Tanaka Ryūnosuke

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—Cada día te noto más desanimada -dijo una chica algo alta de tez morena- Decide si le hablarás o no.

—Todo el mundo sabe que él y su amigo el bajito están enamorados de la mánager de su club, ¿Crees que tendría oportunidad? -dijo con cierta tristeza Hikari.

Hikari era una chica de tercer año, al igual que su amiga con quién ahora hablaba de sus problemas románticos.

—¡Además! Soy un año mayor.

—La mánager también y ellos están enamorados de ella... ¿Sabes? No falta mucho para la graduación.

Hikari miró con duda a su amiga.

Ella había estado interesada en aquel chico del club de volleybal desde que hubo una celebración en aquella escuela de cuervos y coincidieron en dicho evento.

Tanaka era lindo a su manera, esto según Hikari.

Probablemente se habría acercado a él cuando tuvo aquel pequeño sentimiento de quererlo conocer más, pero se detuvo por uno u otro motivo. El mayor de ellos, que era un año mayor.

—Lo pensaré.

—Siempre dices lo mismo y el tiempo se te va.

—Es difícil ¿Sí? 

—Nunca sabrás sino te arriesgas -dijo su amiga tomando su bolso- Nos vemos mañana Hikari.

—Adiós.

Se quedó ahí unos minutos.

Esos minutos duraron mucho que quizás se hicieron horas.

Ella salía de la biblioteca junto a otra compañera cuando vio a unos chicos en grupo que iban hacia la salida.

Rápidamente reconoció a ese grupo, sobre todo por un pelinaraja que irradiaba felicidad mientras que los demás iban casi durmiendo.

Su corazón latió rápido, dudó seriamente si acercarse.

Estaban a semanas de irse de aquella preparatoria, ¿Qué podría perder?

Se despidió de su amiga y caminó directo hacia el grupo de amigos. En la salida, la mayoría tomó caminos diferentes pero ella debía de ir detrás del chico, pues la parada en donde ella tomaba el autobus, quedaba después de la de Ryuunoske.

—Oye -llamó tímidamente Hikari.

Tanaka volteó dudando y miró a la chica.

—¿Yo? -se señaló a sí mismo, ella asintió ¡Oh!

—Verás... Y-yo soy Hikari y-

—¡Sí, te conozco desde el evento pasado! Ya sabes, donde nuestros grupos trabajaron juntos.

El corazón de la chica se detuvo.

—Vaya, ¿Me conoces? -preguntó, sorprendida.

—¡Yep! Verás -dijo el chico poniéndose un poco nervioso- Eh, es que tú... No sé como decirlo.

La chica quería brincar o correr, tenía emociones juntas ¿El chico sentía lo mismo que ella?

—¿Pasa algo? -preguntó Hikari con ciertos nervios.

—Es que... Le agradas a un amigo.

—¿Qué?

¿Qué? 

Esa pregunta le quitó toda esperanza.

—Se llama Ennoshita ¡Pero no le digas que te dije, por favor!

—¿Ennoshita? -preguntó en susurro solo para ella.

—Es un buen tipo.

—Pero eso-

—Shh, que sea secreto.

—Tanaka-san -llamó y el chico la miró- Y-yo, quería decirte algo.

—¡Oh sí! Dime.

—Desde hace unos días, lo he pensado... Desde aquel evento en el que nuestros grupos participaron te noté y... Y-

La chica cortó y miró por unos segundos al chico.

Tanaka por su parte estaba sorprendido, sus ojos lo delataban al igual que aquel carmesí de sus mejillas.

—Tanaka-san... Me gustas -dijo finalmente Hikari.

El silencio predominó unos segundos que fueron eternos para ambos.

—... ¿Qué?

—Está bien sino correspondes mis sentimientos... Solo quería, decirlo -mencionó con pena Hikari.

—Y-yo... No lo esperaba.

Los nervios de Tanaka eran evidentes y era claro que no se esperaba una declaración, mucho menos en la parada del autobus.

—Sé que no es el momento pero... Debía decirlo -dijo en un susurro Hikari, lleno de pena.

—Wow y-yo... Lo siento pero... Me gusta alguien más y hemos empezado a salir.

Hikari miró por un momento a Tanaka, él miraba a su derecha.

Entendió que eso pasaría en cualquier momento, tenía un poco de esperanzas pero ahora todo era nulo, no había nada.

Nunca lo hubo.

—Bien.

—¡Pero!... Podemos ser amigos -dijo rápido Tanaka con una "sonrisa", que más bien fue una mueca.

—Seguro... Disculpa esto -dijo Hikari mientras empezaba a caminar.

Con cada paso aceleraba más y más.

Su garganta dolía y poco a poco su vista se empezaba a nublar.

Tomó con fuerza su mochila y emprendió hacia un parque. No iría a casa.

Tanaka por su parte quedó ahí de pie. Ni siquiera se fijó en que el autobus pasó y lo perdió.

¿Estaba sorprendido? Sí, mucho.

¿Ahora qué? Tanaka no podía dudar, él tenía muy claro sus sentimientos y solo pensar en que Kiyoko, la mánager de su club, había aceptado una cita lo ponía demasiado feliz.

Así que sí, Tanaka tenía muy claro sus sentimientos.

Pero Hikari, estaba en un columpio con el corazón roto.

Un corazón roto que quizás le cueste semanas sanar.



𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡𝑠 - 𝑯𝒂𝒊𝒌𝒚𝒖𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora