dando paso a Martin para que entrara al departamento.
A cada minuto cerca de él, crecía la angustia de Alicia. Ella sabía que independientemente de lo que Martin tenía para decirle, no podría perdonarlo ... no ahora.
Alicia le indicó con un gesto que se sentara.
- Puedes decir lo que quieras ... ¡Te escucho!
- Vine porque te amo y quiero que volvamos a estar juntos, lo que dije del bebé fue una estupidez. Tenía miedo... miedo a no ser un buen padre, miedo a lo desconocido. – suspiró y la miró a los ojos - Pero después de que te perdí a ti y a mi hijo, descubrí un miedo más grande que cualquier inseguridad que pudiera tener... conocí el miedo a no tenerlos a los dos a mi lado. Te amo, Alicia, incluso más que antes. Quiero a nuestro hijo. Seré el hombre más bendecido cuando nazca. – sonrió levemente - Sé que no me vas a perdonar ahora, pero tenía que venir hasta aquí para decirte esto y hacerte saber lo mucho que me arrepiento de haber pensado solo en mí, me imagino que para ti tampoco está siendo fácil. ¡Los quiero a los dos conmigo para siempre y no me voy a rendir!
Cuando terminó de hablar, Martin ya no pudo contener sus lágrimas. Alicia estaba tratando de no llorar, pero al final de su discurso tampoco pudo.
- ¡Por favor, mi amor, no llores! – pidió él, tomando sus manos que estaban frías.
- Vete, Martin ... por favor, ¡déjame sola! – dijo entre lágrimas.
- No, no puedo dejarte así ... estás embarazada y no quiero que te pase nada. ¡Me quedaré hasta que te calmes!
Alicia apartó la mano de la suya. Se estaba volviendo difícil pensar en algo por lo cerca que estaban los dos.
Martin se quedó en silencio mirándola, tenía muchas ganas de abrazarla, besarla y decirle lo mucho que ella le importaba, pero sabía que no debería hacer eso.
- ¿Sabes qué? – ella se secó las lágrimas – A mi edad, yo tampoco esperaba ser madre, tampoco supe cómo reaccionar cuándo el doctor Richard me habló de lo que sospechaba, pero realmente pensé que te ibas a poner feliz con la noticia. – se desahogó – Yo también tuve miedo, y todavía lo sigo teniendo, pero si de algo estoy segura es de que voy a amar mucho a mi hijo y voy a ser la mejor madre que pueda. Y no te preocupes, ya me calmé... ¡Ahora por favor, déjame en paz! – dijo ya más tranquila, pero con el corazón apretado.
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El acompañante (ADAPTACIÓN)
RomanceAlicia Montiel se va a Londres para huir de los recuerdos de su casi matrimonio fallido con Sergio Carranza. Allí se convierte en una respetada profesional, pero su vida amorosa nunca se recuperó después de lo sucedido. Ahora, después de 10 años lej...