Tsukishima Kei

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—Buenas noches Keishin -saludó aquella chica de cabellera negra mientras entraba a la tienda Sakanoshita.

—¡Respétame! Soy mayor que tú niña tonta -se quejó mientras apagaba su cigarrillo.

—Perdiste la apuesta -comentó la pelinegra mientras se adentraba al pasillo de golosinas.

—Tiene más de una semana.

—Igual perdiste.

La chica tomó su golosina favorita y caminó hasta la caja.

—Solo eso -dijo y Keishin la miró- Por favor tío Keishin.

—Irrespetuosa.

—Gracias -dijo mientras entregaba el dinero- Nos vemos después y por favor, ve a cenar a mi casa.

—El tonto de tu padre no sabe perder.

—Tú tampoco, eso me hace la mejor entre ustedes, así que ve.

Keishin bufó en forma de aceptación y la chica salió sonriendo. Aquella pelinegra de nombre Amaya era sobrina de Keishin, por que él y el padre de la chica eran primos. Días atrás, la chica ganó en un juego de cartas. Tres veces.

Al meterse a un callejón para llegar a su casa, vio a Tadashi.

Corrió y buscó con la mirada al rubio que tanto quería.

Al no encontrarlo, se acercó al chico pecoso.

—¡Hey! Tadashi.

El chico volteó y sonrió al encontrar a su vecina.

—Amaya-san, buenas noches.

—Hola, ¿Y Kei?

—¿Tsukki? Se despidió rápido.

—¿Pasa algo?

—El club lo tiene un poco fastidiado, es todo.

Hubieron días en donde Tsukishima solo ponía pretextos para no salir de su casa. Los días pasaban y aquella chica se preocupaba por su novio. Sabía que el rubio era alguien a quién le costaba demostrar afecto pero últimamente estaba más distante. 

Se conocieron gracias a Yamaguchi.

Un fin de semana, Amaya le envió un mensaje a Kei para avisarle que iría a su casa y no aceptó un no por respuesta.

Pasó a la tienda de su tío por algunas golosinas y seguir su camino.

Al llegar a su casa, la madre de Kei la recibió y le dijo en dónde estaba su hijo.

Tocó la puerta de su habitación y simplemente se escuchó un "adelante". La chica abrió y encontró a su novio en su escritorio con algunos libros abiertos.

—Hey... Hola.

Kei volteó y suspiró como si estuviera rindiéndose.

—¿Qué haces acá?

—Vine para vernos... Hace días no lo hacemos.

—He estado ocupado -respondió para ver de nuevo sus libros.

—Tadashi me comentó que el club no te tiene muy bien.

—Sí... Así es.

—Sino fuera por él, no me entero de lo que te pasa.

—Me aburre estar con tipos ruidosos, es todo.

La chica se acercó al escritorio para dejar unas galletas y un jugo. Kei miró las cosas buscando una respuesta.

—Necesitas algo de energía.

—No tengo hambre -respondió sin ganas.

La chica caminó hasta la cama de Kei para sentarse y tomar su móvil.

𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡𝑠 - 𝑯𝒂𝒊𝒌𝒚𝒖𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora